lunes, 28 de diciembre de 2015

Dónde estás Miami de mis sueños? JAJAJAJA




Hoy, 28 de diciembre 2015, después de quitar la nieve
que estuvo cayendo sin parar desde el amanecer.

La decoración  no es planificada, aunque lo parezca.
Es la nieve que que la máquina tira para un lado y el aire te la sumba para arriba

Luego la nieve se derrite sobre la ropa y termina uno totalmente mojado







domingo, 27 de diciembre de 2015

La gordura es la mitad de la hermosura.









Como no sólo las ideas son importantes, hoy alterno con algunas imágenes para que vean que lo de la salud no es mentira. No nos critiquen mucho, recuerden que "la gordura es la mitad de la hermosura", no sólo para nuestros abuelos, sino también para los códigos de belleza de Rubens. JAJAJA, que por si no lo saben se han puesto de moda nuevamente.

Aquí hoy con 15º F., que son -9º C., pero en realidad se sienten como 0º F., que son nada más y nada menos que -17º. C y les confieso que lo realmente importante es cómo te llega el frío al cuerpo, lo que depende obviamente del aire y la nieve que exista, entre otras cosas, entonces -17 grados son muy pocos grado. JAJAJA


Claro, como verán no estamos desnudos y hemos ido creando una capa de grasa interna que nos permite aguantar más, por lo que con todos los pocos grados que habían nos fuimos a pasear. Algo así como lo que hacen los osos polares, comen para acumular grasa, que le permita salir y volver a comer. JAJAJA

Esa es la vida. Somos "osos" cubanos, así que, ... que venga el frío!!!!!!!!!!. JAJAJA

sábado, 26 de diciembre de 2015

Natividad. Nacimiento de Jesús y mi profe de la Universidad.

Bueno, la Navidad.

En realidad, aunque parezca muy común y conocida la palabra, su significado está inexacto hasta hoy en la historia. Si, tiene que ver con el nacimiento de Jesús, pero lo cierto es que ni eso está totalmente definido. Al parecer la iglesia adoptó, por pura conveniencia y tradición dicha fecha que es la que nos llega hasta nuestros días.

Nada en la vida de Jesús es 100% cierto, asumiendo que en realidad nació, vivió e hizo lo que hizo, porque él mismo no dejó nada escrito, ni tan siquiera un papelito con unas ideas y lo que se conoce de su vida son versiones que algunos de sus contemporáneos se dedicaron a contar y de otros que han investigado y escrito sobre su vida, muchos, pero muchos años después.

Está claro que la Biblia recoge una serie de pasajes contradictorios entre las fuentes mismas y que aquello de caminar por encima del agua, multiplicar panes y peces, sanar a casi muertos, estar días y días sin comer, ni beber, etc., y la más genial de todas, aquella de resucitar después de haber sido torturado hasta el infinito y crucificado, es más producto del fanatismo que de la real posibilidad. Digamos, se me ocurre que podría también ser señalado esto como el origen del marketing moderno. JAJAJA.

Pero lo cierto es que naciera o no el 25 de diciembre, cosa que también está cuestionada, una gran parte del mundo celebra está fecha como algo importante, muchos cristianos, otros no tan religiosos y otros para nada religiosos, por lo menos intentan convertir la celebración en un momento familiar y de amigos.

En realidad, para mí consideración, la fecha es más famosa porque, independientemente de que creas o no, en muchos lugares los días se convierten en  días de no trabajo, por lo que incluso los que no conocemos nada sobre Jesús, estamos desesperados porque llegue el día del famoso nacimiento.

Recuerdo que en República Dominicana, la Iglesia Católica hacia un llamado “oficial” a la población para que estos días fueran para reflexionar, ir a la iglesia, etc., en contraposición con el verdadero gran interés de la mayor parte de la población que lo que quería era los días sin trabajo para tomar cervezas, comer y bailar. En realidad esa mayor parte de la población, que además está bastante cerca de la pobreza, tiene el resto del año para reflexionar sobre cómo resolver los problemas de la cotidianidad.

De una forma u otra y, para creyentes o no creyentes, la fecha es linda. La gente se dispone a reunirse, a veces de forma organizada, a veces sin la más mínima organización. Se entregan y se reciben regalos. Se adornan las casas. Y junto a la satisfacción que crea el no tener que ir al trabajo y que te lo paguen, la gente es feliz.

A mí en particular, lo de la Navidad o la Natividad, me recuerda a una profesora que tuve en la Universidad porque ese era su nombre. He hecho el esfuerzo por olvidarla, pero me doy cuenta que no lo he logrado aún. Y esta es una historia que seguro mis compañeros de estudio recuerdan. Esa profesora, Natividad, era una de aquellas jóvenes que habían estudiado la carrera de Filosofía Marxista en la desaparecida URSS y con dicho aval enfrentaba la enseñanza de esa forma de pensamiento en la Facultad de Filosofía e Historia de la UH. No está de más decir que formaba parte activa del ala radical y patriótica que allí existía. Recuerdo que por aquellos años noviaba con un no menos radical personaje, gordito, de nombre Bruno, que con el paso del tiempo, creo que  llegó a ser Viceministro de Relaciones Exteriores. Normita podrá rectificarme si me equivoco. Pues en una movilización al campo en las vacaciones, que no era obligada pero contaba para la evaluación final,  la mismísima Natividad y el gordito Bruno, fueron cogidos “infraganti” haciendo el amor en un matorral, mientras ponían por la TV un discurso del Comandante en Jefe, que se suponía que todos, con ellos a la cabeza, deberíamos estar viendo.

