sábado, 30 de noviembre de 2019

Tuba Büyüküstün. (Alias María)

Como les pasa a muchas estrellas de rock y a muchos actores de películas, he pasado mi vida rodeado de mujeres bellas.

Baste señalar a Martica, Demi Moore y Catherine Deneuve, para entender de lo que estoy hablando. La belleza femenina, o sobre la belleza femenina, ha sido uno de los estudios que he realizado durante ya mis largos años de vida. 

Mientras fui joven en Cuba, me llamaban enormemente la atención los ojos claros, que no eran imposible de encontrar, pero si difíciles por nuestra conformación hispano-africana. Ahora en Lincoln, Nebraska, lo de los ojos claros es algo extremadamente común, a tal punto que me parece que el único que no los tiene soy yo, pero me siguen llamando la atención.

Tratando de dejar el tema Cuba un ratico a un lado, hace unos días frente al televisor, tratando de ver algo que no estuviera relacionado con zombies y muertos de formas absurdas, me interesé por una serie turca, “Black Money Love”, y entonces me dije, _"la veré y de paso aprendo algo sobre Turquía", lugar del que he escuchado hablar mucho, pero en realidad conozco muy poco.

En efecto, la trama, una secuencia casi inacabable de enredos entre dos familias, una rica y la otra policía, de donde los protagónicos, masculino y femenino, terminan relacionándose en amores, se desarrolla en Estambul, ciudad bella, que combina lo antiguo con lo supermoderno en su estructura arquitectónica y urbanística, lo que hace que, más allá del guion, se haga disfrutable.

A los pocos minutos de comenzar la serie, descubrí, yo que creí que lo había visto todo y tengo que decir que quedé impactado, a una muchacha, que bien podría competir con las mujeres bellas que mencioné al principio y mucho más, puede competir con cualquier mujer bella que se le pare al lado, dejándola, a mi modesta consideración, bien atrás.

La artista, llamada Tuba Büyüküstün, a la que podríamos a partir de ahora bautizar como María para hacernos fácil y familiar el nombre, es una de las mujeres más bellas que he logrado ver en toda mi vida. Yo no la conocía, parece que ella a mí sí.

La serie tiene algo bueno, no importa la parte del guion que se esté desarrollando, la cámara siempre se acerca a la cara de María, lo que hace casi imposible no querer tocarla e incluso, como conocedor de la belleza femenina, besarla en la cara.

La serie, además de Estambul, sus calles, sus mansiones y hoteles, su parte antigua, la belleza del mar que la baña, tiene para bien de los expertos, una de las caras más bellas que ha posado frente a  una cámara de televisión o de las que caminan por las calles.

No creo que sea necesario dar más muela sobre esto. Les dejo a los interesados que pongan el nombre en internet, el nombre real por supuesto y busquen las fotos. Existen miles. De todas formas, les dejo algunas aquí para adelantarles lo que podrán ver.






Claro, sé que habrán féminas que dirán que no es tan bella como digo, que estoy exagerando e incluso lograran encontrarle que tiene una manchita en la parte de atrás del cuello o un hueso de la clavícula un milímetro más delgado que el otro, pero, yo, que he estudiado muchos años de mi vida sobre este aspecto, les puedo decir que estamos en presencia de algo totalmente fuera de lo común.

Día del Pavo. (Thanksgiving Day). 2019.


Thanksgiving Day, Día de Acción de Gracias o el Día del Pavo, como lo llamamos entre nosotros, es una festividad puramente norteamericana. No tiene que ver con ninguna iglesia, ni denominación religiosa y aunque creo que otros países celebran esta fiesta, por ejemplo, México, ella tiene su exclusivo origen en la historia de los Estados Unidos.

Es lindo, pues independientemente de la pertenencia a determinada religión, la participación en determinado partido político y la vida en diferentes estratos de la sociedad norteamericana, las personas se reúnen para festejar y dar gracias. Entonces se convierte en un día para la familia y amigos, donde se trata de comer, beber y pasarla bien. La tradición escoge la comida norteamericana por excelencia, papas, ensaladas, jamón dulce, postres típicos norteamericanos, pero el papel protagónico lo tiene el pavo, a lo que nosotros los cubanos, aunque no lo vemos con frecuencia, conocemos por guanajo.  

Según la tradición, se cuenta que los primeros colonos británicos que llegaron aquí en 1620 a bordo del Mayflower, después de haber pasado un año muy duro por un crudo invierno y durante ese tiempo haber sido ayudados a sembrar y cosechar, o sea, sobrevivir, por los nativos que con ellos se relacionaron, decidieron en 1621, justo al año de haber llegado, hacer como especie de fiesta, cena o ceremonia de agradecimiento. El objetivo, dicen fue claro, agradecer.

Después de pasar por varios días diferentes, fue el presidente Abraham Lincoln, quien en 1863 estableció que el día oficial para esa conmemoración sería el último jueves de noviembre de cada año. Desde ese momento hasta ayer, inviolablemente, cada año, los norteamericanos, más todos los que aquí vivimos hacemos un pare y nos reunimos para pasarla bien. Creo que, entre risas, músicas y comidas, todos agradecemos algo, sin tener que ir a una iglesia o pararnos frente a una imagen.

El famoso pavo, que no es una carne de las más especiales, se vende todo el año en todos los supermercados. Se vende entero, por piezas, en picadillo, etc., sin embargo, no es la carne preferida en este país, los norteamericanos siguen prefiriendo la carne de res, mientras más grande sea el bistec, mejor, pero ese día, todos hacemos una concesión y nos disponemos a meter un pavo, más grande o más chico, en un horno para agradar a nuestros amigos y familiares.

Para una fecha como ésta, más o menos, anualmente se venden de 40 a 50 millones de pavos. Todo el mundo lleva uno. Los que pueden, lo compran a su gusto, ya saben, marcas, tamaños, características, incluyendo los orgánicos y los que no pueden, reciben de regalo, sino un pavo entero, por lo menos una ración ya cocinada. Existen muchas organizaciones sin fines de lucro, muchas entidades de gobiernos estatales, iglesias, etc., que ese día, regalan pavos a todo el que se acerque a la puerta. Es impresionante, para los que no estamos acostumbrados a que esto suceda y para aquellos que siguen pensando en el crudo e inhumano capitalismo, ver que existen instituciones, que durante todo el año, todos los años, ayudan a los que peor están y lo mejor, nunca preguntan, ni exigen nada a cambio, o sea, no te obligan a presentar determinado curriculum, no te exigen pertenecer a determinada religión o causa política, no te piden que hagas algo a cambio. Sólo te paras en una fila, esperas unos minutos y te regalan la comida.

Puedo asegurar, digamos en un día como el de Acción de Gracias, que no existe una persona que no se lleve a la boca un pedazo de pavo. Puedo asegurar que, no sólo un día como este, sino durante todo el año, las personas reciben ayuda gratuita para poder comer y comer bien.

Según cuenta la Federación Nacional del Pavo, anualmente se crían 260 millones de pavos y en un día como este el 88% de los norteamericanos lo comen. Teniendo en cuenta que somos más de 300 millones de habitantes, el por ciento que come esta carne es muy alto. Imaginar lo que significa vender de 40 a 50 millones de esta ave, sólo para la cena de un día. Las cifras son impresionantes.

La fiesta involucra a la mayoría de los norteamericanos, entonces los presidentes de turno tienen su participación como máximos organizadores de la fiesta. Cada año el día comienza con que el presidente, en este año Trump, le perdona la vida a dos pavos, que tendrán la posibilidad a partir de ese momento, de vivir hasta que mueran de muerte natural, como muestra de agradecimiento del pueblo norteamericano. A partir de ese momento, a los pavos no se les puede tocar, ni el mismo presidente, aunque a muchos nos pueda parecer mentira, puede cambiar esa decisión.

La ceremonia presidencial reviste tanta importancia, que el presidente de turno perdona la vida de dos pavos, sin embargo, no puede cambiar la historia del presidente que lo ha antecedido, o sea, Trump no puede eliminar la designación de salvar la vida a los que Obama perdonó. Es una tradición linda y de respeto, es una acción que demuestra que el presidente, al que le corresponde una infinidad de capacidades, no las tiene ilimitadas, o sea, el presidente actual tiene la posibilidad de suspender, cambiar, eliminar, etc., determinadas decisiones del presidente que lo antecedió, pero no puede en algo tan aparentemente sencillo y sin importancia, o sea, el caso de los pavos, quitarle la condición otorgada por el presidente anterior. El presidente no es un dios, por lo que no las tiene ilimitadas.

