miércoles, 25 de mayo de 2016

Porque la mantequilla hace la diferencia.

Hace exactamente 48 horas, Martica, un poco apenada, me ha hecho una confesión que ha cambiado mi vida. Tendré que hacerles una pequeña historia para que puedan entender la profunda connotación de la noticia que he recibido.

Crecí en una casa con mis dos abuelas, eso tuvo mucho de especial. Mi familia siempre tuvo ideas muy claras, una de ellas fue que “la gordura era la mitad de la hermosura”, por lo que mientras se pudo, comimos como salvajes. Comprábamos las viandas por sacos, el pan por jabas y se freía algo diariamente. Sólo me tocaba un muslo de pollo en el fricasé que una de mis abuelas hacía, pero podía estar comiendo salsa y papas una semana entera, sólo teníamos que pedirle a una de ellas que nos hiciera un flan o pudín o que nos hirviera unas latas de leche condensada y en menos de lo que cantaba un gallo, nos estábamos empachando.

Recuerdo, con ese agrado de los mejores recuerdos de la infancia, que era obligatorio desayunar y que a la leche que tomábamos en las mañanas, que ya traía toda la grasa incorporada, mis abuelas le agregaban mantequilla, que junto a los panes con mantequilla que nos comíamos, hacían de aquel momento algo paradisíaco. A mi prima Gisselle, cuando era niña no le gustaba comer mucho, pero los panes con mantequilla a cualquier hora del día la volvían loca. A las escuelas al campo siempre me enviaban un pomo de cristal con una o dos barras de mantequilla, o sea, un cuarto o media libra respectivamente, unidas a varios quesos de crema. Mezcla todavía hoy envidiable.

Como saben, vivo con Martica desde hace ya más de tres décadas, dicha estabilidad me ha permitido recibir un tratamiento profesional estable en busca, Martica, de mi perfección. A pesar de todos estos años y tener ella y yo muchas cosas en común, no somos idénticos. Ella tiende al equilibrio, a la mesura, a la calma, a la planificación y a la vida sana. Yo, por el contrario, soy un tipo de excesos, me vuelve loco el chicharrón de puerco, el tocino, los chorizos y las cosas fritas. Disfruto enormemente comiendo pan aunque sea solo y lo de meter el pan en la grasa o limpiar con él mi plato, es una de mis maniobras culinarias favoritas. Muero por las papas fritas.

Después de mi evento cardíaco, Martica como parte del tratamiento que viene llevando desde hace años, arreció con su plan de salud, por lo que comemos más vegetales, hemos incorporado el aceite de oliva y de coco como únicas grasas a utilizar, el pan es integral y limitado en cantidad y el día que como mantequilla, mayonesa, o mucha harina, casi tengo que ir a la iglesia a confesar mis pecados para luego rezar no sé cuántos Padres Nuestros y Aves María. Las papas ya no son fritas, sino al horno, a lo que Martica insiste en que saben iguales.

Debido a estos antecedentes, es la importancia de la confesión que he recibido. Martica, después de una pequeña investigación, me ha dicho que la mantequilla no es tan mala como nos la han hecho ver, por el contrario, parece que ahora se reconoce su beneficio y por supuesto se recomienda su consumo.

Hoy se ha concluido que la milenaria grasa es buena porque:
  • Es rica en vitaminas y entonces interviene en el crecimiento, mejora la hidratación de la piel, las mucosas, mejora la visión y es un antioxidante y antiinflamatorio natural, regula el metabolismo del calcio y el fósforo.
  • Es rica en minerales por lo que protege contra las enfermedades del corazón y el cáncer y regula el buen funcionamiento de la tiroides.
  • Contiene ácidos grasos, por lo que refuerza el sistema inmunológico, impulsa el metabolismo, nutre la piel y mejora el funcionamiento del cerebro.
  • Comida con moderación, pero comida, no aumenta la grasa corporal.
  • Es muy nutritiva, lo que la hace un alimento ideal para niños, deportistas, personas de poco apetito, buena para épocas de frío.
  • Y como todos sabemos es extremadamente sabrosa.
Entonces yo, previendo que la noticia cambie y dentro de unos meses los científicos vuelvan a ponerla en el papel de enemigo, esa noche, siempre bajo la supervisión y autorización de Martica, después de escuchar pacientemente la noticia, cambié mi menú y me senté y comí media libra de pan “asesino” con mantequilla, porque, como dice mi amigo el prestigioso chef y repostero Buddy Valastro, “la mantequilla hace la diferencia” Y es cierto, inmediatamente después que terminé con el pan, me comencé a sentir mejor, sentí como si rejuveneciera, mi piel se puso más suave, mi colesterol bajó un poquito y las rodillas me dejaron de doler, y puedo asegurar que no es psicológico pues no tengo este tipo de padecimiento.

Recomendaciones.

A mis amigos que hoy viven en economías de mercado, les recomiendo comenzar el tratamiento y buscar y comer la fabulosa e inigualable mantequilla irlandesa Kerrygold, fabricada con leche de vacas que sólo comen hierbas orgánicas. Esta mantequilla, para mí la mejor que se vende en Estados Unidos, existe en dos variantes, con y sin sal, por supuesto el tratamiento está basado en el consumo de la primera, agregarle sal no cambia mucho, pero realmente no sabe igual. 

A mi hija, yerno y nieta les recomiendo que continúen comiendo el Panetone de chocolate con mantequilla. Ellos están clarísimos.

A los míos de Cuba, familia y amigos, qué decirles. He pensado y pensado qué recomendarles, pero no tengo aún una idea clara y bien definida sobre esto, les prometo seguir investigando. JAJAJA

lunes, 9 de mayo de 2016

Primavera en Lincoln. Tornados.