Aquello en boca de los estudiantes, se convirtió en un acontecimiento tan importante como el propio nacimiento de Jesús, acontecimiento que, con la crueldad típica de aquella edad, casi se le gritaba a la cara a la profe cada vez que pasaba por delante del grupo. Al parecer junto a sus estudios en la URSS, había  aprendido también aquello de “hagan lo que yo digo  y no lo que yo hago”. Entonces a pesar del tiempo pasado, estas historias me sirven para seguirme divirtiendo, debe ser por eso que no he podido borrar a Natividad y a su compañero Bruno de mí memoria. JAJAJAJA


Ahora creo que lo importante es pasarla bien. Como demuestra la historia no importa si se es pobre o rico, si se está en República Dominicana, en Estados Unidos o en Cuba. En una iglesia o en un matorral. Si se está cerca o lejos, pues hay muchas formas de estar. La idea de compartir, sobre todo con familia de verdad y amigos buenos, es lo que hace la diferencia.

Y como lo importante está precisamente en la diferencia, les dejo, para mí, la mejor muestra de las fiestas por la Natividad o Navidad de este año. Si esto existe, lo demás es prescindible. 


viernes, 25 de diciembre de 2015

Navidad 2015.















“Cada cual sabe sus cosas y Dios la de todo el mundo”, decía mi abuela Tomasa para dar fin a un tema complicado.

Los babalawos en Cuba responden, “lo que se sabe no se pregunta”. Así responden a una de esas preguntas para las que no tienen respuestas.

Los norteamericanos dicen que no existe la Navidad sin nieve o que para que sea una Navidad completa, debe nevar. 

Pues entonces, como “más sabe el Diablo por viejo que por Diablo”, después de varios días lindos de invierno, donde apenas hizo frío, ayer 24 de diciembre amaneció nevando, y con esto las fiestas navideñas quedaron completas.

No soy fotógrafo, o sea, artista, lo que hago es apretar un botón, ahora de mi celular y trato de guardar lo que veo. Como podrán observar, si no fuera por el frío que se genera, las imágenes y efectos que crea la nieve sobre todo lo que se posa, son espectaculares. Siempre, cada nevada, es diferente. 









sábado, 19 de diciembre de 2015

Aquellas pequeñas cosas

La emigración de un país pobre a otro rico, o más exacto, muy rico, tiene sus consecuencias positivas y negativas. No todo es tan lindo como parece desde afuera, y no todo es tan feo como lo pintan.

Los simples mortales como yo, estamos hechos de pequeñas cosas, que se van uniendo para formar lo que llamamos nuestra vida. Pienso que aquellos que esperan y valoran sólo las grandes cosas, están perdidos, pues dejan pasar y de disfrutar los pedacitos pequeños o las piezas aparentemente insignificantes, que crean el gran rompecabezas.

Recuerdo que cuando yo hablaba de marketing, tiempos gloriosos aquellos, alguien me explicó que las empresas de éxito real comienzan a ajustar sus estrategias por aquellas cosas pequeñas, a diferencia de otras que se enfocan sólo en lo que está a la cara del cliente y su dinero obviamente, aunque de puertas para adentro todo esté patas arriba.

Ejemplo, las escuelas, los teatros, los estadios, las tiendas, los aeropuertos, hablan bien de si por algo tan sencillo como que sus baños estén las 24 horas del día impecables. En estos lugares donde transitan muchas personas, muchas de ellas altamente erosivas, si los baños están limpios y organizados siempre, significa que hay alguien que pasa cada 10 ó 15 minutos a revisar y que sobre ese alguien hay otra persona que chequea, controla, repasa, mejora y casi seguro en las importantes reuniones de la alta dirección, hay alguien responsable de responder por el buen funcionamiento de algo tan terrenal como los baños.
La idea de mantener un baño limpio, con papel higiénico y papel para las manos, que por supuesto son diferentes, agua fría y agua caliente, jabón, buen olor, etc., pudiera parecer fácil, pero no lo es.

Digamos, aquí, en un lugar como Walmart, mega tienda, que está abierta las 24 horas del día y que al ser un establecimiento principalmente dirigido al “pueblo”, recibe miles, inequívocamente, miles de personas cada día, es súper meritorio que los baños se parezcan a los de mi casa. Cómo lo logran? Son magos? Pues para nada, es sólo que atienden a las pequeñas cosas y los baños son tan importante como los Departamentos de Atención a Clientes. Las personas que limpian y arreglan los baños no son disminuidas físicamente, menos anormales, no son menos que los que reponen los productos en los lineales. Su responsabilidad es muy valorada.