En el plano personal, a mi no me interesa mucho el tema de los animales, o sea, soy partidario de que hay que seguirlos matando para comer, hago algunas excepciones con animales que están a punto de extinguirse por el maltrato o su matanza indiscriminada, pero si de ellos depende mi vida, la de los míos y la de los seres humanos, pues prefiero quedarme sin ballenas azules. Me gustan los perros, he comido gato.
Soy incapaz de maltratar a un animal, cualquiera que sea, pero no me cuesta darle un palazo a un ratón, aplastar una cucaracha, sacrificar a un perro con rabia, cazar a un oso que está agrediendo a una comunidad o cazar a un perro salvaje que se está comiendo las gallinas de un campesino. Me gustan las corridas de toros, a pesar de no haber podido verlas en vivo.

No abusaré jamás de un animal, pero disfrutaba enormemente cazando lagartijas o utilizándolas como carnada o cebo para sacar a las arañas de sus cuevas y recuerdo con agrado que no había acción más heroica que coger una rana que se había metido dentro de la casa y tirarla algo violentamente para el medio de la calle. Me gusta la carne y además conozco los beneficios que su consumo trae para el desarrollo del cuerpo humano, así que, si tienen que morir los animales, pues que mueran.

Me parece bien salvar a dos pavos como símbolo de agradecimiento, pero también me parece bien que se sacrifiquen a 40 millones de ellos para llevar un pedazo a mi mesa y disfrutar de una buena cocina. Tengo la suerte de ser humano, entonces los animales, a los que repito, no haría daño por gusto, existen para que yo los coma mientras pueda. De encontrarme solo con un león hambriento, de seguro no podría pedirle clemencia. Nadie piensa en lo que sufre un manzano cuando le arrancamos una manzana o un olivo cuando le sacamos a palos todas las aceitunas. Nadie piensa en el sufrimiento de la mata de maíz o aguacate cuando, todos los años, le sacamos para nuestro disfrute, a sus hijos.

Sin embargo, hay cosas que se me escapan. Los dos pavos seleccionados para ser indultados, a los cuales se les asigna un nombre, los de este año se llaman “Peas” y “Carrots” (Guisantes y Zanahorias en español), fueron criados en el estado de Minnesota. Fueron trasladados dos días antes y hospedados en el Hotel Willard Intercontinental, muy cerca de la Casa Blanca, residencia presidencial, donde el precio de las habitaciones cuesta entre $200 y $3,500 la noche.


Esto de hospedar pavos en hoteles para humanos y por demás caros, además de incoherente, me parece un exceso, una payasada y una gran ridiculez. Está bueno escoger a dos e impedir que sean sacrificados, mejor lo de perdonarles la vida como agradecimiento de toda una Nación orgullosa, pero lo de hospedarlos en habitaciones para humanos y tener que pagar por ello, quien sea el que pague por el hospedaje, me parece loco. Hay que agradecer, pero no apretar.




Entonces masticando mi pedazo de pavo, pienso en Cuba. Las cifras de 260 millones de aves criadas cada año, la matanza de 40 millones de ellas para las celebraciones de Acción de Gracias, el que casi el 90% de la población total de los Estados Unidos coma pavo en esa celebración, etc., me sigue impresionando.

No sé exactamente si esta celebración llegó a Cuba, sé que es difícil porque se trata exactamente de fiesta y comida, pero de celebrarse, me parece un buen momento para que cada cubano pudiera llevar ese día, quizás no un pavo, a lo mejor un avestruz, a la mesa de su casa para pasarla bien entre familia y amigos. Me parece un buen comienzo para agradecernos y agradecer.

martes, 19 de noviembre de 2019

El actor cubano Luis Alberto García nos sigue enseñando.

Ayer publiqué en éste mi blog, un artículo al que titulé "Contrastes", aprovechando o hablando sobre determinadas actividades oficiales, que con el objetivo de celebrar el V Centenario de la fundación de La Habana en el lugar donde hoy la conocemos, se realizaron en Cuba. 
Debo confesar que cuando terminé de escribir, confiando en que había contado mi verdad sobre los temas que había abordado, al releer mis ideas, incorporé al final del primer párrafo una oración que me parecía necesaria, para adelantar, quizás, algunos de los pensamientos que algunos de mis lectores pudiern tener. 
La oración en cuestión fue, " Quizás pueda parecer de extrema, pues bien, puede parecer de extrema". De esa forma, dejaba por sentado que me hacía responsable de lo que escribía, más allá de que todos estuvieran de acuerdo conmigo o no.
Hoy, por suerte, acabo de encontrar en mi Facebook un escrito que publicó el actor cubano Luis Alberto García, y que me arriesgo a reproducir aquí textualmente porque, no sólo estoy de acuerdo y lo que ha escrito Luis Alberto viene a respaldar, con muchos más elementos, lo que yo escribí, sino porque creo que el texto es inmejorable. El relato hace el cuento de lo que pasó, sin agregar nada para condimentar el hecho. Es por demás valiente.
Además, el autor no está en Francia, no es un emigrante que añora y ama su tierra desde lejos, menos es un tipo que se está aprovechando de sus "beneficios" en Cuba.
Es muy poco probable que los cubanos no conozcamos a Luis Alberto García, incluso muchos recordamos a su papá, grandísimo actor de nuestra televisión y cine. El actor puede, sin temor a equivocarnos ser calificado como uno de los mejores actores que dieron las pantallas grandes y pequeñas, más el teatro en Cuba. Son inolvidables cada uno de sus papeles, ya sean de carácter o de comedia. En cada protagónico, Luis Alberto se desdobla de tal forma que jamás se repite. Es un tipo que hace llorar, reflexionar y reír, con una calidad casi incomparable.
Pero, además, Luis Alberto está en Cuba, luchando como un cubano más. Según conozco no es de los artistas privilegiados por las autoridades, no tiene beneficios extras, no se ha rendido y menos doblegado. Es honesto, es real y sobre todo pienso, cubanísimo, tal como lo fue su papá. 
Les dejo textualmente lo que, repito, el actoraso cubano, ha escrito y publicado para Cuba y para el mundo sobre la apertura del Mercado de Cuatro Caminos, después de muchos años de que la instalación estuviera cerrada por reparación. De esta forma deja otra huella en cada cubano, al menos eso pienso yo.
"Fue combustión espontánea. No una cabronada de la CIA ni de la USAID ni de la “mafia de extrema derecha”.
Se abalanzaron mis cubanas y cubanos sobre vidrieras y mostradores en Cuatro Caminos porque los que calculan y planean, calentaron en demasía las redes y los medios de difusión masiva con la idea de que aquello iba a ser el “non plus ultra” de los mercados cubanos. Un oasis “WALMART” en la frontera entre Centro Habana y Cerro. ¡Apúrate, Abelardo, que llegó Home Depot!
Y hay necesidades acumulándose durante décadas, faltantes ancestrales, billeteras vacías, refrigeradores tristes que se enfrían a sí mismos. Angustias, demasiadas familias con una sola comida al día y el papel periódico colgando de un clavito en los baños. Muchas personas que no saben ni cómo funciona Western Union. Viejos y niños recogiendo pomos plásticos y “escachando laticas”. Y “los viejitos que no han sido funcionarios, los viejitos que no han sido dirigentes.”
¡¡¡ ERROOOOOR !!!
Diversifiquen las ofertas. No concentren lo mejor en un solo lugar para que sea vitrina y propaganda. Trabajen duro como lo hicieron, para los humildes de todos los barrios, de todos los pueblos, de todo el archipiélago, no para los titulares. Ni por los 500 ni por los 60 o 70.
¿O no saben que demasiadas familias cubanas viven contando los centavos Día y Noche? ¿Trasladándose a distancias enormes para “luchar” dos libras de carne de cerdo a 5 ó 10 pesos menos que en la mayoría de los lugares? ¿Dos cebollas que no cuesten medio salario y hagan llorar? ¿Dos cabezas de ajo que no signifiquen “a joderse”?
¿No saben que, si no acaban de abrir mercados mayoristas realmente abastecidos que les permitan a emprendedores y “cuentapropistas” sacar adelante sus negocios, éstos van a tratar de conseguir los insumos que necesitan, para que les dé la cuenta y poder pagarle a la ONAT sus inflamados impuestos, al precio que sea y siempre encontrarán la manera de burlar normas y prohibiciones? ¿ Por qué la ONAT les cobra una cifra fija mensual, tengan venta o no, clientes o no, huéspedes o no?
A los dueños particulares les avisan desde las mismas tiendas cuándo entrarán las estibas de cervezas, las maltas, los refrescos, el queso crema, la harina vital para pizzas y pastas, el queso Gouda, el agua potable, la carbonatada, las servilletas y un montón de cosas más para que sus compradores salgan a resolver lo que necesitan en sus cafeterías, restaurantes y hostales. Y no son delincuentes, ni acaparadores insensibles. Son cubanas y cubanos valientes, arriesgados, patriotas, que están tratando de que sus sueños sean rentables o sus inversiones y sus proyectos de vida se van a la mierda.
Es una pena lo que sucedió porque la idea es buena y loable. Sigue siéndolo. Los habaneros, los cubanos de a pie la merecen.
Tanto esfuerzo construyendo, remozando, soñando, no debería haber tenido como colofón ese coito interrumpido, ese orgasmo violento de dos segundos. Esa incultura de rodapiés.
Ni somos el país más culto del mundo ni el más instruido. Hay que despertar de ese sueño. Tenemos graves problemas como nación que deberemos enfrentar con dos cojones y todo el amor del mundo. Hay pobreza. No extrema en grado sumo, pero sí que la hay. En algunas zonas y barrios, coqueteando con el límite.
Menuda tarea la que tiene el gobierno.
Tendría que intentar llevar a la par la belleza del entorno, la solidez de los bolsillos y la distensión de los estómagos. No es tarea fácil por todos los tipos de bloqueos y embargos que nos acosan. Los mentales, los reales, los económicos y financieros. Externos e internos. Internos y externos. “Que no es lo mismo, pero es igual”.


