lunes, 27 de febrero de 2017

Lo que sucede conviene.

No sé si en otros pueblos ésta frase se utiliza. Sin embargo para nosotros los cubanos, es una idea bastante popular, que se repite y repite de generaciones en generaciones, como todas las cosas que nos llegan sin explicarse a través de la tradición oral.

Lo que sucede conviene, puede ser una frase de consuelo, cuando algo malo nos ha pasado y no sabemos qué será de nosotros, pero deseamos o auguramos que mejor podrá ser, o sencillamente, pues la utilizamos para festejar la llegada de una nueva acción, acontecimiento o logro que supera nuestro estado anterior.

Es frecuente escucharlo cuando alguien se divorcia por causa de su pareja y entonces los amigos, pues al no tener mucho que decir, traemos aquello de, no te preocupes, lo que sucede conviene, ya encontrarás a alguien mejor o cuando pierdes el trabajo y casi al borde de suicidarte alguien te recuerda, no has perdido nada, métele de nuevo, lo que sucede conviene y ahora encontrarás el trabajo ideal.

Claro que cuando encuentras a esa aparente mejor pareja o trabajo, la frase es clásica, te lo dije, lo que sucede conviene.

Podría funcionar para todo, incluso para alegrarnos disimuladamente de la muerte de alguien que debía morir. Pues si, ahí también lo que sucede conviene.

Llevo casi tres meses con el famoso dolor en la nalga y pierna izquierdas del que ya he contado. Ese dolor, que ahora es menos, por muchas semanas me ha impedido realizar mi vida cotidiana, que en líneas generales está caracterizada por la variedad y agilidad de mis movimientos. Sigo siendo una persona activa, de esas que siempre tiene algo que hacer con las manos y el cuerpo, por lo que la idea de estar sentado días y semanas frente a la TV no me viene bien. No me ha quedado más remedio que hacerlo, pero extraño mi posibilidad de salir, entrar, caminar e incluso trabajar. Si, incluso trabajar.

Entonces medio aburrido, he llegado a desear cosas como por ejemplo ir al super mercado y que la acción ahora demore mucho tiempo. Así es la vida real, cada cosa tiene su momento y es movida por diferentes motivaciones.

En la búsqueda de ir al super y no sufrir tanto dolor, Jonathan me recomendó que podía utilizar uno de los carritos eléctricos que están en las puertas de los grandes super mercados. Yo, aunque los había visto, nunca me había interesado en ellos y debo reconocer que el primer pensamiento que me vino a la cabeza frente a la recomendación de mi hijo fue, eso es para viejos. No obstante frente al dolor, pues me arriesgue,  y con algún miedo a ser captado por la cámara indiscreta de algún paparazzi, me encaramé en uno para recorrer la tienda.

A los 10 minutos lo que experimenté fue fantástico y además súper divertido. Jamás pensé que la actividad de comprar pudiera ser tan agradable.

Ahora, pues cada vez que voy, ya sin dudas, me siento en uno de los carritos, que por demás se pueden usar gratis como un servicio adicional que ofrece el lugar, y entonces trato de que la actividad de compra sea lo más lenta posible.

Me trae recuerdos de mi infancia de aquellos carritos locos que poco duraron después del accidente.

Ahora a mi edad, esto sólo puede ser comparado con asistir a un gran parque de diversiones, incluso he pensado que no necesito mucho visitar el por tantos años más que deseado parque de Walt Disney. La posibilidad de estar dentro de un gran mercado, montado en un carrito eléctrico, sin costo adicional y atravesar lineales, chocar con otros carritos, darle para adelante y para atrás sin mucha justificación, estar rodeado de gente que te mira y sonríe, es insuperable.

Así es la vida, lo que sucede conviene, ahora gracias a mi dolor, estoy loco porque llegue el fin de semana para ir al super mercado. Más aún, quisiera que la actividad de comprar no terminara nunca. He pensado que puedo estar desde que el super abre hasta que cierra montado en mi carrito, haciendo nada, sólo dando vueltas.

Si no han tenido esta experiencia, pues anímense y traten de clasificar en uno de ellos. Aclaro, al menos aquí en USA, no tienes que pagar nada para utilizarlos, los carritos no están amarrados con una cadena y un candado y no existe una persona que reparte turnos, que cobre por el alquiler o peor que esté sentado en una silla con un platico en las piernas esperando que le eches unas monedas, sonriendo al que echa y poniéndole mala cara al que no abone.

Cuando la "fiesta" de la compra termina y tengo que poner el carrito en su lugar, pues vuelvo a sentir lo mismo que los niños cuando se acaban las vueltas en el aparato que los papas han pagado y tienen que bajarse para volver a hacer la cola para volver a subirse. Las vueltas no son las mismas para padres que para los niños. A los papás siempre nos parece que demoran una eternidad, que son demasiadas, que el tiempo no pasa, y para los niños siempre son pocas, sin importar que estén encaramados sobre un caballito o un carrito todo un siglo.

Lo que sucede conviene. Uno nunca sabe dónde encuentra la verdadera felicidad. JAJAJAJA. Incluso cómo algo tan .... como comprar en un super mercado, puede convertirse en una actividad agradable y divertida.

Cuántas discusiones y malas caras nos hubiéramos ahorrado si nuestras esposas inteligentes, nos hubieran comprado un carrito eléctrico y tal como hacen con los niños y los coches, nos bajaran del auto y nos sentaran en nuestros carritos y nos dejaran conducirlos libremente por dentro de los super mercados. De seguro, la mayor parte de los hombres, acusados de no gustarnos las tiendas, daríamos gritos y lloraríamos porque nos lleven de compra todos los fines de semana.

jueves, 23 de febrero de 2017

“Donald Trump es la ignorancia llevada al poder” Roger Cohen


Cualquier tema de pensamiento que uno enfrente puede tener y de hecho tiene siempre, miles de aristas e interpretaciones, de ahí que, paralelo a la madurez, se haga tan difícil concluir absolutamente sobre algo.

Las ciencias exactas son siempre más fáciles, de ahí que agua + limón + azúcar, siempre da limonada. 

Entonces como he escrito sobre temas que están ahora mismo en el candelero dentro de Estados Unidos y no creo haberme ni tan siquiera aproximado a la posible verdad, reproduzco este material que me parece inteligente y además sosegado. 

No digo que sea la Biblia de lo que está ocurriendo, pero nos puede seguir ayudando a conocer, que mucho nos hace falta y a entender.
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Entrevista hecha por Irene Hernández Velasco en Madrid y publicada ayer 22 de febrero del 2017 en El Mundo a Roger Cohen, Director de la Sección Internacional del diario "The New York Times", desde septiembre del 2001. 

“Donald Trump es la ignorancia llevada al poder”
 
Roger Cohen

¿Qué le hace ver en Trump dejes dictatoriales similares a los de los líderes fascistas y nazis de la Europa de los años 30?
R/  Creo que tenemos un presidente muy autoritario, con tendencia a borrar la diferencia entre lo que es mentira y lo que es verdad. Cualquier dictador quiere un pueblo que no sepa dónde está, que se encuentre desorientado, que sea capaz de creer que dos más dos son cinco, porque en ese caso la verdad del líder, del dictador, se convierte en la verdad con mayúsculas. En Estados Unidos todavía no estamos en ese punto y espero que no lo estemos nunca, pero lo que está ocurriendo con este presidente es muy preocupante. Tiene una personalidad muy inestable, es muy impetuoso, muy irascible, muy egocéntrico, le gusta ser el centro de atención y es muy caótico. Así que tenemos que estar atentos.