Imaginen un concierto en medio de la calle, actividad que atrae a miles de personas que orina, vomitan y cagan todo el tiempo y no ver, ni sentir los desechos rodando por las calles y las aceras, es fantástico. Y en realidad no es gran cosa, sólo que hay alguien encargado de que los desechos humanos vayan a parar donde tienen que parar. El concierto termina a las 2:00 am, pero a las 6:00 am, sólo cuatro horas después las personas salen a trabajar y a estudiar, y no resulta agradable, ni justificable caminar sobre los restos de los que fiestaron la noche anterior. Entonces es que alguien se preocupa y encarga de que funcione y funcione bien, todo el tiempo.

Cuando comencé a trabajare aquí noté que mis compañeros se ponían espejuelos para cortar una madera, usaban guantes para destupir un baño y máscaras para trabajar en lugares donde había polvo. Me parecía excesivo tanta protección y sobre todo la acción de lavarse las manos constantemente. Consumen más guantes y jabón que un salón de operaciones. Ellos, al verme desprovisto de todos estos cuidados, pensarían que soy punto menos que un salvaje, un sobreviviente de alguna tribu aborigen o simplemente un antiguo esclavo que comía carne cruda.

Mi taller. Productos para limpiar, desengrasar, pulir, etc
Todo esto ahora me viene a la mente, porque estamos preparando, quizás soñando con nuestro viaje a Cuba y todo el mundo aquí me dice que el choque va a ser brutal. Es quizás fácil la película hacia delante, pero cuando se trata de darle hacia atrás la cosa puede complicarse. Yo no estoy muy convencido de esto, al menos no lo veo desde esa óptica tan terrorífica. Conozco a dónde voy, y estoy operado, además del corazón, de los nervios. Ya nada me asusta, a no ser enfermedades de algunos de los míos.

Es cierto, a todo se acostumbra o se adapta uno, no sólo al frío, sino a casi todos los aspectos con cierta estabilidad de los que está compuesta nuestra vida. Llevo aquí tres años y ya visito los baños de los lugares donde transito sin miedo, sin tener que llevar un periódico o un poco de servilletas en el bolsillo, sin tener que pensar en que no tengo menudo para pagar en la puerta y poder entrar. No pienso en qué pasará si tengo que lavarme las manos.

Recuerdo que cuando Jennifer nació en noviembre de 1986, no había agua en el Hospital Ginecostétrico “Hijas de Galicia” y para bañar a mi mujer recién parida teníamos que cargar el agua que estaba almacenada en los clásicos tanques de 55 galones. Claro lo más importante era la niña y ella en aquel momento no murió, lo del agua para bañarse podía ser considerado un asunto menos serio. Estoy convencido de que eso ahora ya no pasa, porque Jenny tiene ya 29 años.

Recuerdo que varios de mis compañeros de trabajo andaban con grandes bolsos llenos de utensilios para poder pasar el día. Un jarrito metálico por si había que tomar algo en el camino; una cuchara por si se conseguía algo de comer y el problema eran los cubiertos; una fosforera o pequeña linterna para alumbrarse y poder llegar a sus apartamentos en medio de aquellos históricos apagones que sufrimos, papel, a veces sanitario o servilletas, celosamente doblados y guardados dentro de sobrecitos de nylon. Algún pedacito de jabón, muchas veces construido con otros pedacitos de jabón, etc.

Si, visto desde aquí, somos medios salvajes, peor porque somos unos salvajes equivocados, a partir de algunas estadísticas y la historia de una vaca que daba más de 100 litros de leche cada día, que nos hizo creer que vivíamos en un país altamente desarrollado.



Recuerdo y todavía me río, que un día tuve que remplazar uno de los lavamanos de mi casa y un amigo fue a su trabajo y arrancó uno de los que había en el baño, con dos criterios muy sólidos. Primero, todos éramos revolucionarios, pero los amigos siempre están primero. Segundo, él aseguraba que daba igual, porque en el baño de su trabajo hacía muchos años que no había agua.

Recuerdo y entristezco, pues tuve un compañero de universidad, que aseguraba muy seriamente que nunca había visto caer el agua en la ducha de su casa en Santiago de las Vegas.

Recuerdo y mientras escribo me rio, lo que hace que disfrute lo que hago, que siendo yo niño, pasábamos las vacaciones en la casa de mi tío José Antonio en Santiago de Cuba y un día el baño se tupió de forma total porque la tubería de barro se había roto en el exterior y algo la tenía bloqueada. Mi abuelo, gran maestro, estuvo metiendo su brazo hasta el hombro para lograr sacar lo que había dentro. Era gordo y sus brazos eran fuertes pero cortos. Después de sacar varias libras de excremento y no resolver, miró a mi padre que hasta ese momento lo ayudaba sin embarrarse  mucho y éste lo entendió. Era lo contrario a mi abuelo, o sea, un tipo muy delgado de brazos largos. Entonces después de sacar otras varias libras de excremento, mi papá, casi un héroe, logro sacar la lata que estaba obstruyendo el camino y la tubería fue reparada. La acción fue casi como haber ganado una gran batalla. No hizo falta guantes, ni cámaras, mucho  menos aparatos especiales, al final de la historia, la mierda, es sólo eso, mierda.