lunes, 18 de noviembre de 2019

Contrastes.

La vida son los contrastes, porque de esos pedazos, de esas aparentes polarizaciones, están hechos los detalles que todos vivimos. Quizás pueda parecer de extrema, pues bien, puede parecer de extrema.

Hoy en noviembre de 2019, veo tres noticias totalmente contrapuestas, que obviamente dan, tres momentos diferentes de la vida de los habaneros, y por qué no, de todos los cubanos. Noticias que, describen una realidad, que creo no tiene la misma cobertura por los medios, sobre todo nacionales. Uno es el 500 aniversario del establecimiento de La Habana en el lugar donde hoy la conocemos, el otro, la visita de los reyes de España a cuba y la última la reapertura del más que simbólico Mercado de Cuatro Caminos y entonces pienso. Tres celebraciones importantes con finales totalmente diferentes.

La Habana es sin dudas una ciudad linda, atrayente, hermosa, que muy rápido enamora. No conozco el mundo español en Latinoamérica, sólo he tenido la posibilidad de vivir y caminar en República Dominicana, pero he visto imágenes, fotos, películas de muchos otros países y podría arriesgarme a decir que no existe en el mundo colonial español una ciudad cuya construcción sea tan linda como La Habana. Esa Habana que se comenzó a construir muy pronto dentro de la conquista española, después de dos asentamientos transitorios en el sur y en la propia costa norte, cuando los recién llegados buscaban un lugar estratégico para vivir, desarrollarse y sobre todo defender a los intereses de la corona colonialista española.

La Habana, el canal estrecho de entrada de la bahía, lo que garantiza cierta invulnerabilidad y luego su bahía de bolsa en la profundidad que protege, la loma de toda la parte izquierda, donde después se construyeron dos de las mejores fortalezas coloniales, lo que significó una defensa natural que ella proveía a la zona, las playas del lado derecho de fácil acceso al interior para pescadores y habitantes son de aquellas características inigualables que ofrecía el nuevo lugar.

La Habana muy rápido fue rica y diversa. Su condición de centro de la flota que regresaba a España trajo ciudadanos de varios lugares del mundo no sólo de la metrópoli, construcciones cada día más majestuosas, adelantos, acueductos, alumbrados públicos, correos, farmacias, bodegas, etc. y dinero, sobre todo mucho dinero, que trajeron la necesidad de muralla y excepcionales fortificaciones militares. La Habana, niña linda de la Corona Española, se desarrolló y por qué no, durante siglos, compitió con la misma metrópoli, a partir de intereses que, aunque nombrados españoles de origen, se fueron creando dentro de ella, sin conocer incluso a España. La Habana que parió, españoles habaneros, habaneros españoles, todos españoles cubanos.

La Habana con sus iglesias, monasterios, seminarios, muchos de inigualable diseño y construcción, sus palacios y palacetes, que todavía hoy impresionan, sus plazas y parques, montados a partir de un diseño cuadriculado, donde las calles que corren de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo garantizan el fácil acceso, conocimiento y dominio. La Habana de la piedra de cantería cubana, los mármoles importados, incluso de Carrara, que pululan en cualquiera de sus construcciones. La Habana de los hoteles, mesones y posadas. La Habana, por sólo mencionar a algunos, de Félix Varela y de José Martí.

Esa Habana que se convierte no sólo en capital de la isla colonial, sino que hereda su importancia en la época republicana fundada a partir de 1902, donde, ya no los intereses españoles, sino los intereses norteamericanos, y por supuesto, los más valiosos e importantes, los de los propios cubanos, consolida su belleza, su modernidad, su desarrollo. La Habana de arquitectos, ingenieros, diseñadores súper capacitados, estudiados muchos fuera de Cuba, pero cubanos. La Habana de poetas, maestros, pedagogos, filósofos, periodistas, escritores, muchos amantes y amados, que, aunque no de piedras, enriquecieron durante toda su existencia, la vida de la ciudad. La Habana de sus dos universidades, la primera antigua, arriesgada para la época, pionera; la segunda sencillamente inmejorable, extraordinaria, simbólica para la vida todavía de hoy.

La Habana del Vedado moderno, del Miramar modernísimo, de los túneles, de los cientos de cines, los modernísimos hoteles, de los glamourosos restaurantes, casinos y cabaret. La Habana del Cerro, donde estuvieron las primeras villas de descanso de la oligarquía española, de los repartos Casino Deportivo, Alta Habana, Fontanar, Apolo y su primo Víbora Park. La Habana de las miles y miles de esculturas de todas las materias primas, los trabajos con hierros en puertas, ventanas y balcones, los diseños en maderas preciosas, sobre todo cubanas, de escultores extranjeros, pero sobre todo y por encima de todo, de escultores, artistas, trabajadores de las manos y los oficios cubanos.

Esa ciudad que recibió a la Revolución de 1959 como una novia vestida de blanco y además virgen y que la Revolución ocupó intacta, con toda su belleza y funcionabilidad en óptimas condiciones. Esa ciudad que, con toda su estructura, primero colonial, luego capitalista moderna y modernizada, se entrega dócilmente envuelta en papel celofán a aquellos que vestidos de verde, dijeron que la amaban.

La ciudad de las columnas como la llamara Alejo Carpentier, el más parisino o afrancesado de los intelectuales cubanos, de Emilio Roig de Leuchsenring, su historiador, y de Eusebio Leal, su auto proclamado continuador, que, gústenos a no, con discrepancia con algunos de sus métodos, se dedicaron a recoger piedras, buzones, señales, guardavecinos, pedazos de papeles y cartas, hierros viejos, huesos, pedazos de vajillas, etc. y levantar poco a poco, milímetro a milímetro la historia, la riqueza arquitectónica, el simbolismo, incluso en momentos donde el gobierno central que obtuvo a La Habana incólume, no sólo no caminaba por sus calles y se dedicaba a sus realizaciones megalómanas de guerras de liberación mundial o a convertir a Cuba en un país altamente industrializado capaz de competir  y superar a la potencia más grande que ha dado la historia humana, Estados Unidos, sino que no le interesaba salvar, ni mantener, absolutamente nada.