¿La democracia en Estados Unidos está en peligro?
R/   No creo que esté en peligro inminente, pero sí creo que debemos estar muy atentos. Y en ese sentido los medios de comunicación, el llamado cuarto poder, juega un papel fundamental. Tenemos que contar lo que está ocurriendo, los hechos, sin ponernos del lado de nadie. Y la eficacia de la prensa ya se está demostrando, lo hemos visto en el caso de Michael Flynn, quien se ha visto obligado a dimitir como asesor de Seguridad Nacional después de que una investigación periodística sacara a la luz sus conversaciones con el embajador ruso. Y la Justicia ha sido muy efectiva a la hora de suspender el veto migratorio del presidente Trump, así que la división de poderes diseñada tantos años atrás por los padres fundadores de Estados Unidos en nuestra Constitución se está demostrando efectiva. Pero el presidente Trump se comporta más como el líder de un movimiento que como el presidente de todos los estadounidenses. Se dedica a tuitear a sus 30 millones de seguidores, celebra mítines como el que dio el pasado sábado en Florida y muestra un comportamiento muy autoritario.

¿Son la Justicia y la prensa sobre quienes recae la responsabilidad de pararle los pies a Trump en caso de que vaya demasiado lejos? ¿Y el Congreso?
R/  Esa responsabilidad también incumbe al Congreso y esperemos que cumpla con ella, ojalá. El Congreso tendría que reaccionar y cumplir con su obligación si salen a la luz evidencias de que hubo colusión, algún tipo de cooperación, entre Moscú y la Administración Trump durante la campaña electoral para subvertir el resultado de las elecciones de noviembre pasado o si se destapa lavado de dinero por parte de las organizaciones de Trump a través de compañías rusas. Lo que pasa es que el actual es un Congreso de mayoría republicana, y por ahora muy pocos congresistas o senadores republicanos critican al presidente. Pero confiemos en que el Congreso reaccionaría si los cargos contra Trump fueran importantes.

¿Cuál es el papel que los medios de comunicación deben de jugar ante la administración Trump?
R/  Exactamente el que estamos jugando: llamar a las cosas por su nombre. Decir que el negro es negro, que el blanco es blanco y que los hechos son hechos. Los periodistas tenemos que señalar con el dedo las mentiras de esta administración, algo que lamentablemente ocurre sin parar. La última, el falso ataque terrorista en Suecia con el que se descolgó Trump durante su mitin del pasado sábado en Florida. Por un lado, es todo tan grotesco que resulta divertido, pero en realidad es muy peligroso. Históricamente la palabra de un presidente estadounidense era algo solemne e importante para la seguridad global. En un mes, Donald Trump ha devaluado completamente, com-ple-ta-me-nte, la palabra del presidente americano. Vengo de Múnich, de la Conferencia de Seguridad que allí se ha celebrado y en la que ha participado el vicepresidente Pence. Y a pesar de que Pence no ha dejado de señalar allí que la OTAN es fantástica y maravillosa y que Estados Unidos nunca jamás, bajo ninguna circunstancia, abandonará esa organización, el presidente Trump ha dicho que la OTAN está obsoleta. ¿A quién debemos creer? ¿Qué significa esa disparidad de opiniones? ¿Se trata de un intento deliberado de desorientar a la gente o es pura incompetencia? No lo sabemos. Pero es algo perturbador, que desorienta y que genera conflictividad.

¿Y cuál es su interpretación personal?
R/  El presidente es el presidente. Y Trump no tiene ningún interés ni ningún conocimiento de la historia europea. Considera que la OTAN está obsoleta y no concede por ejemplo ninguna importancia a la más relevante creación política dela segunda mitad del siglo XX: la Unión Europea. De hecho, hace abiertamente llamamientos a los países para que abandonen la UE. Sin embargo, hace 40 años España era un país pobre, dividido entre los que apoyaban a Franco y la oposición y bastante aislado. Y gracias a la UE España ahora es un país próspero y con un peso importante en Europa. Se trata de logros históricos que nuestro presidente, Donald Trump, desconoce y que no le interesan. Trump no tiene ningún tipo de apego al concepto de alianza atlántica.

Incluso se diría que Trump se siente orgulloso de su ignorancia, que alardea de ella, ¿no le parece?
R/  Sí, Trump es la ignorancia llevada al poder.

Aunque con resultados desiguales, Estados Unidos ha jugado durante décadas el papel de garante del orden mundial. Ahora, sin embargo, no son pocos los que lo perciben como un peligro...
R/  Sí, en la Cumbre de Seguridad de Múnich por primera vez se ha visto a Europa mirando a América con ambigüedad e incertidumbre. Preguntándose: ¿Es EEUU nuestro amigo? ¿Es un amigo que se encuentra mal y necesita que le ingresen en la UVI? Es verdad que muchas cosas ya habían cambiado antes de que Trump llegara a la Casa Blanca. El ascenso de China, la impotencia y debilidad en Siria de Estados Unidos bajo la administración Obama, Putin llenando el vacío... No es que estas tendencias no estuvieran antes de la llegada de Trump. Pero una cosa es ver un cambio gradual de poder a nivel global y otra ver a un presidente de EEUU que propone una forma de poder alejada de la idea americana. Porque el presidente Trump no habla de los valores americanos, de libertad, de democracia, de respeto a la ley, de un orden mundial basado en unas reglas. Tiene un concepto puramente mercantilista de las relaciones exteriores, como si fueran transacciones: qué me das y qué te doy yo a cambio. Como usted ha dicho, EEUU ha hecho de garante de la seguridad mundial durante 75 años. Y ahora, no sabemos a dónde nos dirigimos ni cuál es nuestra política internacional. ¿Quiere Trump ir a la guerra con Irán? No lo sé. Tal vez.

¿Cuál es según su opinión el principal desafío que la administración Trump tiene por delante? ¿La relación con Moscú, tal vez? Trump afirma que su principal objetivo es la lucha contra el terrorismo...
R/  Bueno, dice que está preparando un plan militar para eliminar completamente al ISIS de la faz de la tierra. Quién sabe. Respecto a Rusia, hasta ahora la considerábamos responsable de lo ocurrido en Ucrania, en Siria... Pero ahora no sabemos claramente cuál es nuestra oposición. Lo que sí parece es que hay una misteriosa conexión entre Putin y Trump. No sabemos si se basa en dinero, en algún tipo de poder que Rusia tiene sobre Trump a causa de cierto material que tendría en sus manos... No lo sabemos, es un misterio. Pero no cabe duda de que nuestra relación con Moscú supone un gran desafío. Y nuestras relaciones con México son otro enorme desafío. Pero la realidad es que hasta ahora Estados Unidos no ha tenido una política internacional. El secretario de Estado, Rex Tillerson, es un fantasma, no está en este mundo. El departamento de Estado solía celebrar reuniones informativas diarias. Pues bien: no ha convocado una sola, de ningún tipo, en cuatro semanas ya. El secretario de Estado no tiene portavoz. No hay ruedas de prensa. Si Rex Tillerson ha puesto el pie en la Casa Blanca no habrá sido probablemente en más de dos ocasiones. El Consejo de Seguridad Nacional se habrá reunido quizás en una ocasión. Ahora mismo lo que tenemos es eso: un caos absoluto. Habrá quien diga que el caos no está mal, que es peor la parálisis. Y por su parte Wall Street considera que Trump está bien. A lo mejor es que ellos saben algo que nosotros no sabemos.