No llego a ser un metrosexual, pero estoy combatiendo el salvajismo, 
ahora uso Charmin, Ultra Strong. 
No hacía falta guantes para trabajar. Las manos tenían que ponerse fuertes como la de los macheteros. Mientras más golpes, más heridas y callos, más varones éramos.
Recuerdo que nuestros padres, frente a una herida o golpe, siempre nos comparaban con Antonio Maceo, al que al parecer los historiadores le sumaron a sus heridas, las de un medio hermano que tenía su mismo nombre, por lo que si no tenías más de 27 heridas en tu cuerpo, estabas bien y lo mejor, sano para seguir enfrentando las tareas diarias.

Así me crié y si, puede ser cierto, éramos medio salvajes, y nos creímos, o algunos se creyeron que ese salvajismo era el futuro, o sea, aquello de lavarse las manos, utilizar papel sanitario, y pretender tener agua corriente las 24 horas del día, eran rezagos de una sociedad pasada y sobre todo inferior.

Menos mal que esas pequeñas cosas pasaron hace ya  muchos años, tantos que a veces puede costar algún trabajo recordarlas. JAJAJA

sábado, 12 de diciembre de 2015

Lincoln, linda ciudad.

Como saben, no soy un gran consumidor de redes sociales en internet, sigo prefiriendo el cuerpo a cuerpo. Pero como soy un "gran escritor" tengo agentes en todo el mundo que trabajan para mí. JAJAJA.

Jennifer y Yordan en San Antonio, Chino, ahora temporalmente en África, Normita en México, Lissette en República Dominicana, etc. En esta ocasión ha sido el Agente 3, el Chino, que desde Guinea Ecuatorial me ha enviado lo que a continuación reproduzco porque me gusta, para que mis seguidores, sobre todo en tierras tan lejanas y apartadas como Cuba, puedan conocerlo. Gracias Chino, cuando pase de "gran escritor" a rico, hablaremos de los honorarios.

La historia trata sobre policías y emigrantes y un poco narra la realidad que se vive en Lincoln, mi ciudad. La policía aquí es policía claro, sin embargo, pienso que por los bajos y pocos complicados niveles de actos criminales, los policías son suaves.

Primero no se ven con frecuencia, o sea, no hay un patrullero en cada esquina. Segundo, cuando se acercan a ti, suelen ser muy correctos, educados y hasta cierto punto, flexibles. Si te la van a aplicar, te la aplican, pero no son promotores de la violencia por gusto.

Bueno, ahora también aquí el tema candente de los emigrantes del Medio Oriente y con ellos la imagen del terrorismo. Pues resulta que un vecino llamó a la policía al ver a niños árabes jugando en una casa que parecía deshabitada. Los policías, mujeres por cierto, aparecieron y al comprobar que detrás de los niños había una familia de emigrantes acabada de llegar y por tanto, con casi nada para vivir, no sólo se tiraron las fotos, sino que regresaron con regalos para la familia. Lo que hizo que el papá, escribiera una nota de agradecimiento, que le ha dado la vuelta al mundo a través de internet.

Esto, más allá de lo que puede significar para la imagen pública de las autoridades, es cierto. Es más o menos la forma de proceder, por lo menos aquí.

Les cuento una historia menos importante que la que le ha pasado a esta familia, pero es mi historia. 

Hoy en la mañana, justo antes de escribir este artículo, tuve que ir al súper a comprar unas cosas para el fin de semana. Cuando nos montamos en el carro y tratamos de salir del parqueo, nos encontramos de frente con un carro de policía, cuyo conductor trataba de ir en la dirección opuesta a la que yo iba. Para mí asombro, el tipo se apartó del camino, se metió en un hueco para darme el paso. Puedo asegurar que el joven policía norteamericano no es mi amigo.

He tratado de pensar en esto y compararlo con mis experiencias anteriores. Ya sé que las comparaciones no son buenas, porque transitan en condiciones y tiempo diferentes, pero a veces, ser humano imperfecto, me es imposible dejar de comparar.

Qué hubiera costado esto en República Dominicana? Un carro frente a otro en una estrecha calle, tal como la imagen clásica de las películas del oeste de un pistolero frente a otro en un duelo, hubiera costado una hora de espera, incluso con colas de carros en espera de ambos lados. Yo me hubiera parado y amenazado con continuar, el tipo frente a mí, policía o no, pues hubiera hecho lo mismo. Hubiéramos comenzado a gesticular y decir malas palabras con algunos bocinazos incorporados y aquello hubiera terminando en casi una guerra. Por la imposibilidad de que uno de los dos diera marcha atrás y dejara el espacio libre, lo más probable es que cada uno de nosotros hubiera avanzado a costo de incluso desbaratar los carros.