La Habana hoy de los miles de solares y ciudadelas que se han ido apoderando de los edificios antiguos y casas donde quiera que éstas estén, con la entendible y necesitada transformación y destrucción que lleva la enorme aglomeración. La ciudad que ha demostrado su alta calidad y su amor a la eternidad y al enraizamiento sólido a la tierra que todavía hoy, después de cinco siglos, a pesar del olvido y el maltrato continuado, se niega a desaparecer totalmente, cayéndose sólo en parte, muy discretamente, se deteriora mostrando increíblemente la nueva modalidad de la belleza vieja; de aquellas paredes manchadas de moho con plantas que salen de ellas, la madera de ventanas y puertas semi corroída por el tiempo, los bichos, los perros callejeros; los hierros, años atrás muestra de la mejor herrería artística, herrumbrosos u oxidados por falta de lija y pintura; aquellos vitrales que adornaban cualquier construcción, hoy falta de muchos de los pedazos de cristales que formaban su historia o imagen completa, aquellas esculturas de bronce enverdecidas por el tiempo, la humedad o las de mármol con ese color grisáceo que además del tiempo, aporta el polvo y el hollín. La Habana ciudad capital de NO todos los cubanos.

Como es de esperar, por un cumple de cinco siglos, cualquier ciudad se dispondría a celebrar. ¿Qué son cinco siglos para Europa? Nada, la cerveza que me gusta tomar tiene sus orígenes en Bélgica en el año 1366. ¿Qué significan cinco siglos para nuestros queridos chinos? Menos todavía, Jonathan un día me dijo que el registro más antiguo de alcohol tomable se encontró en China y data de 9 000 años, o sea, nada más y nada menos que 90 siglos de antigüedad. Pero para nosotros, los americanos, los que fuimos descubiertos, o encontrados, o chocamos, con otra cultura y a partir de ahí le dimos clic al cronómetro, pues 500 años son muchísimos.

1.- Hoy entonces, me imagino que además de otras actividades íntimas y uno que otro círculo infantil reconstruido, se ha escogido la restauración del Capitolio de La Habana para festejar dicho cumpleaños. Los que crecimos en Cuba, es cierto que considerábamos al Capitolio como algo exclusivísimo, siempre nos gustaba compararlo con el que más conocíamos en foto al menos, el Capitolio de Washington. Eso nos ayudaba a considerarnos importantes, pero luego viviendo yo en Estados Unidos, he descubierto que todas las ciudades aquí con cierta importancia, que son miles, tienen un capitolio. Todos parecidos, todos con las mismas funciones, más grande, más pequeño, más lindo o más feo, con mejor diseño interior o más sencillo, lo que me dice hoy que tener un capitolio en tu ciudad no era nada del otro mundo.

He visto, siempre para que no me cuenten, una entrevista del desagradable Randy a Eusebio Leal, donde el historiador utiliza todos los adjetivos y sinónimos para describir la obra de nuestro edificio y lo que significó la restauración. Eusebio, con tal de llenar un espacio cultural, casi con diccionario de la Real Academia en mano, estuvo mencionando palabras y más palabras semejantes y parecidas, epítetos y calificativos para describir cada centímetro de nuestro edificio, haciendo su historia, que como todos sabemos trata de convencer por el ritmo sentimental de lo que dice, más de lo que por lo que realmente dice.

Y me llama la atención de como la historia se cambia al antojo de los historiadores vencedores. Ahora, el Capitolio de La Habana es una gloriosa e inigualable construcción donde irá a parar el gloriosísimo Parlamento Cubano, o sea, al lugar donde le corresponde, su casa. El mismo parlamento que fue sacado de allí hace 60 años por representar al poder burgués y lo más horrible de la sociedad cubana hasta el 1959. El mismo Capitolio que se construyó costando millones de dólares de la época y se inauguró sin tener en cuenta la realidad económica de Cuba, el mismo año de la que sería una de las mayores crisis económicas que ha sufrido la humanidad. El “inigualable” Capitolio es ahora una muestra de los gloriosos constructores de 1929 que bajo el gobierno del, según me dijeron, hijo de puta dictador Gerardo Machado, el cual fue acusado de defecarse con su obra en la realidad cubana y los reconstructores actuales, todos cubanos, que con su trabajo convirtieron la piedra y la madera en una obra de arte. Pero, …, ¿No era el Capitolio Nacional la sede de un gobierno brutal, asesino, corrupto, nada más y nada menos que dictatorial que sumergió a toda Cuba en sangre, siendo uno de los períodos más brutales de gobierno dentro de la República, donde las garantías, no sólo constitucionales, sino las más elementales de vida, se vieron afectadas o eliminadas?, ¿No fue ese mismo Capitolio, la obra que, empobreció a toda Cuba más de lo que dicen estaba?

¿Por qué la Revolución no ha escogido una obra de la Revolución para celebrar estos quinientos aniversarios? Existen edificios importantes, tanto o más para el cubano que el Capitolio Nacional, se me ocurre Coppelia. Es cierto que el Capitolio nos permitía tirarnos una foto parados fuera de él y tomarlo como referencia de encuentro para reuniones de amigos, pero muy pocos de nosotros disfrutábamos observando los detalles de su arquitectura, menos nos dedicamos a caminar por su interior, sin embargo, Coppelia, además de arquitectura y el lugar más famoso de encuentros de los habaneros y cubanos, o sea, la esquina de 23 y L, era el lugar donde se podía acceder al helado, a uno de los mejores helados del mundo. Puede ser que, incluso, no se conozca el Capitolio, pero Coppelia es imposible de no conocerla.

Coppelia obra 100% de la Revolución, acaba de ser restaurada, creo que va por la tercera o cuarta restauración capital, y, a pocas semanas de inaugurada, con bombo y platillos, las personas se mojaban más adentro que afuera. ¿Restauración capital? Entonces podrían haber escogido de nuevo a la heladería para celebrar con una nueva restauración, a menos de un mes de restaurada y los cubanos hubiéramos estado más contentos. Los llamo a hacer una encuesta sencilla, con algo de sentimentalismo incluido: ¿Qué es más importante a restaurar el Capitolio para la nueva sede del llamado parlamento cubano o Coppelia con su antigua lista de sabores y combinaciones de helados? OJO, podría ser ésta la peor de las respuestas que obtendría el gobierno de la aceptación de su actuación.

Leal y Randy, votarían por el Capitolio, todos sabemos el por qué, pero Pedrito, Albertico, María, Jaqueline, Yusnavy, Yusimi, Yusleidi, etc, de seguro prefieren lo del helado.

La ceremonia de celebración, todo un éxito y despliegue de poder, sobre todo económico, para aquellos que fueron invitados, el verdadero pueblo, aquel que camina y vive la ciudad, aquel que suministra las sábanas blancas para adornar los balcones y mantener ese lindo ambiente cultural, fue destinado al Parque Central, junto a la escultura de Martí que lo preside, donde dicen que ni el audio de la actividad llegaba.

Enorme cantidad de fuegos artificiales, he leído que 16 000, me imagino que, aprovechando una oferta de China, la cual a lo mejor todavía no se han pagado, pero como los chinos además de inventores son los reyes de los artificiales, con quién mejor que con ellos, la deuda del pueblo cubano.

Me imagino que siguiendo los pasos de Machado, quien repito, a pesar de la inigualable obra que bajo su gobierno se inauguró en 1929, además de dictador fue acusado de no importarle la realidad del pueblo cubano, el gobierno actual ha tratado de decirle al mundo, una vez más, no pasa nada, estamos bien, todos estamos contentos. Tan contentos estamos y apoyados por el pueblo, que podemos celebrar con tranquilidad los cinco siglos de La Habana, con la monumental restauración de una monumental obra. Estamos tan bien y todos tenemos de todo, que nos sobra para invertir dinero en esta obra arquitectónica y de arte. No hay problemas, todos tenemos casas, nada se está cayendo, nada necesita intervención urgente, nunca nadie ha muerto debajo de los escombros, estamos ahora, porque no tenemos nada más importante que hacer, ni en qué invertir, reconstruyendo lo que antes fue símbolo y orgullo de la burguesía, que luego de 1959 nosotros mismos nos dedicamos a destruir y a cambiar con las diferentes funciones y jefes que allí asignamos, hasta que casi se convierte en una ruina, para ahora junto a los hoteles que estamos construyendo para turistas internacionales, dedicarle recursos, incluso importando materiales y mano de obra especializada, a una obra social, una obra importante para la historia y, sobre todo, una obra de disfrute popular, nada más y nada menos que el Capitoliooooooooooooo.