Trump en Estados Unidos, Brexit, elecciones en Holanda el mes que viene, en Francia, en Alemania. ¿El mundo pueda cambiar radicalmente en unos meses?
R/  El mundo ya es diferente, es muy distinto desde la llegada de Trump. Y si Marine Le Pen gana en Francia, creo que será el fin de la UE. Y la posibilidad de que gane ha dejado de ser inconcebible. Una cosa es que Gran Bretaña abandone la UE, pero el eje franco-alemán es el corazón de la UE. Y si Francia toma un camino antieuropeo, será casi imposible que sobreviva. Y eso obviamente es lo que quiere Putin. Putin quiere romper el pacto transatlántico, quiere divorciar a Estados Unidos y a Europa y, para acabar, quiere fragmentar Europa. Porque, es evidente, todo eso hace a Rusia más poderosa y más influyente. Hay que ver si lo consigue. Hay que ver qué ocurre en Holanda y qué pasa en Alemania. En Alemania la extrema derecha no va a ganar, pero podemos ver el fin de la cancillería de Angela Merkel, alguien que ha significado una tremenda estabilidad. Es un momento preocupante, un momento en el que uno debería de pararse un poco a pensar. Porque se nos olvida que en el pasado Europa era un lugar peligroso y que no deberíamos jugar con fuego y abandonar algo que ha transformado la vida de cientos de millones de europeos.

¿Le sorprendería, después de lo que hemos visto en estas primeras semanas en la Casa Blanca, que Donald Trump acabara siendo destituido como presidente a través del procedimiento conocido como impeachment?
R/  Si tomamos como referencia lo ocurrido en este primer mes y el caos que reina, podría aventurarse que tal vez sí. Para que haya un impeachment debe de haber antes indicios de un delito grave, y eso por ahora no lo hay. Pero podría haberlos. El impeachment es una ruta, pero también hay otra. La otra ruta es que el Ejecutivo eche mano del artículo 25 y declare que el presidente es psíquica o físicamente incapaz de llevar a cabo sus funciones. Tampoco estamos todavía en ese punto, pero en Trump vemos muchos signos de una extraña inestabilidad. Sin embargo, creo que lo más probable es que Trump acabe su mandato. Pero también tiene más posibilidades que ninguno de los recientes presidentes americanos de que algo pase y no concluya su mandato.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Deportaciones en el Siglo XXI. ¿Bueno o malo, justo o injusto? (Cuarta Parte)

"Desgraciadamente hay gente que prefiere los muros a los caminos"
Joan M. Serrat.

He leído dos ideas aparentemente geniales, pero que cuando uno se detiene a pensar en ellas, inmediatamente se concluye que de geniales no tienen nada.

La primera es la construcción de un muro, o la continuación del muro que ya existe, que además se propone que pague México y la otra es acabar de sacar a todos los emigrantes que no clasifican como “originales”. Ambas, más allá de propuestas populistas y electorales, jamás funcionarán, así como se han estructurado.


El muro entre los dos países no lo inventó Trump, ya existe en una buena parte de la frontera y en realidad, si es cierto que debe detener o al menos hacer más difícil el movimiento de personas hacia los Estados Unidos y que ya le debe costar a este país millones de dólares, también es cierto que de inviolable, nada.

Acabo de ver un video donde una periodista que se encontraba del lado norteamericano desarrollando una noticia, presenció y filmo de casualidad, cómo funciona el tema. Ella estaba parada en un lugar donde el muro hecho de vigas de metal tiene 9 metros de altura, pues en un momento dos jóvenes, aparentemente mexicanos, de menos de 25 años con dos mochilas rectangulares a las espaldas, saltaron sin grandes dificultades desde la parte mexicana hacia la norteamericana.

Las mochilas rectangulares presumiblemente estaban llenas de droga, mariguana por lo ligera que parecían. Los jóvenes se bajaron del muro y echaron a andar, diciéndole a la periodista y a su cámara que no los filmara. Sacaron un celular en el medio de la calle, mochilas a las espaldas e hicieron una llamada, todo esto a plena luz del día. Al parecer no encontraron el contacto o estaban perdidos y todavía hablando con la periodista, se volvieron para el muro, lo escalaron como si nada y se regresaron a la parte mexicana de donde habían salido. Repito todo esto a plena luz del día, con la calle en ambos lados del protagonico muro llena de personas y lo que es más curioso, un patrullero norteamericano parqueado a pocos metros de donde los dos jóvenes saltaron primero para acá y luego para allá. No pasó nada en ninguno de los dos lados, más allá del asombro de la periodista.

Entonces, igual que en República Dominicana con el puente y en Egipto con las pirámides, el muro puede ser la obra que estamos buscando para inmortalizarnos.

Luego, he leído que tenemos que sacar a todos los inmigrantes y eso me da risa. No sé a quién se refiere, pero tendríamos que ir a buscar los restos de los primeros británicos que fundaron la villa de Plymouth en el siglo XVII.

Después, parece que entendiendo que se les había ido la mano, he leído que la idea es deportar a los ilegales. Esto puede tener cierta lógica, pero por la cuenta que existe esa cifra de ilegales asciende a 11 millones y medio de personas. Entonces la pregunta es cómo. No es tan fácil como fumigar una plaga o talar árboles.

Complicado. Esos ilegales están dispersados por todo el país inmenso que tenemos. Existen muchas mamás que entraron ilegales y han dado a luz bajo la bandera de las barras y las estrellas, y no veo muy coherente, humano y saludable, enviar a la mamá de regreso y poner al niño en una beca de gobierno o entregarlo en adopción. Muchos de esos niñitos trigueños de piel, de cabezas grandes, chaparritos de pelo muy negro, con caritas de indígenas, hoy no hablan ni el español porque son norteamericanos.

Difícil porque muchas compañías comerciales, se han venido haciendo las locas y están llenas de trabajadores ilegales, no sólo de México, sino de la mitad del mundo.



Al final me parece que se ha hecho énfasis en la deportación de aquellos que están ilegales y han cometido algún hecho criminal, como asesinato, tráfico de droga o armas, robos, etc. Muchos de ellos llevan años dentro de centros penitenciarios, otros caminan libres, pero están registrados y tienen pendientes sus casos y otros, como nada es perfecto, pues van escapando. Si, eso me parece bien. Además de estar ilegal, pues vienes a ocasionar problemas, pues te regresamos. Aquí hay que estar tranquilo y colaborar. Y es ahí donde había que discernir entre los ilegales que han venido a trabajar mucho y están aportando con su trabajo a que esto funcione y crezca y los ilegales que vienen a vender drogas, matar, estafar a los seguros médicos y al gobierno, a sembrar marihuana, a traficar con mujeres para prostituirlas, etc. Los primeros, para mí, que ya definí soy un inmigrante oportunista, pueden valorarse, estudiarse y al final tratar de encontrarles una solución. A los segundos, pues hay que devolverlos de una vez.

Los mexicanos están más jodidos en esto, porque cuando se habla de ilegales, la imagen que sigue es la de un mexicano. Si yo fuera mexicano estaría bravo. JAJAJA. En realidad, ilegales hay aquí de todos lados, latinoamericanos, asiáticos, e incluso europeos. No conozco si los africanos también pueden llegar de esa forma. 

El caso de algunos cubanos es más increíble. Llegas, te dan papeles y ayuda, cosa que el resto del mundo añora e incluso envidia, y a los tres meses de llegar, se ponen a sembrar marihuana dentro de las casas o a dirigir una red de prostitutas traídas “engañadas· desde Cuba. Alguno de estos tipos merece que lo perdonen, le den comida, atención, etc. Pues no. Algo me queda claro, una cosa es ser un pobre que ha cruzado la frontera en busca de trabajo y que vive aquí trabajando y otra es los que cruzan o no cruzan, pero se dedican al tráfico de seres humano, tráfico de armas, tráfico de drogas, estafa a compañías y al gobierno, etc.