Qué hubiera pasado en Cuba si me hubiera encontrado de frente en una calle estrecha con un carro de policía? Les recuerdo que hace muchos años ya que no vivo allí y que todo esto puede haber cambiado, pero imaginen a un joven oriental, traído de lo más profundo de aquella región cubana, vestido de uniforme con arma incluida, lo que no da prestigio pero si poder, con la imagen en su cabeza, no mal fundad, de que en La Habana nadie lo quiere y con una dosis alta de adrenalina especial que define a todo el mundo como enemigo, pues el tipo en su nuevo carro, que quizás nunca hubiera manejado a no ser por su trabajo, me hubiera tirado el carro arriba, yo hubiera tenido que esfumarme del callejón y probablemente se habría bajado para aplicarme un artículo X, por estar interrumpiendo el paso de la autoridad, aunque el tipo probablemente podría estar yendo a ver a su novia recién adquirida en la ciudad o estuviera traficando carne de res dentro del patrullero.

Esto podría parecer exagerado, pero fuera probablemente lo que hubiera sucedido en ambos escenarios. Las diferencias.

Les dejo aquí la noticia de Lincoln, la policía y los recién llegados. como ya les conté de qué trata, dejo la nota en el idioma original que el papá de la familia redactó, para no caer en interpretaciones. Lindo el estar aquí.






Yahia Al Sarhani‎ en Lincoln Police Department
Today again I met two of the coolest police officers. They just met this refugee family. The officers came to the family after a call from a stranger who thought there was unattended children in the house. The two ladies (police officers) came and saw that the family was safe but has nothing in the house since they just recently arrived in Lincoln (three days ago). After the officers came to the house to make sure everyone was ok, they returned with Christmas gifts for the children from the police department. They didn't just bring happiness to the children, but they also made the greatest first connection between the new refugee family and American people. In the end, I just want to say thank you for who you are





Navidad 2015. Luces de alegría

Invierno. Sin embargo las temperaturas no han bajado tanto como en años anteriores y hasta la fecha de hoy, sólo un día llovió hielo y otro nevó. Hemos estado escapando. Lo importante es que el tiempo pase.

Primera nevada 2015. En mi trabajo.
Aquí dicen que no existe Navidad sin nieve, o para que sea completa la celebración, tiene que nevar. Vaya tradición cabrona.

El invierno a mí me parece lindo, diferente. Claro si uno se logra abstraer del frío que a veces hace, cosa que no es imposible cuando se tiene un buen abrigo, calefacción y comida caliente, si es rica mejor.

Ver caer la nieve, no sé por qué, pero me resulta emocionante. Las imágenes de la nieve blanca sobre los techos de las casas y sobre los árboles, son inigualables y en cada nevada, nuevas. Es como estar dentro de una de esas películas media románticas que se desarrollan en lugares fríos.




Mientras está nevando, no hace tanto frío como se podría suponer. Ni idea tengo por qué ocurre esto. El frío viene después, porque es como estar dentro de un congelador de un refrigerador.

Incómodo el aire. Cuando azota el viento, la cosa si se pone mala, pues la sensación térmica, o sea, lo que realmente se siente en el cuerpo, baja drásticamente. Entonces el termómetro puede decir que hay 26°F o -3°C, pero lo que sentimos es 7°F, o sea -13°C. Pregunta: Se podrían haber ahorrado los norteamericanos lo de Grados Fahrenheit? Creo que son los únicos que utilizan ésta escala, obligándome a traducir a Grados Celsius cada vez que hablo de temperatura. JAJAJA

Sufren mucho las manos si se te quedan los guantes y los pies si te has puesto unas medias y unos zapatos equivocados.

Esperemos, dentro de dos semanas aparece la Navidad y veremos lo de la nieve. Les contaré.

A pesar del frío, diciembre es un mes lindo. Todos aquí, incluyéndonos, nos preparamos para fiestar.

Más allá de la connotación religiosa que para algunos religiosos tiene, la celebración, quizás la más importante del año, se disfruta por todo lo alto.

No es sólo para ricos, o blancos, o abogados y médicos, sencillamente es para todo el mundo. Trabajo entre obreros, que además de ser obreros, pagan casas, carros, escuelas para sus hijos, etc., ninguno de mis compañeros es religioso, lo sé porque se los he preguntado, sin embargo todos celebran.

Quizás pasen meses sin ver a sus familias grandes, padre, hermanos, pero en estos días es obligatorio reunirse. Las pequeñas familias crecen y se convierten en grupos de 10, 15 y más personas. Se unen  para comer, beber, conversar, abuelos, padres, hijos, nietos. Los que no se ven nunca, aprovechan y se encuentran; los que no se soportan hacen un esfuerzo y se toleran. Comen y beben y sobre todo ríen.