2.- Los Reyes de España visitaron Cuba. Jóvenes, inteligentes, elegantes, e imagino que aburridos de pasear por el mundo, la pareja real española, se ha tomado unos días de su, calculo, complicadísima y ocupada agenda, para pasear, comer, dar y recibir regalos, hacer y recibir halagos, hacerse los agradables, entendedores, sensibilizados y solidarios, en la misma medida que acepta los agrados y la aparente sensibilidad y por debajo del telón, cuadrar la situación e intereses para los ciudadanos del país que representan, que han tenido y tienen inversiones en la isla caribeña. Intereses pasados, muchos de ellos no cobrados o intereses futuros necesitados de garantías para cobrar. Es un juego de antiguos dominantes y por qué no cocreadores. A lo mejor los tatarabuelos de los reyes o algunos familiares estuvieron en Cuba, vivieron e incluso prosperaron, por lo que debe ser super emocionante caminar por las calles de los abuelos, visitar sus casas, recordar el ambiente, etc. Debe ser agradables para los reyes, pero para los cubanos …

Las delegaciones frente al Rey de España y al Presidente de Cuba firmaron un Acuerdo para el Marco de Asociación país Cuba y España 2019-2020 en materia de Cooperación para el Desarrollo, el cual como cubano común no me queda claro, pues la palabra desarrollo me parece muy grande bajo el patrocinio de España y muchísimo más grande para el destruido gobierno cubano. Desarrollo debe llamarse por la parte española a la salvaguardia de las inversiones que de la península puedan venir, sobre todo, imagino, de tipo privada y a la innegable necesidad del gobierno cubano de asirse a la primera tabla que le pase por el lado en el inmenso océano en el que se encuentra. ¿Hay dinero? Entonces vamos a firmar un acuerdo y le ponemos cualquier nombre.

Es cierto, casi todos los cubanos tenemos vínculos cercanos o lejanos con España, salvo un poco de chinos, los descendentes de haitianos, y alguno que otro francés que vivió en Cuba, tanto los blancos como los negros cubanos podemos tener en nuestro árbol genealógico o nuestro desarrollo a un español. Los blancos, directo de inmigrantes que viajaron a Cuba porque se estaban muriendo de hambre en España o porque querían mejorar fuera de Europa y los negros porque sus abuelos fueron esclavos traídos desde África como mano de obra más que barata y bautizados católicos vivieron en Cuba o porque nacieron en las famosas casas cuna patrocinadas por algún rico hacendado español o porque sus bisabuelas fueron utilizadas sexualmente por uno que otro español medianamente rico. Esa es nuestra historia pasada, sin embargo, en la actualidad para lo único que han servido los españoles en Cuba, es para, esconderse por sus actividades terroristas en España, acostarse con las lindas mujeres cubanas, jóvenes y no tan jóvenes e inventar negocios, muchas veces con poco o ningún respaldo económico fuerte. Muchos de esos empresarios que llegaron a Cuba, viajaron con las especiales condiciones de extranjeros de que el gobierno los invistió, con papeles y catálogos de empresas que decían representar, establecieron en Cuba oficinas, siempre ayudados por algún funcionario de “buenos sentimientos” o algún que otro trabajador “por cuenta propia” y comenzaron a hacer dinero. Ocuparon las mejores casas, se hicieron famosos y lo que es más deprimente, comenzaron a utilizar como mano de obra super barata, tal como sus bisabuelos, a los cubanos que, desprovistos y desprotegidos, nos sentíamos super orgullosos de trabajar para un español. No importaba si era como jardinero o cuidador de los perros del tipo, no importaba si como criado de la mujer mulata cubana, que antes vivía en Párraga y había dejado la escuela en 10 grado para ir a luchar a las calles, que el tipo tenía ahora como señora y exhibía entre sus amigotes como trofeo o empleado de su compañía, donde además del trabajo profesional, ayudábamos al tipo, llevándole a la querida al aeropuerto, limpiándole el carro o la piscina, porque el tipo era empingao y además pagaba en “fulas”

¿Qué podría significar la visita de los reyes españoles para los cubanos? Nada, en lo absoluto sobre todo porque los reyes no van a reunirse con el pueblo, ni ayudarlo directamente. Obama hizo más, trató más, se comprometió más y dio más al propio gobierno y tan pronto levantó el pie de la isla, fue no sólo criticado, sino que los auto parlantes del gobierno se burlaron de él publica y autorizadamente. La visita de Obama solo sirvió para que el hoy expresidente de los Estados Unidos, además de por negro pasara a la historia como el primer presidente norteamericano que visitaba Cuba. Cuba no cambió.

Me llama la atención de que, según dicen, una cena pagada,  o sea, inventada por los reyes para el gobierno cubano, se diera en el hermosísimo patio central del antiguo Palacio de los Capitanes Generales españoles, hoy Museo de la Ciudad  y centro de la Oficina del Historiador de la Ciudad y que ni el mismo Leal, tan conocedor y defensor de ese sitio, le dijera a los organizadores que ese lugar es sagrado, que representa hoy no sólo uno de los mejores museos de la ciudad, sino el mejor y también el lugar donde está depositado parte del patrimonio histórico de Cuba y sobre todo de nuestras guerras independentistas, donde en sus salas se exhiben con orgullo muchas de las banderas, viejitas ya, muchas casi destruidas, llenas de sangre, que sirvieron como símbolos e inspiración de nuestras guerra de independencia contra España, que duraron nada más y nada menos que 30 años.

Museo que el pueblo de Cuba quiere y respeta, el mismo pueblo, que hoy paga para poder verlo o ha trabajado, haciendo un esfuerzo enorme, para recuperarlo, restaurarlo y mantenerlo y que el día de la cena privada, Reyes de España y primeras figuras del gobierno cubano, no entró a comer. No entiendo como el mismísimo Leal, que recibió de manos de los reyes la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, merecida por su labor, uno de los más apasionados defensores de la cubanía, no les recomendó a los organizadores de la cena privada, que escogieran un lugar más privado, menos visibles, menos dañable que el Museo de la Ciudad, porque le tienen que sobrar a la Embajada de España y al propio gobierno cubano, los salones públicos y privados para la cena, que hubiera evitado, al menos para mi gusto, tener que convertir ese “sacro” lugar con funciones muchas, menos gastronómicas, en un restaurante de ocasión.

Los reyes de España, además de La Habana, visitaron Santiago de Cuba y una de las actividades fue homenajear al almirante Cervera y a más de 300 víctimas de la batalla naval en la Bahía de Santiago y a más de 600 soldados que perdieron la vida en el enfrentamiento terrestre de la loma de San Juan. Y entonces una vez más me pregunto, es que estamos locos, los pueblos y sus políticos olvidan o manejan la historia a su conveniencia o es que todo es una mentira.

¿Qué le parecería a Alemania que yo alemán fuera a poner flores en las tumbas de los enjuiciados y sancionados por el tribunal de Nuremberg?, ¿Cómo podría yo venir a Estados Unidos y poner también flores para recordar a los árabes que se suicidaron dentro de los aviones el 11 de septiembre del 2001 causando miles de muertes civiles?, ¿Cómo hacer un monumento dedicado al soldado norteamericano heroico que masacro al pueblo, niños, hombres y mujeres, ancianos vietnamitas en Viet Nam?

Entonces lo de poner flores a soldados españoles es un desenfoque, o una burla, un desconocimiento o un desinterés. No me queda otra, la independencia de Cuba costó como ya mencioné, como mínimo 30 años de luchar armada, miles de muertes, devastación, reconcentración de la población, lo que significa asesinato y exterminio, por lo que los soldados españoles que allí estaban, vivos y muertos, representaban al más inhumano dominio colonial contra el pueblo de Cuba.

Los soldados españoles que en Cuba estaban, defendían hasta última hora la brutalidad de la corona española. No importa ahora si pelearon contra los mambises cubanos o contra las tropas americanas que llegaron al final cuando ya España estaba literalmente derrotada. No importa ahora, siguiendo los derroteros de las diferentes variantes historiográficas, si existieron dos guerras, una de Cuba contra España y otra de Estados Unidos contra España. El ejército español, sus oficiales y soldados representaban al colonialismo español e hicieron todo lo posible porque aquello no cambiara nunca.