Si no tenemos eso claro, no podemos estar tranquilo. No creo que todos los mexicanos sean delincuentes, ni que todos sean narcos, ni mucho menos que se dediquen a hacer el mal. Delincuentes hay en todas las naciones y no es para nada una exclusividad de los pobres. Ser pobre no significa delinquir obligatoriamente.

Para los cubanos, si no se nos olvidó, este es un tema complicado desde el punto de vista conceptual. Durante muchos años nos dedicamos a “luchar”, que es una traducción cercana a robar, mientras estuvimos en Cuba, otros tuvimos que pagar, a veces mucho dinero, para abordar una lancha o viajar a través de Centro América y México para llegar a la frontera y formamos parte del trafico humano. Otros, no pocos, descubrimos que para resolver algo en nuestra propia tierra había que “tocar”, o sea, sobornar o agradecer con dinero o aguacates, daba igual, por lo que lo de corrupción no nos es ajeno.

He escuchado a personas que hoy viven fuera de Cuba decir que no abandonaron el país ni por problemas políticos, ni por problemas económicos y me cuesta trabajo creerles.
Me resulta increíble que nos engañemos tanto. Si no se tuvo problemas económicos era porque o se recibía dinero del exterior limpio por diferentes justificaciones, se recibía por la izquierda un extra o se robaba a manos llenas. Eran las tres únicas formas de no tener problemas económicos, porque lo de vivir de un salario de obrero, técnico o profesional, exclusivamente del salario, era imposible. El primer problema político ideológico, era no tener problemas económicos. De ahí que las personas, aunque nadaran en dinero, tenían siempre a flor de boca aquello de estamos mal, estamos mal, porque muchas veces el peor enemigo era el propio vecino, hay olores que no se pueden controlar o la inocencia de los niños, de ahí que tomaran refrescos de latica metidos en pomos plásticos y que comieran langostas bajo el nombre de pescado de la bodega.

Lo de no tener problemas políticos en un país como Cuba era difícil. O se estuvo todo el tiempo a favor, cosa que al final entiendo o se fue un gran mentiroso hasta que las gomas del avión se separaron de la pista de aterrizaje. Ideológico en Cuba era todo. Vestir, comer, ver televisión, caminar, tomar ron, hacer una fiesta, hacer el amor. ¿Les puede parecer exagerado esto último? Pues les aseguro, con algún conocimiento de causa, que no. No hay nada exagerado en lo que se refiere a temas de problemas ideológicos en Cuba, por lo que, a no ser los cubanos que padecen de demencia senil, muchos de estos temas de legalidad, izquierda, tráfico, etc., nos puede tocar nuestra sensibilidad.

Lo cierto es que ahora los que están en contra de Trump, erigen las banderas de lo humanitario para echarle al tipo y hacer leña del árbol caído. Claro, ya dije que el tipo se ha robado el show y alguna consecuencia tiene que tener. Los que no lo quieren, pues lo acusan de racista, de loco, de anormal, de psiquiátrico, de inhumano, etc. y puede que tengan razón, que sea todo esto y más.

Sin embargo, he leído un poco sobre deportaciones. No puedo asegurar la veracidad de las fuentes que he utilizado, porque soy un simple mortal, aunque residente permanente. JAJAJAJA, y lo que me ha asombrado conocer es que, durante el gobierno de Obama, mí dulce Obama, es cuando más personas se han deportado en estos últimos años y esto me ha dejado tirado.

Según las fuentes que he visto, que se basa en datos publicados por el Departamento de Seguridad Nacional y la Oficina de Inmigración y Aduana, en los últimos 30 años, es precisamente Obama, el presidente que más personas he sacado del país, con una cifra cercana a las 2 800 000 personas, por encima de los malos de Reagan, Bush padre y Bush hijo y el también bueno de Clinton. ¿¿¿??? y lo que me llama más la atención es que nadie formó el gran revuelo que hoy existe con ese tema. ¿No lo sabíamos?, ¿No nos interesaba?, ¡Lo sabíamos pero Obama era dulce?, ¿Descubrimos a los ilegales ahora en enero de 2017?, ¿Tenemos ahora un amigo mexicano?


Claro que a Trump se le ha ocurrido hacer mucha bulla y ha metido en la misma cazuela muchos temas sensibles, muro, negros, inmigrantes, ilegales, deportaciones, America grande otra vez, etc. y sobre todo que esto lo ha hecho a sólo días de salir presidente, lo que hace el asunto menos potable. Creo que como un posible reality show, el tipo tiene el protagónico y nos ha puesto a participar, y gústenos o no nos guste, pues nuestra participación le ha subido el rating.  

Deportaciones en el Siglo XXI. ¿Bueno o malo, justo o injusto? (Tercera Parte)

Vuelvo a insistir en lo que ya dije, la idea de organizar un país, no es sólo un deber, sino una obligación de cada gobierno y presidente de turno. No importa el momento, no importa si antes se hizo o no, creo que los males que existen y se detectan tienen que ser superados. Lo bueno sería que existiera una continuidad, no importa el partido por el que llegues a ser electo, pero a veces los políticos, son nada más que eso políticos.

Lo de la necesidad de continuidad me recuerda de nuevo a República Dominicana. Los que no me crean, pueden ir e investigar o si no llamar a mi amigo Mario al teléfono ……, JAJAJA.

¿Cómo funciona allí la no continuidad?  El presidente de turno, elegía hacer un puente como una obra sobre la cual pasar a la historia. En ese puente se invertían millones de pesos dominicanos y/o dólares, y sabemos que de ese puente vivían muy bien el presidente, sus familiares, los que los apoyaban, sus amigos de la primaria, etc. OK, allí eso es parte autorizada de la vida. El puente por varias razones se quedaba al 75% de ejecución. El tipo no podía terminarlo, aunque ya le había sacado los “cuartos” como popularmente llaman al dinero.

El nuevo presidente, reconocía la necesidad del puente y entonces al lado del que ya había quedado casi terminado, proponía hacer un nuevo puente desde cero, obra personal que lo llevaría a la “inmortalidad”. Nuevo puente que permitiría vivir bien hasta sus amigos de primaria. Y así con todo. ¿Continuidad?

Sé que algunos de ustedes dirán, pues claro, eso es porque es República Dominicana. Es cierto, puede ser que en algunos países más que en otros pasen algunas cosas extremas como esta, pero no nos engañemos, esto y más pasa dondequiera, por el contrario, mientras más desarrollo pueden ser mayor el problema, sólo que también tenemos más formas de enmascararlo.


Muchas veces no existe la continuidad como estrategia. Cada político quiere, en su período de gobierno, inventar el agua tibia y llega, con su idea de renovación total a desconocer lo que se ha venido haciendo. Con frecuencia nos encontramos encaramados en una ola que baja y sube constantemente, donde parece que lo más importante es el rating. Nosotros, pues nos dedicamos, con más o menos pasión, a vivir el momento, sólo el momento.

Muchos nos quejamos ahora de la presencia ilegal de personas y de la necesidad de arreglar de una vez y para todo el asunto aquí en Estados Unidos, lo que me parece genial, pero, más allá de un slogan para una campaña presidencial, la pregunta es, cómo.