Me llama la atención el interés por los regalos. Me llama la atención porque reconozco no tener esa tradición de regalar ni a los míos por fechas como esta. Ya me gustan los regalos, me acabo de regalar una bicicleta estática para hacer ejercicios, pero eso de salir a comprar regalos con una lista en la mano, no me viene muy fácil.

Pues ellos, todos, se regalan. Todos se reúnen llevando regalos y todos recogen regalos paralelamente. Creo, como es obvio, que los regalos dependerán de cada grupo social, pero, más allá del precio y la calidad, o la posible idea de impresionar al otro, existe la intención de dejar un recuerdo de esta navidad y eso une.

La arquitectura de la ciudad cambia y empiezan, de hecho ya empezaron, a aparecer las luces decorativas. Las casas son una cosa de día y otra muy diferente por las noches. Los vecinos tienen la idea de agradar con los diseños de las luces que adornan sus portales y jardines. Se gastan el dinero en lucecitas, porque como imaginan, con Navidad y todo, no las regalan en las tiendas.

Algunos diseños son discretos, como los nuestros, otros son impresionantes. Bien vale la pena salir a caminar o manejar para dar una vuelta y ver los adornos. Es como estar dentro de una gran feria. La ciudad cambia su diseño y se viste de una alegría única en el año.

Tengo buena memoria. Nací en 1963, lo de la memoria no es porque recuerde mi fecha de nacimiento, sino porque recuerdo bien acontecimientos como estos en Cuba. A lo mejor tenía 5, 6, 7 años cuando todavía se ponía en mi casa el arbolito de Navidad, que venía con mi familia desde antes de 1959, y que después fue sustituido por un pedazo de pino que cortábamos con nuestro padre en nuestra “loma verde”. Recuerdo la colecta de algodón, por aquella fecha todavía se podía coger el algodón para literalmente botarlo, y vestir de blanco el verde árbol, imagino que por aquello de que la Navidad siempre viene con nieve, tradición que es difícil de entender para Cuba, pues tenemos once meses y medio de verano.


Recuerdo los regalos puestos debajo del árbol y aquello de las cartas y los tabacos para los Reyes Magos y el agua y la hierba para los camellos. Ahora me parece cómico aquello de tabaco para los Reyes Magos y camellos en Cuba, lo que sin dudas fue una adaptación tropical de la celebración. Pero de una forma u otra, la idea era linda. 

Durante muchos años, ya grande incluso, guardé una lancha blanca y roja, eléctrica, que mi primo Manolito, me puso debajo del arbolito de Navidad uno de aquellos años. Lancha de motor, que era un escándalo para un niño por aquellos años.

No sé cuándo todo esto desapareció, o sea, la fecha exacta, lo cierto es que cambiaron las fechas y las celebraciones. Les echaron la culpa a unos, otros se escondieron o se mudaron. Se comenzó a hablar de una sociedad altamente desarrollada sin árboles de Navidad. Los niños comenzamos a repetir que queríamos ser como el Che, sin saber exactamente qué es lo que queríamos copiar, si lo de revolucionario o asmático, aparecieron los juguetes por cupones y todo cambió. Nos quedamos sin Superman, como dice Carlos Varela en una de sus geniales canciones, pero también, con el tiempo, nos quedamos sin Elpidio Valdés. 

Se le echó la culpa de los males del mundo a los árboles de Navidad y se exterminaron con uno de los plaguicidas más fuertes que se han inventado. Se juzgó nuevamente a Jesús, por no dejar a nadie sin juzgar y se desestimuló lo de las lucecitas de adorno, para no consumir más electricidad que la que teníamos asignada por la libreta y así nuestro país podría exportar a precio de mercado internacional, parte del petróleo que a precio de chupa chupa recibía de los hermanos bolos.

Tengo buena memoria, y recuerdo que en mi reparto sobrevivieron tres familias religiosas públicas, que de más está decir, que también fueron juzgadas. Aquellas  personas, buenos vecinos, educados, correctos, trabajadores, eran mirados como bichos extraños por no juzgar a Jesús y mantener sus lucecitas puestas y para colmo no querer ser asmáticos.  Cómico porque al pasar de los años, cuando el amplio camino al desarrollo se convirtió en un trillo laberíntico y después de que Fidel hablara bien de Jesús como "revolucionario" en uno de sus discursos, los antiguos jueces se paraban a observar – admirar las luces que en aquellas casas se ponían. Claro, los jueces, siempre discretamente, por si acaso.


Pues es así. Hace 8 años estoy fuera de mi país de origen, no sé cómo estará ahora el tema de los arbolitos, la nieve, los reyes magos, las lucecitas. Imagino que los que trabajan en un CUPET sigan pudiendo y los médicos o los maestros sigan sin poder, pero eso sólo lo que me imagino. Mis agentes allí, se niegan a darme información confidencial. JAJAJAJA


martes, 8 de diciembre de 2015

Burocracia norteamericana, pero burocracia.