Por la cantidad de veces que he escrito sobre la naturaleza en Nebraska, ya deben saber más menos como funciona todo. Ahora estamos en primavera, y como recién salimos del invierno, aunque todavía no tenemos las temperaturas altas del verano, el calor comienza a sentirse.

La ciudad se viste de verde. Ya les conté que el verde de Lincoln, o sea, el que veo todos los días, me parece muy intenso, es un verde oscuro, que además aparece de un día para otro. Te levantas por la mañana y los árboles están pelados y cuando los miras  por la tarde ya tiene hojas. Los árboles se cubren muy rápido y en los jardines se cubren completamente de una hierba que no se parece al césped que tenemos en Cuba. Es otro tipo de hierba, fácil de cortar con una máquina de jardín. Debe ser por esto que es la hierba que está sembrada en todos los lugares.

Yo recuerdo que el césped que tenemos en Víbora Park, en La Habana al menos, era difícil de cortar. Recuerdo, mientras fui niño, a un señor español, muy viejito que era el jardinero de muchos vecinos de mi reparto, aquel señor, José se llamaba, toda una personalidad, cortaba el césped con una máquina manual y a tijeras. Máquina y tijeras que había que amolar, también a mano, a cada rato por lo difícil y tupido del césped. José, extremadamente humilde, siempre vestía con un pantalón verde olivo, unas rodilleras hechas de saco de yute y un sombrero viejo, arrugado, medio roto, de esos sombreros típicos cubanos de yarey.

Aquí, pues aquí los vecinos tienen máquinas eléctricas o de gasolina e incluso tractorcitos pequeños para atender los jardines. Como la historia está un poquito organizada, existen inspectores que pasan, miden la altura de la hierba, hacen advertencias y ponen multas y además la hierba crece muy rápido, los propietarios de casas, los que atienden los residenciales, etc, están obligados a atender los jardines más menos cada 15 días. Quizás puedas hacerte el loco una semana, pero no puedes dejarlo para mucho, porque …

La ciudad entonces se mantiene limpia y linda. Puedes encontrarte una casa descuidada o mal atendida, pero no es la común, al menos en la parte donde vivo y me muevo.

Digamos por ejemplo, en el residencial donde trabajo, que tiene muchas áreas verdes incluyendo un parque para perros, totalmente sembradas de árboles y ésta hierba “americana”, deben pasar las máquinas cada 7 o 10 días, a veces me parece que chapean diariamente, entonces los enormes jardines se ven lindos, todo está muy verde y parejo, tanto que parece una foto.  Por supuesto, no existen carteles de “no pisar el césped”, porque el césped, al menos aquí, es para caminar, sentarse, acostarse, pasear a los perros, jugar, hacer ejercicios, etc, etc, etc. La gente no destruye a exprofeso, pero lo que se daña hay que arreglarlo y las empresas paga para eso. Las personas y los animales camina y luego existen trabajadores contentos que cortan, podan, resiembran, ponen y quitan mangueras para regar, recogen, limpian, etc, para que todo esté siempre igual, casi como una postal.

La primavera además trae lluvia. No para de llover. A veces poquito, casi imperceptible, otras aguaceros. Tengo días que me levanto para trabajar y llueve, luego escampa y sale el Sol, el agua se evapora y hace calor y para finalizar el día, pues llueve de nuevo.

Además la primavera crea las condiciones propicias para los tornados. Estamos en el centro del país y todo lo que se mueve de norte a sur o de este a oeste y viceversa, nos afecta cerca o lejos, pero nos afecta.

Los tornados, se forman y ponen buenos cuando se une el aire caliente que viene del sur y el frío que baja del norte. Hoy, ahora mismo mientras escribo, estamos viviendo la existencia de tres tornados a la misma vez, eventos que por primera vez desde que vivimos aquí están sucediendo dentro de la ciudad de Lincoln.


La historia comenzó sobre las 4:00 pm con unas nubes extrañas, medias oscuras, densas y de una forma que no se ven todos los días, de esas nubes que llegan a parecer lindas. Las sirenas comenzaron a sonar medio que desesperadamente para alertar sobre la gravedad del tema. Luego comenzó a relampaguear y tronar y esto vino muy rápido acompañado de mucha lluvia y mucho granizo. Lo de los granizos es curioso, no importa las veces que los veas caer, siempre resultan algo que llama mucho la atención, me parece que, sobre todo para simples mortales, sigue resultando difícil de entender cómo puede hacer calor, incluso mucho calor, a nivel de la tierra y del cielo caer hielo, a veces en forma de pequeñas bolitas, otras de bolas de tamaño de pelotas de golf, incluso dicen que más grande.


Ha llovido mucho, todavía está tronando, y las condiciones están malitas, aunque todo sigue funcionando, por lo que tenemos electricidad, agua, e internet. Martica hace un flan de calabaza, mantener los niveles de azúcar en sangre siempre es recomendable. Lo de los tornados no es juego, tengo una compañera de trabajo que me acaba de contar que cuando vivía en las afuera de Lincoln, sobre su casa pasó un tornado y arrasó con todo, o sea, arrancó de cuajo todo lo que estaba por encima del piso. Ella y sus cuatro hijos sobrevivieron porque se metieron en el sótano. Hoy, mientras yo medio me divertía con lo que estaba pasando, ella tenía una tremenda cara de susto.

Esperemos que no sea mucho a pesar de la complejidad de tres tornados en la misma área al mismo tiempo. Si no pasa por encima de mi edificio, volveré a escribir. Si nos pasa por arriba también volveré a escribir, pero probable dentro de un mes.