Esto me recuerda que en nuestra Cuba, una vez también el gobierno trató el tema de la emigración. Claro, no de los inmigrantes extranjeros, porque no fueron muchos los locos que quisieron ir a vivir allí, aunque si hay que reconocer que tuvimos a muchos que fueron traídos por planes e intereses del gobierno, pero a esos nos los hicieron pasar como hermanos, sino de los que en busca de mejoría se movían dentro del propio país, cosa aparentemente lícita una vez que naces dentro de un determinado territorio nacional, no exclusivamente dentro de una provincia o municipio.

Heredado o a lo mejor recomendado por nuestros tutores soviéticos, que ya lo habían probado en su propio país, en un momento de nuestra historia última y bajo el criterio popular de que “La Habana no aguanta más”, se trató de organizar, regular, controlar y prohibir el movimiento de personas desde lo que llamamos provincias del interior hacia la capital del país. ¿Lo recuerdan?

Triste, porque no se trataba de extranjeros, menos de traficantes o criminales. Sencillamente eran cubanos que querían mejorar y como la revolución no llegaba a sus campos, pues ellos se movían a buscar a la revolución y la revolución estaba en La Habana. De ahí que la capital se poblara de tal manera que llegó a resultar difícil vivir dentro de ella. Las guaguas no alcanzaban, la electricidad y el agua escaseaban, los productos se agotaban, los edificios se caían por viejos es cierto, pero también por los inventos que le metimos adentro, la gente comenzó a estar en la calle sin hacer nada por falta de trabajo y resultaba difícil caminar por el Malecón en las noches, porque muchas personas que prácticamente no tenían donde vivir, seleccionaron ese agradable lugar para descansar y dormir. Los ladrones y carteristas comenzaron a polular.

No eran extranjeros, no los podían deportar de Cuba, muchos se hubieran alegrado de ese tipo de deportación, JAJAJA, pero el gobierno, a muchos, si los regresó para sus lugares de origen. Durante aquellos años, para viajar y vivir en La Habana había que tener un permiso especial por escrito, especie de salvo conducto, o sea, venías por tiempo limitado a una consulta de médico, a un entierro, a pasear unos días, etc. La persona que te aceptaba debía comunicar a las autoridades pertinentes que recibiría a un familiar bajo muy sólidas justificaciones y por tiempo limitado y después tunturuntu. ¿Lo recuerdan?

No es mentira que existen muchos barrios de eso que llamamos de llega y pon, cuyos orígenes no están en el capitalismo cruel y salvaje, sino en el propio período revolucionario. La gente fue llegando medio que clandestinamente, levantando casas de cualquier cosa, se fueron enganchando ilegalmente a los tendidos eléctricos y de ahí, hoy, no hay quién los saque. Ahora son también habaneros. JAJAJA. Es lícito, todos queremos mejorar.

Esto pasó durante mucho tiempo, y no recuerdo, para el caso específico de los cubanos, que hayamos protestado tanto por aquellas devoluciones internas. No recuerdo haber escuchado la palabra justicia frente a aquellas devoluciones. Es cierto, los del campo son un poquito diferente a los capitalinos, pero ellos son tan cubanos como el Morro de La Habana. Entonces lo que fue injusto, pues injusto fue, pero no recuerdo que nos motivara o afectara tanto como la deportación ahora de un ilegal extranjero. Puede ser que todos los que estamos aquí seamos habaneros. JAJAJAJA

Trump ha dicho que muchas veces las personas huyen de sus países porque en ellos no pueden vivir y es cierto, eso es una verdad de perogruyo, igual que los orientales venían para La Habana porque en Oriente la cosa estaba difícil. El gobierno limitado, no llegó nunca a equilibrar los niveles y después de que la gente nace con escuela y atención médica gratuitas, quieren más. La Habana se metía un muy elevado por ciento de lo que se producía o se traía, porque era la primera imagen, no por gusto el gobierno vivía en Miramar, Siboney y Atabey y no en Holguín, Camagüey o la muy histórica ciudad de Santiago de Cuba.


Hoy, en Estados Unidos, Trump aparece como el brujo de las deportaciones. Es cierto, ha creado mucho ruido con esto en muy poco tiempo, pero yo creo que ni él, ni el Espíritu Santo, podrá dar el tema por resuelto, por lo menos en un plazo corto, pues en el 2017 el asunto de la deportación se escribe con mayúscula. Se necesita de la continuidad.

lunes, 20 de febrero de 2017

Deportaciones en el Siglo XXI. ¿Bueno o malo, justo o injusto? (Segunda Parte)

Soy dentro de Estados Unidos un inmigrante. En realidad, podría ser llamado un inmigrante oportunista, pues no llegué aquí con VISA autorizada, ni como reclamado familiar, ni como casado, ni bajo ningún plan de gobierno. Llegué gracias a una dispensa que tuvimos los cubanos, sencillamente por ser cubanos.

Mi misión no fue brincar un muro, ni hacer un túnel, ni tan siquiera tirarme al mar como los del Mayflower, ni esconderme de las autoridades norteamericanas. Todo lo contrario, la garantía de mi misión estuvo en cruzar una línea amarilla que divide a dos países y entregarme a las autoridades enunciando las palabras mágicas que mucho antes me habían pesado y que para mi misión se convertirían en la llave al “paraíso”, soy CUBANO.

No fui ilegal en México, porque si estuve autorizado a estar allí, sólo dije una pequeña mentirita. No visitaría las ciudades que están cerca de la frontera con Estados Unidos. JAJAJA. Pequeñita mentira piadosa, como diría mi suegra, que ni las mismas autoridades que me dieron la entrada al país de los aztecas se podían creer. Soy CUBANO, significaba a la cara, voy para la frontera. Lo de las mentiritas en México parece ser un arte precolombino, por lo que tampoco es que me inventé nada nuevo.


Inmediatamente esa frase convertida en llave, me abrió, muy fácilmente en mi caso, el camino y me otorgó un status diferente dentro de la Unión. Eso me recuerda a una persona, practicante de varias religiones afrocubanas, que conocí hace muchos años en Cuba, que un día refiriéndose a “nuestro” Fidel me dijo, “Fidel es mi elegua, todo lo que el tipo cierra o prohíbe, a mí me da vida”. Pues sí, en mi caso también, gracias a ese elegua, hoy tengo un status legal, sin haber hecho mucho esfuerzo para obtenerlo.

Entonces, reconozco que soy un inmigrante oportunista ayudado por mi elegua Esteban, lo que hace que cuando se hable de inmigrantes ilegales, deportaciones, problemas, malas caras de los americanos, de los republicanos de Miami, etc., pues no me sienta aludido. Soy residente permanente en los Estados Unidos, desde que llegué trabajo por la derecha y pago mis contribuciones, por lo que la idea de tener que regresarme de dónde salí, no me quita el sueño.

Sin embargo, a pesar de este status, estoy trabado entre las medidas y noticias que se publican acerca de los inmigrantes, los legales y los ilegales y las famosas deportaciones. Una parte de mi dice que lo de organizar un país y sacar a los ilegales está bien y otra parte me hace pensar que esto es una desgracia, que es un abuso, que debían dejarlos y darles papeles, etc. Todavía como ser humano imperfecto que soy, no logro saber cuál de las dos partes es la que tiene la razón y creo que soy bendecido, JAJAJA, por no tener que tomar una decisión al respecto.

La idea de los inmigrantes y deportaciones llegaron a su máximo punto con las recientes elecciones presidenciales, porque como discurso electoral surtió efecto. Uno de los candidatos que resultó ser electo Presidente y su grupo de apoyo, descubrieron que es un sentimiento que existe y es importante dentro de una parte grande de la población norteamericana. Esa parte, sin pensar o incluso saber mucho de historia, pues culpa a esos inmigrantes de sus desgracias, cosa que es entendible, porque la idea de conseguir un enemigo al que echarle las culpas, resulta hasta cierto punto más fácil que pensar. Recordar que el llamado Bloqueo tiene la culpa de que en Cuba no se produzca y como consecuencia se coma boniato.

