jueves, 12 de marzo de 2015

52 años.

Hoy he cumplido 52 años. Podría estar mejor, podría estar peor, todo dependerá de quién y de cómo se mire.


Hasta aquí he vivido en tres países diferentes, por lo que he tenido que lidiar con muchas fechas de poca relevancia para mí. Triunfo de revoluciones, días de independencias, de brujas, de santos, de difuntos, etc. y por encima de ellas, en momentos buenos y en los malos, he mantenido y celebrado, a mi forma, el día de mi nacimiento.

Como una tradición de casi 40 años, el 12 de marzo de cada año, no trabajo, no estudio, no asisto a reuniones de ningún tipo, no hago nada impuesto. En ocasiones aprovecho y hago algo diferente, en otras me siento, escucho música y miro al techo. Casi siempre, después de una comida más rica hecha por Martica, espero la llamada de mi amiga Normita, que esté yo dónde esté, nunca deja de hacerme.

En realidad a mis años tengo varias fechas privadas que podría celebrar. Además de mi nacimiento, podría recordar mi primer infarto sin morirme, o la llegada a Estados Unidos después de muchos años de añoranza, e incluso la operación de corazón donde tampoco morí, pero lo de tumbarme dos o tres días en celebraciones privadas, resultaría más difícil de entender por otros y por tanto lograr.

En ésta fecha, además de los de plantilla, siempre me viene a la memoria mi profesora de Historia de África en la Universidad de La Habana. He tratado de olvidarla, pero ni modo, siempre termino dedicándole unos minutos, tal como si ella tuviera que ver algo con mi llegada al mundo.

No sé si ya hice el cuento, pero …, de todas formas lo volveré a hacer. Puede que, tal como dicen los míos, a veces me vuelva un poco repetitivo.

Recuerdo que cuando estaba finalizando mi carrera, la profesora que antes mencioné me impartió dos semestres sobre África. Un año entero de tortura. Ella, la profesora, era muy mala. De esas que le quitan a cualquier alumno las ganas de seguir estudiando. Además como pueden imaginar la materia que impartía también torturante. Discúlpame Normita
La profe, lo que no tenía de inteligente, le sobraba de aburrida, pero era por aquellos años la Secretaria del Núcleo del Partido Comunista en la facultad ideológica de la UH. Muchas veces pasa así. Hoy no tengo claro si a los brutos los seleccionan para las tareas partidistas por ser brutos o lo de ser brutos no les deja otra opción. Esto fue casi una ley durante muchos años en los lugares que conocí. Por ejemplo, recuerdo que en el Museo de la Ciudad donde trabajé varios años, el Secretario del Núcleo del PCC era un hombre viejo, albañil, buena persona, obrero de la mano, de muy bajo o ningún nivel de escolaridad. Imagínense en un museo como aquel, donde primaba la intelectualidad, un secretario del partido albañil. El pobre hombre, creo que en realidad un buen hombre, solo podía como líder del Partido, presentar y darle la palabra a Leal, que como es sabido decía y hacía lo que le daba la gana.

Yo, además de mis problemas ideológicos, lo que ya era bastante, me empeñé en demostrarle a la profe que lo que ella explicaba, mal o bien, a mí me interesaba poco y como parte de mi plan, el día de mi cumple, no fui a su clase. Yo era joven.

En el siguiente encuentro, por supuesto que me preguntó por la causa de mi ausencia y yo se lo expliqué públicamente. Para qué fue aquello. La profe indignada arremetió contra mí con una gastada arenga revolucionaria. 

Parecía mentira, dijo, que un alumno casi al finalizar su carrera universitaria faltara a una clase por algo tan banal como su cumpleaños y que además frescamente lo confesara.

Era una mujer torturada, además de ser mala profesional. Su esposo a la sazón también profesor de la misma carrera, la apabullaba, se burlaba y la humillaba públicamente. Él era un tipo inteligente, tenía amarrado bien su negocio con su Historia de América, pero era un comemierda.

Como todo en la vida, pasó el tiempo y pasó y un día, donde los últimos comenzaron a ser los primeros, ya yo historiador famoso, JAJAJA, caminando por una de las calles del Vedado, miro y veo que aquella profesora venía con los brazos abiertos, sonriendo y casi corriendo hacia mí.