Esto es de PINGA queridos amiguitos.
Para las personas que como yo tanto sufrimos con la burocracia cubana, es frustrante chocar con ella también en los Estados Unidos.
Viví muchos años en Cuba, en realidad más de los que hubiera querido vivir y recuerdo que con tan sólo poner un pie fuera de mi casa, chocaba con esa cultura laberíntica, tortuosa torturante, limitada, alocada, etc., etc., cada vez que necesitaba conseguir algo.
Cuba llegó a implantar muy bien el mecanismo filosófico de, si lo puedes hacer difícil, porque lo vas a hacer fácil, heredado al parecer de las orientaciones “desinteresadas” de nuestros hermanos soviéticos. No importaba cuál o qué cosa necesitabas, daba igual si buscabas un certificado de nacimiento, un turno para el médico o aumentar la cantidad de coronas de flores para uno de tus muertos, que inexplicablemente algún burócrata imbuido por aquello de lo equitativo había definido en 2, siempre te cogía la sólida traba de no saber nunca el camino exacto para obtener algo.
Y entonces, entre otros muchos males, según recuerdo, padecimos del mal de la burocracia, con la mágica palabra “compañero” incorporada.
Un día me mudé a República Dominicana, donde la burocracia llega a tener connotaciones enormes. Más complicado aún porque, a mi parecer, el nivel cultural de la mayor parte de los dominicanos es inferior a la que se tiene en mi lugar de origen, por lo que además de complicado, tortuoso, largo y denso, se hace más difícil en el más elemental sentido de la comunicación interpersonal.
La burocracia cubana, con más nivel académico y cultural, llega incluso a ese lugar. Recuerdo que cuando estábamos en los trámites para sacar a Martica y a Jonathan de Cuba, fui al Consulado Cubano, no al de Mongolia, ni al de Guinea Ecuatorial, sino al Cubano, para que me orientaran qué papeles necesitaba. Entre otros documentos el Vice Consul, me orientó que era imprescindible un poder que autorizara a Jonathan a viajar. Poder, que no es más nada que una hoja de papel con un texto impreso en una computadora, un cuño y una firma que tiene el módico precio de 100 dólares norteamericanos, en dólares norteamericanos, a pesar del Embargo. Pues sin remedio, pagué por adelantado y a los dos días recogí el documento, que después de enviarlo por nuestra cuenta a Cuba, Martica presentó en la Oficina de Emigración. Para su asombro y luego el mío, allí le dijeron que el famoso y nada barato Poder no hacía falta.
Conocida la noticia me presenté en el mismo Consulado y me atendió el mismo Vice Consul y al decirle que no entendía como dos organismos del mismo gobierno, donde además todo es del gobierno, tenían una información tan diferente, el tipo me miró y me dijo que él tampoco sabía el por qué. Reclamé mis 100 dólares norteamericanos en dólares norteamericanos y el tipo que no sabía el por qué de las diferentes orientaciones me respondió que no podía devolverme el dinero porque ya mis dólares habían salido para Cuba. De más está que cuente aquí lo que le dije, pero es fácil de imaginar. Sin embargo el compañero dando muestra de su madurez revolucionaria, aguantó, pero al final no me devolvió mi dinero. Burocracia o delincuencia?
Sin embargo, Cuba y República Dominicana, a pesar del pesado burocratismo, pesado de peso, tienen algo positivo en común. En ambos lugares la burocracia es caribeña, por lo que siempre se encuentra una grieta donde aparecen los dos elementos más importantes en la lucha contra lo absurdo, los amigos y el dinero.
Amigos y dinero o la combinación de ambas cosas, me ayudaron y seguro a muchos de ustedes también, a vencer, siempre con la idea de que en Estados Unidos la cosa era bien diferente.
Entonces para probar, JAJAJA, me volví a mudar y un día llegué a Estados Unidos, el país de la tecnología, de los sistemas, del pragmatismo y la objetividad, de la agilidad y rapidez en los procesos, de los súper hombres súper preparados y para mi asombro, por encima de lo anterior que es cierto, descubro que se levanta y vive el burocratismo.
Mi última experiencia trata sobre esto y data de muy pocos días. Mi licencia de conducción se vence el próximo día 10 de diciembre, ya el año pasado tuve problemas para renovarla y manejé 3 meses con ella vencida.
Ahora, confiado de que no tendría problemas pues ya soy Residente Permanente en la Unión y dando una vez más muestras de organización, el día 30 de noviembre me fui a la Oficina de la Licencia, DMV por sus siglas en inglés. Afeitado, papeles en regla.
Turno, pequeña espera, joven agradable. Chequeo de documentos, intercambio de sonrisas y comentarios sobre emigración pues el tipo está casado con una joven alemana. Fotos y prueba de la vista. Cuando yo pensé que lo tenía, que ésta vez sí lo había logrado, apareció el mismo inconveniente de la vez anterior, necesitaba una verificación de la Oficina de Inmigración.