Seamos sinceros, durante muchos años a una parte de los empresarios norteamericanos les convino lo de los ilegales que se presentaba a trabajar. Eso no puede haber sido ningún secreto para ningún gobierno, pues si lo sé yo, es tonto que ellos no lo sepan y manejen. El ciudadano norteamericano, por diferentes causas, ha dejado de trabajar en algunas actividades duras y esos puestos han sido tomados por los que llegan y quieren trabajar y avanzar. Durante muchos años ha sido un secreto a voces, que los que trabajan en el campo, los mataderos, las construcciones, los arreglos de calles, las fabricas procesadoras de carne, etc., son inmigrantes y muchos son ilegales. Durante muchos años, los dejaban pasar por la frontera, les daban permiso de trabajo y los utilizaban. Es fácil decir ahora que esos inmigrantes les han quitado el trabajo a los norteamericanos, pero eso además de ser una mentira para las elecciones, es una gran mentira.

Tengo un amigo mexicano, Juan Carlos, el mejor mexicano que ha dado México y su papá trabajó 30 años aquí. Se pasaba 11 meses trabajando como un animal y ahorrando, viajaba a ver a su familia una vez al año, les llevaba lo que ellos necesitaban para vivir y luego se regresaba a trabajar otro año más. ¿Era terrorista?, ¿Era narco traficante?, ¿Vivía del negocio de las armas?, ¿Quería vivir definitivamente en Estados Unidos como norteamericano? Nada de eso. Era un tipo con una gran familia que mantener y descubrió que si trabajaba fuerte en USA por lo menos podría intentar que los suyos sufrieran menos económicamente. Hoy, muy viejito ya, vive en su México natal, donde obviamente un día morirá. Agustino, el padre de mi amigo, no se inventó lo de cruzar la frontera, sólo aprovechó la coyuntura que en aquellos momentos facilitaba cruzar, obtener papeles después de algún tiempo de miedo, y trabajar en aquellas cosas que los ciudadanos ya no querían hacer. Gracias a esos 30 años hoy tiene una mejor vejez en su patria.

Siempre es igual. Recuerdo que en República Dominicana, país pobre, en algunos aspectos muy pobre, los dominicanos no quieren cortar caña, no quieren trabajar en la construcción, porque sencillamente han descubierto que existen otros aún más pobres que lloran esos tipos de trabajos, o sea, los haitianos. ¿Podrían los dominicanos, para justificar el conflicto con los haitianos, decir que los segundos les están quitando el trabajo? Si, podrían, pero todos sabemos que eso es una gran mentira. Hasta donde puedo conocer, no son los haitianos los que se dedican al tráfico de cocaína en República Dominicana.

En Cuba, el gobierno se inventó lo de mover “planificadamente” a los habitantes de las provincias orientales que se los estaba llevando el Diablo para convertirlos en policías en La Habana, o en recolectores de cítricos en la Isla de la Juventud y en Provincia Habana. ¿Qué pasaba? Pues que los capitalinos se negaban a trabajar en el cítrico y mucho menos como policías. ¿Podríamos quejarnos los habaneros de que los policías son todos de Oriente? Pues sí, nos quejamos como parte de toda la queja contra el gobierno, pero en realidad los capitalinos preferíamos morir de hambre antes de salir a la calle como “miembros del orden público”.

Entonces en todos los lugares es lo mismo, todo depende del momento histórico en que se quiera utilizar un hecho. Es como sacar una frase de contexto y ponerla a decir exactamente lo contrario para lo que fue utilizada en su contexto original. Entonces como revisar la historia suele ser extremadamente complicado, dediquemos un pedacito de nuestro pensamiento, o quizás otro pensamiento, incluso mucho pensamiento, todo dependerá de quién piense, a hablar sobre las dos figuras políticas más famosas de la política norteamericana actual. Uno el presidente que terminó sus 8 años de gobierno, Obama y el otro el recién electo presidente al que le deben tocar como mínimo los cuatro años siguientes, Trump.

Uno de los temas que más tiene desvelado al mundo es el referido a la presencia de los inmigrantes en Estados Unidos. Lo de inmigrantes ilegales y legales y su deseada por muchos y posible deportación ha tomado una enorme dimensión, quizás desproporcionada, a raíz de las elecciones, porque, como sabemos, fue uno de los pilares de la campaña de Trump. Al principio se le fue la mano y habló de todos los inmigrantes, cosa que más allá de un discurso electoral no tiene ni pie ni cabezas y ha tenido que irlo variando y lo tendrá que seguir variando poco a poco. Trump, gústenos o no, es nuestro último presidente electo, no es el dueño de este país y aunque tenga el apoyo de muchos y sobre todo de mucho dinero, no está, ni podrá estar por encima de las leyes. Esa es la garantía.

No podría evaluar a Trump como presidente. El “amigo” no lleva ni tres meses en el puesto. No creo que haya tenido tiempo para conocer bien a todos los que integran su gobierno, el congreso, el senado, e incluso al servicio doméstico de la Casa Blanca. Tengo que reconocer que conozco muy poco sobre él, sólo sabía que existía, que era un multi, multimillonario norteamericano y que tenía un flamante edificio con su nombre en la azotea.

A pesar de lo que dicen de sus éxitos en el mundo empresarial y el dinero que tiene, lo que resulta innegable, no me gusta como persona, pero eso no es complicado porque tampoco me gusta el sobre dimensionado Pepe Antonio, Antonio Maceo, Rosita Fornés, Jorge Perugorría o el propio Esteban.

Por lo poco que he visto en estos meses, despojado yo de todo sentimiento político ideológico, el tipo me parece un prepotente medio alocado, excéntrico, de malas pulgas y medio payaso, como resumen, medio pesado. Puede ser que de ahora en adelante se convierta en el mejor de los presidentes que ha tenido este país, no lo dudo todo puede ser, pero ni así me gustará como persona.

Su primera misión fue ganar las elecciones cuando nadie lo creía posible, y luego, aceleradamente llamar la atención y convertirse en noticia con decisiones, a mi juicio, apresuradas. Si le reconozco que, como buen actor, se ha robado el show y eso, quizás es su principal idea sobre la política. Al no tener compromisos anteriores con el trabajo político, pues a lo mejor para él todo es un gran espectáculo, y por qué no, ha escogido burlarse de todo y de todos. Al final, no depende del gobierno para comer, no depende de su buena o mala acción para pasar a la historia. Puede que incluso no le interese la evaluación que se haga al final de su período.

Con suerte uno nunca sabe, tendrá tiempo para probar sus ideas, tendrá tiempo para enseñarles a sus norteamericanos cómo es que se tiene que hacer. Si logra un buen equipo tomará medidas más mesuradas y sólidas y por qué no, volverá a hacer de “America” un gran país otra vez para su concepto y el de sus seguidores. El tiempo dirá. Creo que se ha mandado a correr con algunas cosas y creo también que ha puesto a correr a muchos otros que tampoco lo soportan, incluyendo a un grupo de médicos y psicólogos que ahora, no antes, aseguran que como paciente no está bien de su cabeza, cosa que no sería nada meritorio, lo de no estar bien de la cabeza es uno de los síntomas más presentes de muchas personas aquí.