Entonces, por qué nadie les recomendó a los reyes que era mejor poner las flores, por ejemplo, al emigrante español sin nombre, como acto de buena voluntad a los miles y miles de españoles que ayudaron a formar y construir de buena fe a lo que hoy llamamos Cuba. Hubiera sido mejor que los reyes pusieran sus flores a los músicos españoles, a los bailaores de flamenco, a los poetas, que tanto influyeron en nuestra cultura. Si los Reyes de España quieren homenajear a sus soldados muertos, primero habría que preguntarle al Generalísimo Máximo Gómez o al General Antonio Maceo, habría que encuestar al joven José Martí y a los miles de soldados que lucharon contra ellos por defender a su patria. A lo mejor, habría que invitar a Elpidio Valdés y María Silvia para ver qué dirían de la ceremonia “gallega”. Preguntémonos, ¿Dejaría el gobierno cubano que una misión pacífica fuera a ponerle flores a los que perdieron a vida en el ataque a Bahía de Cochinos y Playa Girón o a los que murieron en el Escambray?

La tan famosa y planificada visita de los Reyes de España a Cuba, que tuvo como justificación la celebración de los 500 años de la fundación de La Habana, la villa más querida del colonialismo español no contó con la presencia de los reyes, o sea, vinieron para celebrar el cumple, pero se fueron antes de que el día del cumple se celebrara. A lo mejor es algo que se estila en las casas reales, pero, así y todo, quién puede entender a los reyes.

3.- Como parte de las celebraciones triunfantes de La Habana, se abrió el famosísimo mercado de Cuatro Caminos, edificación que llevaba cuatro años en restauración. Nótese que la majestuosa y colosal obra del Capitolio habanero en la década del 20 del siglo XX, desde la concepción machadista, el proyecto, la construcción del edificio más las zonas aledañas, demoró el mismo tiempo que en el 2019 se dedicó a la restauración del edificio del mercado habanero, lo que quiere decir que no estamos nada bien.

El Mercado de Cuatro Caminos, nombre popular por el cual conocemos al Mercado Único, fue el colosal testigo del desarrollo económico alcanzado por Cuba en el año 1920, tan famoso como el Capitolio habanero, aunque con un objetivo totalmente diferente, está situado en una zona privilegiada de la ciudad, muy cerca del puerto y de la antigua estación de trenes de Cristina, lo que aseguraba el abastecimiento de productos y el tránsito de las personas. Por su construcción sólida y su tamaño, bien podría considerarse como una fortaleza militar, fue centro del comercio incesante de La Habana de aquellos años. Según cuentan no hubo mercado pequeño y mediano que resistieran sin quebrar a los embates de ese lugar, que se convirtió en símbolo del desarrollo económico cubano.

No sólo era o trabajaba como mercado, sino que en sus espacios acogía a una enorme cantidad de puestos de comidas, restaurantes, cafeterías, que permitían a los habaneros disfrutar de la inigualable gastronomía cubana. Tengo los cuentos de Pipo Roberto, quien asegura que después de una noche de fiesta, no había nada mejor que pasar por el Mercado de Cuatro Caminos a comerse una completa con carne de res y cerveza incluida que no pasaba de 1.50 pesos cubanos, luego irse a dar un baño para incorporarse a trabajar temprano en la mañana. Y eso que me cuenta Pipo Roberto, era tan fácil como super fácil. Fiestar, comer al amanecer en Cuatro Caminos, bañarse y trabajar, era lo que se hacía cualquier día de la semana.

El mercado vivió sus grandes momentos hasta que todo cambió y se convirtió en algo que sólo estaba en la memoria de los habaneros. Se destruyó parcialmente y su oferta cada día no sólo disminuyo en cantidad, sino sobre todo en calidad, por supuesto, de los puestos de comidas chinas y habaneras que tanto gustaban a Pipo Roberto, ni la sombra quedan. Recuerdo que la última vez que lo visité, era una mezcla de candonga con feria, con el abrigo de un gran mercado negro y sobre todo uno de los peores ambientes sociales de La Habana. Si querías conseguir una pistola, una tasa de baño, una caja de muerto con incluso el muerto adentro, el lugar era ese, el Mercado de Cuatro Caminos.

Entonces, ahora para las celebraciones del cumple de La Habana, después de algunos años de restauración y un costo imagino de millones de pesos cubanos, más millones de dólares, recordar que, de obras como estas, se reparan y construyen muchas casas de la ciudad, reabrió sus puertas, como mercado en divisas, pobre Pipo Roberto y a las pocas horas de inaugurado, las autoridades, más cantidad enorme de policías, se vieron obligados a cerrarlo por el enorme desorden que se generó.

En realidad, lo de desorden, que es la forma que a mi madre le gusta que describa algunas cosas, nada. Lo que se formó allí, no me lo contaron, lo vi, fue la de San Quintín. Decenas de personas, las mismas que antes ocupaban el lugar con su mercado negro, empujándose, fajándose unas con otras para acceder a los productos. Hombres encaramados sobre muebles, que cogían y tiraban para atrás los productos, personas encaramadas unas sobre otras para coger una lata o un pomo de algo y llamativo, las personas con 4 o 5 cajas de cervezas luchadas en plena guerra.

De ahí el problema, a nadie le importaba el cumple 500 de la ciudad, menos la visita de los Reyes de España, muchísimo menos hacer una fila y civilizadamente coger, escoger, pagar y marcharse. Eso ocurre cuando se inaugura un super en Tokio. En La Habana, la real, la de todos los días las personas están agrediéndose, con amenazas de: deja que te coja afuera, por o para comprar algo.

Lo más llamativo es que los que allí estaban no parecían tener hambre, no estaban famélicos, ni tan siquiera flacos y me pareció que el producto más demandado fue la cerveza de laticas. Las mulatonas cubanas gordas, ricachonas, sandungueras, aguerridas y agresivas. Los mulatones ricos, con sus cadenas de oro en el cuello. Todos disfrutando del “rico” ambiente creado. Algunas que otras personas, mayores, pedían clemencia, llamaban a la cordura y daban gritos para que alguien llamara a la policía, que por cierto en varios videos que he visto, nunca se presentó para arreglar el desorden con posibilidades de convertirse en desastre.

A pocas horas de inaugurado el Mercado de Cuatro Caminos no se derrumbó porque ya dije que puede ser su construcción comparada con la de una fortaleza militar, pero si hubo que cerrarlo hasta próximo aviso. Imagino que la policía debe estar preparando un super operativo para manejar la próxima todavía no avisada apertura.

Me hubiera gustado ver a Randy Alonso, con su bufonesca sonrisa, a Eusebio Leal, con su hablar medioeval y a Liz, la esposa del Presidente Canel, con su vestidito hecho con una cortina de baño, como parte de las celebraciones por el cumple de La Habana, todos metidos en el inmenso tumulto de mulatones y mulatonas cubanos, tratando de comprar sus productos. Eso si hubiera sido trascendental para la historia de esa ciudad.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Evo no sólo renunció, Evo huyó.

Renunció Evo Morales y por supuesto, una parte del mundo interesado, gran parte de Bolivia se alegra, lo celebra y la otra parte de ese mundo interesado, habla de golpe de Estado y de atentado contra la democracia.


¿Qué significa democracia? No sé, porque a pesar de las definiciones que existen y ser uno de los términos más utilizados en la actualidad en el entorno político de los países, lo cierto es que cada cual hace con ella lo que le da la gana y más, luego tratan de darle a las actuaciones “democráticas” caprichosas cierto respaldo legal.

Según las definiciones más modernas, democracia es una forma de gobierno del Estado donde el poder es ejercido por el pueblo, mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas, por lo que la democracia vista, ante todo, significa gobierno del pueblo. Eso sería fácil, pero en realidad para que el pueblo gobierne, como no cabe todo en el palacio presidencial, tiene que buscarse quién lo represente y entonces ahí puede aparecer el problema a largo plazo.

La democracia, sabia, señala que el pueblo elige a sus representantes por un período de tiempo determinado, porque la democracia sabe que el poder emborracha, endroga y cuando se hace ilimitado, tal como en las sociedades falta de democracia, no importa el nombre que tengan, el poder comienza a hacer más daños que beneficios. Los poderosos se creen imprescindibles, comienzan a dar y quitar sin consultar, comienzan a recibir prebendas, se convierten en corruptos, etc., apartándose del camino correcto, apartándose de los intereses de ese pueblo que dicen representar y defender. Los poderosos, sin el más mínimo pudor, comienzan a responder únicamente a sus intereses y los de aquellos que los apoyan y entonces aparecen los mecanismos para permanecer en el poder, por las buenas o por las malas.

