viernes, 27 de octubre de 2017

Qué bueno, de nuevo el otoño. Estamos vivos.

“La vida es el tiempo, el tiempo es la vida”, es una de las frases más utilizadas por mi amigo Ruso, cuando de resolver algún problema complicado o cotidiano se trata. Y creo que es cierto, no sé, nunca le he preguntado si la tomó prestada de alguien o se la inventó él mismo. Por la fuerza o convicción con que la utiliza, no importa la autoría, porque la he hecho de su propiedad.

Vivimos dentro de un sistema que se mueve cíclicamente, donde los eventos se repiten unos tras otros y dentro de ese repetir, nacemos, vivimos y morimos.

Lincoln es un vivo ejemplo de lo anterior, o sea, de lo del sistema y el ciclo. El lugar ofrece explícitamente los cambios de la naturaleza años tras años. Cada tres o cuatro meses, todo cambia.

Cambian los colores que nos rodean, los olores, el movimiento de las nubles y la forma que adopta el cielo, la presencia de los animales y sobre todo las personas, quienes mostramos en dependencia del momento, diferentes formas de vestir, comer, actuar, etc.

Ahora, mientras escribo, estamos casi al finalizar el otoño, para mi gusto, la mejor de las cuatro estaciones. No calor sofocante, no infernal frío. Vivimos en el exterior de forma general con una temperatura muy agradable que fluctúa entre los 30 grados y los 70 grados F., que es más o menos, entre - 1 grado y 21 grados C., y aunque este año ha llovido más que los anteriores, la lluvia no es lo característico. Vamos caminando hacia la temporada seca y fría.

Son dramáticamente visible los cambios, por ejemplo, en las plantas. Todo va pasando de un verde intenso a colores amarillo, carmelita, medio dorados, medio rojo oscuro, incluso púrpura, hasta que la mayoría de los árboles quedan pelados, salvándose sólo los pinos. El césped se quema y muestra ese color medio amarillo clásico y las calles y jardines se llenan de hojas que el viento mueve a veces armónicamente y otras sin ninguna armonía. Mucho viento, lo que complica un poco el tema de la temperatura, porque el cuerpo recibe siempre 4 ó 5 grados menos de lo que marca el termómetro.

Adoro yo los colores del otoño, muchos de ellos solo los conocía a través de las famosas imágenes de las películas, nunca los había visto personalmente hasta que me mude para esta ciudad. Cuba es un eterno verano. Lo lindo o curioso es que los colores sobre el amarillo oscuro, el beige, el carmelita, etc., no son colores de vejez y muerte, olvido o descuido, por el contrario, nada muere, solo se cambia por unos meses.

Los pájaros vuelan sobre Lincoln en dirección al sur. Miles. Las ardillas, como locas y como si supieran lo que les viene para arriba, guardan comida, enterrándola en la tierra.

No sé por qué el otoño se me antoja nostálgico, silencioso, quizás debe ser por lo de las películas.

 Y con octubre y el otoño llega Halloween. No creo que hoy muchos conozcan, ni les interese el origen de esta fecha y la explicación de por qué se celebra, pero lo cierto es que un por ciento muy alto de la población se dedica a celebrar, por lo que el 31 de octubre es un día de grandes fiestas.


En realidad, las fiestas y los preparativos comienzan días antes. Años tras años las tiendas venden disfraces y todos tipos de adornos y muñecos vinculados a la fecha Halloween. Esqueletos, trajes de brujas, caretas de diablos y caras ensangrentadas y desformadas son los preferidos. Muchas personas adornas los jardines, las puertas de las casas, los carros, etc., por lo que se crea como una especie de festival espontáneo. Aunque hoy se puede utilizar cualquier disfraz, la más ortodoxa tradición obliga a vestir algo que de miedo.

Acabado de llegar, lo de Halloween me parecía una gran tontería. Hoy, con el paso del tiempo de Ruso, logro entender y disfrutar.