Paralelo a esto, debo decir que me gusta Obama, también como persona. No lo conocía antes de que se propusiera para presidente. Me parece mesurado, agradable, de un discurso pausado, con una voz que crea confianza y con una muy bien trabajada imagen como papá, marido, encantador de niños, de perros, de negros, de jóvenes, etc. Me gusta Obama porque le gusta el arte y metió a los artistas como nunca en la Casa Blanca. Los que lo quieren, no sé exactamente de dónde lo sacan, dicen que hizo menos de lo que él quería hacer. ¿¿¿?????? Claro que es el cuento de los que lo quieren. Me gusta Obama porque ya es historia que se puede evaluar, y para mí, sin grandes informaciones, su trabajo fue bueno.

Me gusta porque reconozco que su camino, al haber nacido en Hawái y ser hijo de una norteamericana blanca que violando las “mejores tradiciones” se casó con un inmigrante que además era negro y para colmo africano, debe haber sido muy difícil, quizás lo más difícil que le pasara en su vida. Me gusta porque parece no estar visiblemente traumatizado y no tomar toneladas de pastillas para los nervios, y fue capaz de, violando las “mejores tradiciones” pasarse ocho años como Presidente de un país donde los originales, después de los originales, son blancos de ojos claros descendientes de holandeses, alemanes, ingleses, irlandeses, italianos, etc. ¿Fue Obama el mejor de todos los presidentes? Ni lo sé bien. Sólo si sé que sobre todo me gusta como persona.

Reconozco que si mañana a mí me entregaran la presidencia de este país, no tengo idea de cómo poder enfrentar y cómo resolver el tema de la inmigración. Es sencillamente un asunto para muchos cerebros pensantes durante muchos años, debido a que no hablamos de 5, 10, 15 inmigrantes, ni tan siquiera los 100 que vinieron en barco en 1620. Estamos hablando de millones que ya están, de otros que siguen llegando para incluso parir aquí y de otros que, de una forma u otra, se las inventaran para arribar.

Sin embargo, la idea de arreglar y controlar la inmigración es una tarea de todo gobierno. No es porque sea bueno o malo, sino sencillamente porque si se descontrola y desborda, se convierte en un gran problema interno, que supera la noticia que nos sensibiliza de que deportaron a alguien.

Puede ser Estados Unidos el país que más inmigrantes recibe anualmente de forma organizada, o sea, legales. Al fungir muchos años como policía del mundo y también necesitarlo, donde quiera que existe un conflicto, ahí aparece sobre todo Estados Unidos para ayudar a los que se declaran perseguidos políticos, discriminados religiosos, discriminados por género, artistas perseguidos, militares, etc. Donde quiera que se tiran dos tiros y matan a alguien, pues no es el único, pero aparece el gobierno norteamericano para ayudar “desinteresadamente”

De ahí que este país esté lleno de asiáticos, africanos, latinoamericanos, árabes, etc. Emigración que cuando es planificada, da más tiempo a tomar medidas. Mi asesor para estos temas, Ruso, me dice que, por estos últimos años, como promedio, anualmente se reciben 250 000 personas por estos planes. Nosotros los inmigrantes también somos buenos, porque después que llegamos, pues pedimos, algunos exigimos que, exista aquí nuestra comida, nuestras iglesias, nuestra música, que se nos permita usar nuestras ropas tradicionales y que se celebren nuestras fechas patrias y sobre todo que estos cabrones americanos hablen nuestros idiomas. Generalmente llegamos mansitos y agradecidos y después …

Pensemos en los cubanos. Por la dispensa que teníamos, llegábamos a la frontera o por mar y nos autorizaban a pasar y a quedarnos legalmente. ¿Esto terminaba ahí? No, para nada. Ahí debe empezar el verdadero problema para este país. Por la sola condición de cubano, a mí me entregaron mensualmente durante 8 meses, un seguro médico full, 200 dólares en efectivo y más menos otros 200 dólares en tarjeta para comida y otros productos. No es mucho para vivir, es sólo una ayuda, pero si multiplicamos esto por los miles y miles de cubanos que arribamos sin avisar por el mar y las fronteras con México y Canadá, la suma de dinero para estos fines debe ser extremadamente grande, dadas a personas que no han tirado un chicharo por este país. ¿Esto le gustará a los norteamericanos? Seamos justos, seguro que no. Los cubanos que arribamos con más de 65 años o cuando lo cumplimos, pues se nos entrega seguro  medico full de por vida, un dinero en efectivo, nos ayudan a pagar la electricidad, nos dan celulares mas baratos incluso gratis, nos permiten vivir en apartamentos subvencionados por el gobierno por los que tenemos que pagar casi nada, nos entregan cupones para comida, etc., o sea, dinero, dinero, dinero. ¿Qué hicimos para obtener tanto? A veces nada, sólo cumplir 65 años.

Pensemos en el caso de los niños y jóvenes latinoamericanos que han llegado a la frontera sin padres, conozco algo del tema porque casualmente mi cuñada trabaja hoy en esto. Por supuesto la más mínima idea humana y solidaria dice que a esos pobres angelitos hay que darle atención y ayuda. En eso estamos claros, pero para el gobierno ha significado crear campamentos albergues, y contratar médicos, psicólogos, trabajadores sociales, maestros, más dar ropa, comida, medicamentos, juguetes. Mas disponer de una atención especializada 24 horas del día, porque muchos, parece que muchos de esos niños vienen enfermos física y mentalmente como resultado de mala nutrición, abusos domésticos, violaciones sexuales, etc. ¿Es humano? De seguro, puede ser lo más humano que este gobierno haga, pero el costo de esto es multimillonario y para el norteamericano promedio, de sensibilidad promedio, esto es otra carga que el gobierno, o sea, el ciudadano realmente tiene que soportar.


Cada inmigrante legal que entra lleva ayuda en dinero y en estructuras que se tienen que crear para que después de meses, esas personas puedan integrarse a la sociedad. No digo que estemos en presencia de un santo gobierno, que trabaja conducido por los más puros sentimientos humanos. Detrás de todo esto siempre hay intereses políticos, económicos, diplomáticos, militares, etc., pero lo cierto es que, sea por lo que sea, la historia no convence a muchos de los que aquí han nacido. Es cierto, muchos de ellos son descendientes de inmigrantes, pero como dice el marxismo, las personas primero vivimos y luego pensamos, por lo que, a muchos, ahora mismo no les importa que su abuelita haya venido en un barco como polizón desde Irlanda en 1905. El mejor ejemplo es el mismo presidente electo Trump, pues nada más y nada menos que su mamá y para colmo su actual esposa, son inmigrantes y entraron a los Estados Unidos, parece ser que por vías no muy legales. Sólo que tuvieron suerte, primero ambas son europeas, segundo, su mamá se casó con su papá y su actual esposa se casó con él. JAJAJA. Caso cerrado

Deportaciones en el Siglo XXI. ¿Bueno o malo, justo o injusto? (Primera Parte)

Reconozco que este es un tema candente, complicado, problemático siempre. Ahora más, por la connotación que está teniendo en Estados Unidos y como consecuencia en gran parte del mundo.

¿Es un tema nuevo? Para nada, pienso yo. Es un asunto que debe existir desde el mismo momento que existió la emigración, por tanto, desde siempre. Lo que pasa es que, a mi entender, ahora más que nunca es ideal para la creación de diferentes bandos, partidarios o no, seguidores, etc., y el surgimiento o desarrollo de grandes pasiones. No desconocer que ahora, una parte de nosotros puede tener mayor conciencia, mayores conocimientos y sentimientos más claros sobre este tema, por lo que nos puede resultar más fácil participar.