Primer pensamiento, me confunde con alguien.
Segundo pensamiento, se volvió loca.

Pues no, ni lo uno,  ni lo otro. Todo aquel agrado era para mí, cosa que acepté con un poco de sorpresa y de temor.

Preguntas, respuestas, hasta que en un determinado momento inesperado, me dijo, no sabes cómo me he acordado de ti en todos estos años. De mí, le pregunté, me parecía raro pues ella y yo no habíamos sido ni medianamente allegados.

No recuerdo exactamente el día de esto que he contado, pero si recuerdo que ya estábamos en  el errónea o cabronamente llamado “periodo especial” por lo que la Revolución había comenzado a caminar desenfrenadamente hacia atrás y todo aquello escrito en la Historia me Absolverá se estaba comenzando a absorber por un pueblo que experimentaba por primera vez algo llamado polineuritis por la falta de …

Asombrado le escuché decir a la antigua Secretaria del Partido, Rolando, si yo hubiera celebrado mis cumpleaños como tu celebraste los tuyos y dejó la frase inconclusa, a lo mejor porque tenía miedo de que yo a esas alturas fuera además de historiador, miembro de la Seguridad del Estado y entonces …

Dejó la idea inconclusa, y me ofreció una cara de esas de pucheros.

De más está decir que aquello me gustó mucho. Ella fue espontánea y sincera. Aquella vez, en medio de la calle me habló de su derrota. Me sentí bien, igual que hace muy poco cuando una persona muy cercana a mí, decidió en su pleno juicio darse de baja del PCC del mismo PCC al que había pertenecido siempre y por el que tanto había luchado. No espero a enfermarse, no se agarró de que está creciendo el hueco negro de la capa de ozono y que se están extinguiendo las ballenas por la caza indiscriminada, no espero a morirse, como han hecho y harán muchos otros. Creo que hay que estar un poco cansado y ser muy valiente para tomar esa decisión. La noticia me llegó como si yo hubiera ganado una batalla, y como saben los que me conocen, un triunfo es un triunfo.

Entonces sigo celebrando mis cumple a mi forma, incluso aquí en Estados Unidos. No dejaré que el imperialismo acabe con mis convicciones.

Este año, o sea, hoy, introduje algún cambio, para dar muestras de mi madurez y sobre todo flexibilidad. Hoy jueves 12 de marzo vine a trabajar, de hecho esto lo escribo desde mi puesto de trabajo, a cambio me voy a echar  el día de mañana y así empato el fin de semana con tres días para descansar más. Se puede ser maduro, pero no comemierda. JAJAJA

No puedo pensar en jueves y viernes, o sea, si lo pensé, lo que no puedo es ejecutarlo, porque el imperialismo es manso, pero no bobo.

Aún estoy bien, no lo duden. Desde el punto de vista frío y material, cuando pasé por la frontera sólo tenía una maleta, hoy si tengo que mudarme necesito contratar un camión para mover todos los tarecos que tenemos. He sido ayudado y como compensación hoy tengo en mi aval el haber ayudado a otras personas más necesitadas. Eso como dice Jonathan, me gusta.

Por los números, he vivido mucho. Voy en camino a la vejez, ya que lamentablemente a la juventud no se puede regresar, Sin embargo estoy empezando a vivir, en realidad cada día que despierto, empiezo a vivir de nuevo.

Soy un tipo alegre, ya casi no me pongo bravo. Trato de estar siempre en positivo. Quiero y tengo muchas buenas personas que me quieren y para colmo tengo menos arrugas en la cara que Brad Pitt, a lo mejor porque él no tiene aire acondicionado central en su casa.

Vivir en USA es toda una historia, algún día escribiré sobre mis experiencias, ahora les estoy experimentando.

Tengo planes? Claro, pero he aprendido a hacer planes a corto plazo. Las cosas para demasiado lejos no me atrapan. Tal como dice mi amigo Ruso, “no me hables de futuro. El futuro es ahora. El futuro es hoy”

Les dejo unas foticos acabadas de hacer hoy. Puedo jurar que no las he pasado por Photoshop. JAJAJA