Lo siento, es la frase más repetida en Estados Unidos. A veces pienso que los norteamericanos creen que con su “lo siento” repetido varias veces, todo se resuelve. A estas alturas no sé exactamente si lo sienten de verdad o tratan de hacerte creer que lo sienten o sencillamente es parte de un protocolo que les enseñan a seguir, pero en realidad no es nada más que una puerta de salida y escape.
Al final no parecía tan malo, sólo tenía que esperar de 7 a 10 días a que me llegará a través del correo la más que verificada verificación.
 A los 5 días recibí el papel que me garantizaba obtener la renovación de mi licencia en el DMV, la rapidez me hizo sentir que no me había equivocado de país a la hora de escoger. Entonces ni corto, ni perezoso, el lunes pasado, o sea, el 7, afeitado de nuevo, volví al lugar indicado.
Nuevo turno, nueva espera, nuevo joven agradable. Todos mis papeles en regla, ahora más seguro porque tenía en mi poder la verificación que todo lo resuelve.
Risas, saludos, sistemas, y de pronto cuando volví a pensar que lo tenía resuelto, el tipo me pide la Residencia original, o sea, la tarjetica plástica. Explicación. No tengo la residencia original porque me la enviaron con un error y tuve que devolverla para que me la arreglen, pero como soy un tipo organizado y previsor, tengo una fotocopia. Estoy esperando por la original desde el mes de mayo, o sea, hace 7 meses.
Fotocopia? El tipo me miró y casi sonríe. Su cara poco a poco se fue transformando. Miradas a mis papeles, a la pantalla de la PC y a mi cara, que imagino que poco a poco también se fue transformando. Sonrisas de esas que no quieren sonreír, llamadas por teléfono a superiores, ayuda de otros especialistas que también llegaron sonriendo. Papeles que iban y venían. Inglés todo el tiempo. Fin del cuento. La verificación verificada no sirve para nada y necesito la Residencia Permanente original, o sea, la tarjetica plástica.
Pero, cómo va a ser? El funcionario anterior, hace sólo una semana, me dijo que con este papel resolvía. Lo siento, lo siento, lo siento, pero no puedo hacer nada.
Pero, cómo va a ser? Ésta es mi segunda renovación y siempre, más tarde o temprano, he resuelto. Lo siento, lo siento, lo siento.
Pero, la residencia puede llegarme mañana o dentro de 3 meses, porque Inmigración tiene mucho trabajo. Lo siento, lo siento, lo siento.
Ya casi cuando me iba a poner totalmente bravo, o sea, más bravo, recordé mis 52 años, mi largo historial con la burocracia cubana y dominicana, recordé lo feliz que soy aquí, recogí mis papeles y me fui, llevándome conmigo el “lo siento” del funcionario. Sentimiento parecido al que sentí cuando salí del Consulado Cubano en República Dominicana.
Lo  paradójico de este asunto es que Jonathan, que ha seguido los mismos pasos míos y tiene mi mismo status, la última vez que renovó su licencia de conducción, sin afeitarse, le costó 15 minutos y se la dieron por 5 años, lo que me hace pensar que todo depende de la burocracia y también de los burócratas y que eso de los procedimientos es verdad y mentira  a la misma vez.
Lo que he visto hasta hoy es que los norteamericanos, sobre todo de las entidades de gobierno, siguen un protocolo frío y rígido, sin la más mínima posibilidad de cambios. El sonreír no siempre es sinónimo de calor. . Ejemplo, ellos están preparados para que un párrafo tenga dos comas y un punto y final. Si todo está en el párrafo, pues no hay problemas, la solución es inmediata. Si al párrafo le falta el punto final, pues no funciona y todo se traba. Cosa que para nosotros sigue resultando un poco difícil, porque de comas y puntos finales no sabemos nada y nos resulta muy fácil, porque la necesidad hace parir hijos varones, coger un lápiz o un bolígrafo y poner el signo donde debe estar y no está.
Hemos aprendido a agenciárnosla para poder sobrevivir y esto, indiscutiblemente, crea genialidades. Digamos hemos aprendido a cocinar con cebollas, ajos, aceites, especias y sal, pero también cocinamos sin cebollas, ni ajos, incluso sin sal y lo más curioso es que nos queda bien la comida, que a veces, como sabemos, no es comida. JAJAJA. Resolvemos y adelantamos.
Para estar bien con aquellos que no han pasado ningún trabajo aquí y todavía tienen la imagen idílica que obtuvieron de una revista, película, un familiar o amigo mentiroso, quiero decir que estoy de acuerdo con los protocolos y procedimientos, gracias a ellos se organiza todo dentro de una nación y que no pienso regresar voluntariamente a vivir a Cuba, pero creo que los procedimientos rígidos y fríos, o sea, procedimientos por procedimientos, matan al hombre en vez de ayudarlo.

Pregunta final. Ya casi antes de salir del DMV, le pregunté al joven que había pensado que ya había salido de mí y si me para la policía? La respuesta ya la conocía porque la había hecho hace un año atrás. Respuesta. Lo siento, tienes que manejar con mucho cuidado, porque si te para la policía y tienes la licencia vencida, es casi seguro que te pongan una multa americana en dólares americanos. Lo siento.