El asunto es muy complejo y necesita de todo un conocimiento previo para hablar sobre el mismo, cosa que a veces creo no tenemos y entonces, nos arriesgamos a opinar, desde la capacidad que tenemos instalada, nuestra cultura, nuestros sentimientos, nuestros intereses y la información real e incluso irreal que manejamos muy puntualmente. Al final, hoy, específicamente en Estados Unidos, la cuestión se reduce a la siguiente pregunta, ¿las deportaciones, sean de donde sean, son buenas o malas, agradables y simpáticas o crueles e injustificadas?

Como la vida es todo un riesgo, pues nada, opinemos y tratemos de compartir ideas. Compartir. En esto, puede estar la mejor comprensión a nuestro nivel, sobre un tema tan delicado, pero tan delicado, que ni los mismos encargados de definirlo y ejecutarlo se ponen muy de acuerdo.

No soy experto en la historia de este país, creo haberlo dicho muchas veces ya, cosa que no asombrará a los que mejor me conocen, pues saben de mi capacidad para repetir ideas, JAJAJA. Para ser un experto habría que dedicar muchas horas, más de las que se invierten para hacer un examen de la ciudadanía, leer de corredera una que otra noticia o ver un noticiero. Sin embargo, por lo poco que conozco y se conoce, es fácil llegar a la conclusión de que, en la mismísima formación de esta nación, desde el primer día, aparecen las actividades de emigración e inmigración, quizás primero que muchas otras palabras y acciones más utilizadas en la modernidad.

Primero, recuerdo, los españoles que vinieron a probar determinadas teorías europeas y chocaron o “descubrieron” este “nuevo” mundo al que luego llamaron América. Españoles que vinieron para regresarse, pero con el tiempo se fueron mudando y quedando. La variante de buen clima, una inimaginable vegetación y sus dulces frutos, pobladores hasta cierto punto amigables, muchas mujeres lindas, sanas y sin compromiso, pocas leyes escritas y algún que otro mineral, fue lo suficientemente tentadora para que muchos decidieran convertir esto en su nueva morada.

Luego de unos pocos hechos históricos, aparece en 1620 el famoso viaje del barco Mayflower que trasladó a más de 100 personas, peregrinos británicos, desde Gran Bretaña hasta un punto de la costa de lo que hoy se reconoce como Estados Unidos, desembarco que terminó con la fundación de Plymouth, primera colonia británica en el nuevo mundo.

Para mí que, además me gusta el rock británico, esto tiene que haber sido bello y épico. Un barco, el complicado oleaje, difícil viaje, personas que se arriesgaron, el desembarco, la alegría, los abrazos, etc., mejor argumento para una buena película no existe, pero para los que aquí estaban ya, no debe haber significado lo mismo. De ahí que hace poco vi un vídeo filmado en la calle, donde un indio americano, de esos que aquí como solución mágica llaman nativo americano, se paró y le dijo a un grupo de norteamericanos rubios de ojos azules que se manifestaban en contra de los inmigrantes, que ellos también tenían que irse, porque, primero, nadie los invitó a venir, no a ellos exactamente sino a sus antecesores y segundo, porque en realidad ésta tierra perteneció a sus ancestros, a los del nativo de pelo largo y vestimenta tradicional con plumas incluidas que estaba en el uso de la palabra, que al final parecen ser los que más cercanos están de la propiedad después que decidieron también asentarse. Gran conflicto porque estamos hablando de los abuelos, de los abuelos, de los abuelos, de los abuelos y de los abuelos de ambos bandos. ¿Quién puede cambiar la historia?

Luego, decenas de oleadas de inmigrantes, voluntarios, motivados u obligados, que fueron poblando y construyendo lo que hoy se conoce como el “gran imperio”, que como a nadie le interesaba por aquellos tiempos y además hacían falta, pues fueron llegando, clavando cuatro estacas en la tierra para definir la propiedad, matando alguno que otro nativo americano perdido y apoderándose de lo que podían. El que esté libre de pecado, pues que lance la primera piedra, dice la Biblia que dijo más menos nuestro Señor Jesús. Lo dijera o no, es cierto. Todo, exactamente todo, como siempre, ocurrió con intereses políticos y económicos, sangre, violaciones, robos, muertes, torturas, mentiras, etc.

La humanidad así se formó y no se puede negar, la única diferencia está en el bando que uno estuviera. Si caíste o te pusiste en el bando de los torturadores, vencedores, la historia puede ser contada como un cuento de hadas, lindo, e incluso se puede llegar a justificar la necesidad de esas torturas, muertes y tanta sangre, pero si te tocó en el bando de los muertos o torturados, pues la historia es sencillamente eso, pura mierda, sino, pregúntenle a los que trabajaron como esclavos o campesinos libres “contratados” en las Pirámides de Egipto para satisfacer la necesidad de un loco, con el cargo de faraón, que se le ocurrió construirse una casa para cuando se muriera.

He estado varias veces en San Antonio, Texas, territorio al principio mexicano español y los hechos son parecidos. Existía en lo que hoy se conoce como las ruinas de la fortaleza El Álamo, una parroquia, imagino que un cura español y muy poquitos pobladores de origen mexicano. Entonces las autoridades religiosas, autorizadas por las autoridades políticas, para poblar el lugar y tener más adeptos, pues trataron de llamar la atención sobre los angloparlantes que merodeaban el lugar en busca de asentamiento. Pues nada, la propuesta era fácil, dulce y hasta ingenua; si las personas se comprometían en aprender y hablar el español y convertirse al catolicismo, les entregarían tierras que “no eran de nadie” para que se asentaran, cultivaran y crearan familia. La estrategia funcionó y muy rápido los “rubios” se trasladaron a ese lugar. Tontos los españoles y mexicanos, aquellos recién llegados más temprano que tarde, mal agradecidos, JAJAJAJA, se reunieron y concluyeron que tenían objetivos diferentes a los de sus mentores. Nada de español, nada de tequila, nada de convertirse religiosamente. La formaron, conspiraron, se armaron y expulsaron de aquel territorio a los “tan sanamente” los habían aceptado.

¿Fueron buenos o malos los actores de esta historia? Nada, siempre lo mismo. Los primeros, trataban de poblar el lugar y aumentar su presencia y con ella el poder político y económico. Los segundos, pues se aprovecharon y cuando fueron más fuertes, echaron a los primeros y comenzaron a formar lo que hoy es el Estado de Texas, el más grande, el más rico, el más independiente de toda la Unión. Todavía hoy hay que ver a los mexicanos haciendo turismo en El Álamo, con caritas de carneros degollados y añoranza por esa parte de su territorio que unos cabrones, pinches güey, les quitaron.

Hemos llegado entonces al 2017 y la idea de inmigrantes legales e ilegales y por supuesto deportaciones, ahora se ha puesto de moda nuevamente en Estados Unidos y como consecuencia en buena parte del planeta. Siempre ha existido, pero cuando digo de moda es que, al menos en este entorno donde me encuentro no pasa un día que no se hable del asunto.

Primero, para ser justo y poder enfrentar este tema desde el campo de las ideas, he pensado en mí, pues para nada vivo en la tierra que me vio nacer. Cuba no me deportó, fui yo el que se auto deportó alegremente, a diferencia de lo que le ocurrió a José Martí o a Bonifacio Byrne.

Entonces para definirme entre sentimentalismo y objetividad trato de ser mi primer juez y me pregunto, ¿soy un inmigrante legal o ilegal?, ¿hoy, mi presencia en este país es legal o ilegal?, ¿merezco ser deportado?