Los niños tienen el protagónico en estos días. Es una fecha muy esperada. Se disfrazan y hacen fiestas en las escuelas, donde cada uno exhibe el disfraz del presente año, probablemente diferente al del año anterior. No tiene gracia disfrazarse siempre de lo mismo, para eso existen los padres, el marketing y las tiendas. En la noche del 31, salen a caminar y tocar las puertas de sus vecinos, los que al abrir tienen que regalarles caramelos, chocolates y dulces a cada uno de los que participa. De ahí las famosas palabras de “Truco o Trato” Si al tocar la puerta el vecino da caramelos, se hace el trato, si no da caramelos, entonces los niños pueden hacer un truco o maldad como cobro.


Mia. De cumple ayer 26 de octubre. 5 añitos
Con disfraz de princesa, calentando los motores para su Halloween 
Es excitante al final de la noche cada niño ha colectado libras de caramelos, que luego comen durante varios días. Los papás se divierten comprando y viendo a sus hijos divertirse.

Los jóvenes y no tan jóvenes se disfrazan, algunos centros de trabajos aceptan ese día la diferencia en la vestimenta. Hacen fiestas, los bares en Lincoln, que generalmente están llenos, ese día se desbordan.

Para los niños nacidos aquí, forma parte de la tradición de su país. Compran y cambian disfraces cada año. Mientras más extraños, mejor.

Lo típico de esta fiesta, además de los adornos con forma de brujas, diablos, esqueletos, etc., son las calabazas. Para estos días se venden, por única vez en el año, unas calabazas de un color naranja muy fuerte, que las personas utilizan para decorar. Las hay de todos los tamaños, desde pequeñitas como una pelota de baseball, hasta inmensas, más grandes que las clásicas pelotas de playa.

No creo que se las coman, existen otros tipos de calabazas para comer. Dicen que tienen muchas semillas y parece que el sabor no es nada especial. En todos los supermercados, servicentros, ferreterías, etc., las venden y entonces las personas las compran, las vacían y les abren unos huecos imitando ojos, narices y bocas, algunos le ponen una vela adentro y las depositan días antes en los jardines, balcones, puertas, portales, etc., generalmente en y hacia el exterior. La leyenda dice que sirve para espantar al Diablo.

No tengo idea de cuántas calabazas de este tipo se pueden vender por estos días, pero estoy seguro de que el número debe ser impresionante, quizás billones, como muchos otros productos en este mercado.

Lo de la calabaza con ojos, nariz y boca, que la llaman “Jack o lantern”, o sea, la Linterna de Jack, es una adaptación norteamericana a una tradición celta, de la antigua Irlanda e Inglaterra, cuyo origen se pierde en el tiempo. Lo de Jack y el uso de un nabo con una vela adentro para iluminarse y, sobre todo, engañar al Diablo, tiene varias leyendas, pero de una forma u otra, la historia pasó a Norteamérica con los inmigrantes primeros y hoy forma parte de esta vida.

Cada pueblo tiene su historia y costumbre, eso me recuerda aquello tan trído y llevado de que los Estados Unidos es un país sin historia, si cultura, que lo que prima es el consumo por el consumo, etc. Idea que debe provenir de los conflictos y competencia con la vieja Europa y que fue muy utilizada por la ideología marxista para demeritar a la Unión. Mal intencionada y tonta idea. Claro, si todo lo comparamos con China y su antigüedad e incluso con Europa, es difícil competir, pero al vivir aquí, uno descubre que sí, tienen sus tradiciones culturales claras, mantenidas y desarrolladas, sus comidas, su patrimonio, sus museos, su historia, etc., tal como otro cualquier lugar, además del consumo, tal como otro cualquier lugar. Sólo que hay que vivir aquí.

Halloween, celebración que nadie coordina y dirige es un ejemplo de eso.

martes, 24 de octubre de 2017

Amor verdadero, Compasión, Inclusión

No soy un tipo religioso. Hay quien me dice que el problema es que no he pasado o tenido grandes problemas en la vida como para pensar y pedir a un Dios. No lo creo, a mis 54 años, menos la experiencia de la homosexualidad, no porque esté en contra de los homosexuales, sino porque en realidad no la he tenido, he vivido ya un poquito de lo que se puede vivir. Muerte de familiares y amigos, traiciones de supuestos amigos, enfermedades, separaciones familiares, perdida de trabajos, discusiones, análisis, enfermedades menos y más complicadas, cambios de países y ciudades, falta de dinero, falta de trabajo, miles de ideas no desarrolladas,etc., al final, y hasta ahora no me he encomendado a un Dios nunca.