Los políticos casi todos son iguales, salvo raras excepciones, todos, quizás por el sentimiento de grandeza que crea el poder, al final del camino, juegan con todo aquello y aquellos que lo convirtieron en poderosos, traicionando incluso los más elementales principios del buen proceder y vivir.

¿Por qué perpetuarse en el poder? Evo Morales, de origen activista indígena, según él mismo, solamente defensor de los humildes, llevaba ya cerca de 14 años en el poder y parece que, digo parece dándole cabida a la duda razonable, ahora para continuar en el poder, siempre apoyado por los que viven debajo de él, se le ocurre protagonizar una violación a las urnas y falsificar las votaciones, para darse una vez más por elegido. A ese nivel, o sea, presidente de un país, no importa si rico o pobre, no es el dinero lo que está decidiendo. A ese nivel, todos sabemos, y es además entendible, que las personas tengan para ellas y para sus descendientes de varias generaciones, todo resuelto para vivir. Lo que decide, lo que corrompe, lo que lleva al fraude vulgar, a las alianzas políticas repugnantes, es el embriagador poder, es la posibilidad de mover los hilos de un país, o de varios, es la posibilidad de hacer u apoyar guerras, es la opción de manejar miles de millones de dólares en cualquier antojo, es la dulzura de saber que, con poquitos engaños, podrás hacer lo que se te venga en ganas.

La dulzura del poder puede más que todos los millones de dólares del mundo. La idea de tener a millones de personas gritando tu nombre, aplaudiéndote, llevando tu foto a las salas de su casa, poniéndole tu nombre a sus hijos, debe ser de los estímulos más grandes que cualquier ser humano pueda obtener, sobre todo para aquellas personas necesitadas de ese reconocimiento, por problemas de estima, egocentrismo, avaricia, egolatría, vanidad, etc. Dos ejemplos claros, salvando las épocas y los detalles, de dos que, enfermos desde siempre de personalidad, disfrutaron enormemente no del dinero, sino de la dulzura del poder fueron Adolfo Hitler y Fidel Castro.

Es una tendencia, la cual no puedo explicar, que los gobiernos de izquierda o francamente comunistas, una vez que llegan al poder, trata de eternizarse, tal como si su presencia fuera imprescindible, tal como si con su ausencia nada continuaría. De eso los cubanos sabemos mucho. Durante todos los años de su existencia, el socialismo sembró a sus dirigentes hasta horas antes de morirse, los presidentes de los partidos eran llevados casi cargados o a rastras para sentarlos en las sillas presidenciales o en las tribunas políticas, los dirigentes se volvieron incuestionables e intocables, adquiriendo categorías de dioses, que sólo ellos podían dirigir, sólo ellos podían poner y quitar, sólo ellos o su aprobación “divina” podían generar ideas y a los que solo la muerte los apartaría de sus heroicos caminos. Los cargos de primeros secretarios de los partidos y de presidentes de gobierno se convirtieron en vitalicios. Todos eran culpables menos el dios, todos eran prescindibles menos el dios, todos podían estar equivocados menos el dios. Si había que quemar a alguien o algunos, en la hoguera roja para salvar al dios, pues bien fueron quemados.

Soy un desconocedor de la realidad profunda de Bolivia, no es de los países que más me atraen, luego no se conoce la historia de un pueblo al detalle sólo con escuchar o leer dos o tres noticias, pero sí sé que Evo y muchos otros, han padecido del mismo mal. Llegan, muchas veces con real apoyo popular por su trayectoria o propuesta, realizan cambios que, algunos llamaríamos positivos, benefician a algunos, incluso a muchos, pero a la hora de irse, se niegan, patalean, lloran y más que nunca apelan a la tan mencionada “democracia” que tenían metida en un bolsillo.

Cambian las constituciones vulgarmente y violan las urnas electorales con enormes fraudes o implementan mecanismos, aparentemente legales con rocambolezcas legislaciones para permanecer. Se enamoran a tal punto, que el amor los ciega y entonces ese es el primer golpe a la democracia que tanto dicen amar y respetar. En la mayoría de los países “demócratas” modernos, los períodos presidenciales están definidos para 4 o 6 años y se supone que después de ellos, la mejor forma de respetar es recoger las maletas y dejar el camino abierto a otro, que puede ser continuador, que puede ser mejor o todo lo contrario, ya los votantes y la propia democracia, se encargaran y lo arreglaran. El mejor respeto al poder es dejar el poder. Todo lo demás, o sea, perpetuarse en el poder, pretender permanecer lo que no tienen que permanecer, significa un totalitarismo abnegado, público y abierto, independientemente del nombre que se le dé.

Parece que Evo padeció de este mal. El hombre, aparentemente noble, muy favorecida y explotada su imagen por su origen indígena, pretendió a todas luces perpetuarse en el poder y estirar su período de gobierno, en nombre de la democracia, a casi 14 años. Dicen ahora, o al menos ahora salen con fuerzas las imágenes y noticias de que si, es cierto, era indígena, pero de noble, humilde, desinteresado y sobre todo pobre, tenía poco.

Ahora se le acusa de favorecer el cultivo de la hoja de coca y por supuesto, la fabricación y comercio de la cocaína, en el área, donde era más que presidente, dentro de su presidencia de Bolivia. Se menciona su relación con Pablo Escobar, del que muchos fueron amigos en el pasado y para colmo de males, se habla de su relación con Chapo Guzmán y el Cártel de Sinaloa, cosas que, de ser comprobadas, bastarían para que se pudriera en una cárcel. Se menciona, en esos, sus años de gobierno, donde es cierto que algunos cambios hubo en Bolivia, sobre todo en los sectores más pobres y algunos avances económicos, sobre su facilidad para gastar dinero en proyectos inicuos y estériles, comprar y vender funcionarios y, sobre todo, enriquecerse por detrás de esa cara de indio que tiene.

Evo, a pesar de la negativa de gran parte del pueblo boliviano, cambió la constitución para mantenerse, tal como se puede cambiar una receta de cocina, luego apeló a su derecho como ser humano para reelegirse y a pesar de la enorme oposición, sus amigos que lo acompañaban en el poder se lo otorgaron y por último, todo indica, que cometió un enorme fraude este pasado 20 de octubre con tal de quedarse, al parecer indefinidamente. Tanto se enamoró Evo del poder, que no quería irse, tal como un niño cuando se aferra a un oso de peluche que alguien le quiere quitar. Evo no quería ser presidente, Evo, quizás en su pensamiento tradicional indígena, llegó a pensar que Bolivia era de él y que más nadie la tendría.

Entonces Bolivia se tiró a las calles. No sé si Bolivia estaba pagada, si la compraron, si la motivaron con dulces como se hace con los animales que se portan bien después de un acto circense o si Bolivia enamorada del imperialismo, siguió los designios de su amor, lo cierto es que Bolivia estaba en la calle y no estaba triste, todo lo contrario, las personas cantaban, coreaban consignas y lloraban de alegría inmensa por haber sacado al que ellos, no yo, llamaban dictador.

¿Golpe de Estado? No lo creo, porque si creo que los dañados, además de llorar por los rincones, son famosos por cambiar todo de nombre para darle a un hecho mayor impacto, mayor relevancia y así aumentar el papel y los daños de las víctimas.

Un golpe de Estado, no en Bolivia, pues no existe para ella una especial definición, sino para cualquier lugar del mundo, es una acción violenta llevada a cabo por fuerzas militares o rebeldes que pretenden quedarse con el gobierno de un Estado. El golpe supone que las autoridades vigentes y legales dejen de existir por la fuerza y estas pasen a manos de los golpistas, generalmente militares. Un golpe de Estado es un asesinato a la legitimidad constitucional, o sea, no sólo que se burla de ella, sino que la destruye para beneficiar a un grupo, a veces reducido, que comenzará a gobernar por vías de la fuerza.

Entonces, nada de esto fue lo que ocurrió en Bolivia, a no ser que lo de golpe de Estado, que asegura nada más que dramatismo, sea un término utilizado metafóricamente por no tener otra cosa que decir. Cosa que, a estas alturas del juego, o sea, lo de metafórico y no tener nada que decir, nadie lo cree.

Evo pidió reprimir a los que estaban en la calle. Evo, humilde, indígena, representante absoluto de los más pobres, pidió matar a la gente que estaba en la calle protestando por el fragrante fraude. Evo, presidente de izquierda, cuando se vio perjudicado apeló a la masacre. Y entonces la policía y el ejército bolivianos se vistieron de gala, se la jugaron para la historia, se inmortalizaron y le dijeron que no saldrían a la calle a matar bolivianos y, respetuosa e incluso cálidamente, un representante del ejército, le recomendó que renunciara. Parece que nadie le puso una pistola en la cabeza a Evo, no lo torturaron, parece que no lo tocaron ni con el “pétalo de una rosa”, sólo le pidieron que renunciara y Evo, a buen entendedor con pocas palabras bastan, renunció.

Me llama la atención, primero que todo, la orden de sacar a la policía y al ejército a la calle para reprimir, masacrar y asesinar a los que, con razón o no, protestan. Ya nada más por eso, el señor Evo Morales, merece ser enjuiciado y sancionado a morir en prisión. No existe ya, nunca ha existido, pero menos ahora, la justificación que ampare a nadie, ni incluso un presidente de un país, a pedir que se masacre a una población. Luego, me llama la atención con la facilidad que Evo renunció, pues un presidente honesto, constitucional, seguro de su legitimidad, desconocedor del fraude del que se le acusa, hubiera hecho, al menos como paripé, un poquito de resistencia y sobre todo me llama la atención de que no sólo renunció, sino que salió corriendo, salió echando, salió huyendo, contradiciendo todo aquello, típico en los líderes de izquierda, de que prefieren morir, hasta que la muerte los separe, patria o muerte, etc. Evo, el que momentos antes de la renuncia, como todos sus padrinos, hablaba de que estaba dispuesto a morir por los pobres, se dijo a sí mismo: “_ los fósforos, huye pan que te coge el diente” y al parecer tal como aquel muñequito de mi infancia, pensó “es mejor que digan aquí corrió, que aquí murió”

Y eso me hace pensar en Salvador Allende. Puede que te guste o no, puede que estés de acuerdo o no con su gobierno, con lo que hizo bien o mal. Puede que no fuera absolutamente necesario el sacrificio, etc., pero lo cierto es que Allende dio clases y dará clases al mundo político del significado de la dignidad.

El presidente constitucional chileno, frente a un si enorme y público golpe de Estado, pidió una tregua para sacar del palacio presidencial La Moneda, a las mujeres y aquellos colaboradores que quisieran irse, le pidió a sus más cercanos que se retiraran y entonces escogió defender la constitucionalidad, fusil en mano, soportó mientras pudo el ataque incluso de aviones que salvajemente bombardearon el palacio. ¿Qué ejemplo madre mía?

Recuerdo que, en el año 1973 cuando el golpe de estado en Chile, yo era un niño que estaba en primaria, el impacto de las noticias, la violencia, el golpe brutal, las imágenes de los militares, aviones y bombas y lo que después vino, o sea, los desaparecidos, los asesinados, Víctor Jara, la represión de sobre todo los jóvenes, etc., me conmovió enormemente. Recuerdo que, con Diana Valdés, mi amiguita de reparto y escuela, a lo mejor si ella pudiera leer esto se acordaría, estuvimos interesados, niños ingenuos al fin, en irnos a Chile a luchar. Puede parecer increíble, pero eso fue lo que pasó. Chile y, sobre todo, el enorme ejemplo de dignidad, entrega, patriotismo, respeto a las leyes y a la constitución de un país, la figura de Allende con un casco militar y un fusil en la mano, impactaron realmente al mundo interesado. Yo era niño y aún recuerdo el impacto, más allá de mi ingenuidad, todavía hoy me sigue impactando. Y es de mencionar que Allende, para nada fue comunista, de esos de consignas de socialismo o muerte.

Evo, no sólo renunció, sino que sin reparos se metió en una embajada y a las pocas horas abandonó el país huyendo como un fugitivo, huyendo como un ladrón o asesino, se fugó a escondidas, apareciendo luego dando un discursito llorón en México, país libre. El país azteca lo recibió, dándole garantías para su vida, en el mismo momento que la vida de Evo no corría peligro, nadie propuso asesinarlo, nadie propuso acabar con su vida.

¿Entonces por qué huye? Primero, en sus clases de historia en su pueblo indígena natal, nadie jamás le habló de Allende, Evo sólo conoció a Chávez que murió de cáncer y a Fidel que hoy está en la piedra. Segundo, Evo es culpable, no sólo de elegirse durante años con argumentos indecentes y cometer fraude electoral para tratar de continuar ahora en 2019, lo que seamos sinceros, entre políticos no es nada muy complicado, sino que Evo es culpable de robo, de droga, de corrupción, de relaciones con carteles, etc., y para colmo, de pedir la represión de parte de su pueblo y eso si le va a costar cárcel.

Evo huye, no porque respete nada, no porque quiera evitar un derramamiento de sangre boliviana, porque el que no quiere sangre no da la orden para reprimir, no porque quizo dar muestra de desinterés y honestidad, todo lo contrario. Evo, a mi entender, con mi poca información, renuncia porque se sabe culpable y con su escape está tratando de evadir a la justicia boliviana, como tantos otros, sobre todo en Latinoamérica, han hecho.

Evo, el mismo presidente con cara de indio noble, algo parecido al muñequito cubano que ponían en la TV cuando yo era niño, de un indiecito que se llamaba Ollantay, de hablar musical y lento, que andaba para arriba y para abajo con su mascota, una llama, parece que es un ladrón y negociante, nada más y nada menos, que con un producto tan “bendecido” como la cocaína. Evo, y no sólo él, sino su vicepresidente y otros funcionarios de primera categoría, salieron huyendo, sin que nadie los dañara, sin que nadie los amenazara, porque repito, parece ser que la petición de renuncia hecha por el ejército boliviano fue dentro del más estricto marco de la decencia y el respeto.

¿Por qué si Evo estuvo y está apoyado totalmente por Cuba y Venezuela, o sea, Canel-Raúl y Maduro, no va a parar a alguno de esos dos países hermanos, más que hermanos, padres, donde tendría absoluta garantía de vida y más, donde podría parapetarse para preparar de nuevo su lucha por los pobres de Bolivia? Es incomprensible, que después de tanta y tanta hermandad y discursos amorosos, más acciones de apoyo total, Evo, el pobre Evo, no fuera a parar a Cuba o a Venezuela y tenga que pedir asilo en México, país que se compromete a respaldar a un expresidente que de momento viene con fama de ladrón, corrupto, narco, fraudulento, y para colmo, represor de su pueblo. Puede ser que Evo escogiera a México porque le gustan mucho los tacos al pastor y como todo ben revolucionario, cuando se trata de asuntos personales, decida por el gusto culinario.

¿Los hermanos políticos cubanos y venezolanos le huyeron a la mierda? Si, puede ser. Cuba y más Venezuela, están en candela. Canel no sabe qué puede hacer, más allá de seguir comiendo y Maduro, como un elefante, se balancea sobre la cuerda de una araña. La presencia de Evo, creo que no tanto en Cuba, existe mucha experiencia sobre esto de esconder y Evo podría haber sido recluido en “El Laguito” donde el pueblo cubano no tiene acceso, pero si en Caracas, donde ahora mismo muchas personas están en las calles deseando que Maduro acabe de desaparecer, puede convertirse en un detonador explosivo y eso, ellos que se presentan seguros, decididos, sólidos, respaldados, pero que realmente tienen miedo, lo saben.

Entonces Cuba y Venezuela, aparentemente grandes comprometidos con Evo, jugaron con él al voleibol, parece que el primero recibió la bola y luego de un perfecto movimiento técnico se la puso en las manos al pasador del equipo, él, experto en pases, amagó para confundir al equipo contrario y le puso un pase fenomenal para que el tercero en tocar la pelota, México, la rematara, ganando de momento un punto para el equipo. Hoy, Venezuela y Cuba emiten mensajes solidarios a Evo y hablan de golpe de Estado, sin echarse arriba al expresidente, mientras Evo, con unos “chilitos picosos” come comida mexicana en su abrigado asilo.