He necesitado mucha ayuda y he recibido mucha ayuda de los que me rodean, sin embargo, nunca he buscado, ni aspirado a una fórmula milagrosa que, de la noche a la mañana, después de haber yo pedido o rezado, me resuelva el problema que tengo o pienso tener.

He conocido y me relaciono con muchas personas religiosas, con las que me une amistad, familiaridad, de las que recibo cariño y ayuda y a las que doy como retribución cariño y ayuda.

A pesar de mi casi absoluta negación a participar y hacer mía una idea religiosa, coincido y me place reconocer que tengo muchas ideas con las que trabajo todos los días personalmente y sobre los que más cerca están de mí, que hacen comunión con muchos de los principales postulados de muchas personas religiosas de verdad, recalco de lo verdad, porque también conozco que hoy con el tema religioso hay mucho de moda, tanta moda que a veces es difícil de entender y creer.

Hoy, donde muchas religiones han avanzado enormemente, dentro de sus postulados obviamente, si la comparamos con lo que fueron en el pasado y donde tratan de tener mayor incidencia en la sociedad donde habitan y trabajan, es fácil encontrar ideas sobre el amor, la familia, la honestidad, el compromiso, la solidaridad, etc., sencillamente porque no son ideas religiosas, la religión no las inventó, ni tiene la exclusividad sobre ellas, sino porque son sencillamente ideas y sentimientos humanos. Es cierto que muchos humanos las han perdido, variado e incluso utilizado a su conveniencia, pero también otros, muchos por suerte, siempre las han considerado, desarrollado y mejor, transmitido.

Me considero entonces una persona imperfecta, lograr la perfección, no creo que sea imposible, pero cuesta mucho. Sin embargo, con la misma sinceridad que me considero imperfecto, pienso que todos los días, desde hace muchos años ya, trato de mejorar, aprender, comprender, ayudar, lo que me hace, si me comparo con muchas personas que me rodean, pues, estar mejor por mucho.

En este orden de mejorar, o por lo menos pensarlo, he recibido un video sobre, al parecer, una entrevista que le hicieron a un monje budista. No sé cuál es el nombre de la persona, no sé quién lo entrevistó, ni cuándo y dónde fue. Sólo he visto el video que me envió mi amiga Lissette y me interesaría compartirlo.

Podría recomendarlo a más de uno de mis amigos con nombre y apellidos, pero creo que ese no es el asunto, lo comparto para que aquellos que tengan tiempo e interés, puedan verlo y disfrutarlo.

Al verlo y disfrutarlo, porque está disfrutable, el monje, aparentemente con una enorme ingenuidad, más allá de su sencillez, habla de los problemas que todos tenemos en nuestras vidas, empezando por nada más y nada menos, que el amor verdadero, la compasión, y la inclusión y aconseja, sin recomendar a Dios, las cosas que se pueden hacer para vivir un poquito mejor dentro de nosotros, y por supuesto, fuera con los que nos rodean.


Aquí les dejo el video.


sábado, 14 de octubre de 2017

Cataluña y los Huracanes. (Segunda Parte)

2.- Una parte de nosotros, los de siempre, aprovechamos para volver a meterle un ramalazo al Gobierno Cubano y entonces condicionamos la ayuda a que se quite del gobierno a los que están. Si se van del gobierno ayudamos, si no se van, no ayudamos. Eso resulta, además de viejo y obsoleto, imposible. Fidel murió en su Trono de Hierro y Raúl ha anunciado que dejará voluntariamente la presidencia el próximo año, después obviamente de garantizar que el que lo sustituya, aguante el palo bajo su supervisión. Entonces la idea de que nos interesa ayudar al sufrido pueblo de Cuba, pero sin los Castros, es más de lo mismo.

No digo que esa variante no tenga parte de razón, no puedo cuestionarla, porque también es sabido lo que durante muchos años se ha hecho con la ayuda que se ha recibido, acciones que van desde perderse, repartirse entre los amigos y familiares de la Corte Real, hasta venderla en las tiendas en divisa.

Entonces lo que se debía exigir es que el gobierno cree instituciones serias, confiables, quizás integrada por cubanos que están allí y por cubanos que están fuera y que la ayuda se distribuya por prioridad. Y esto es lo más difícil porque el dialogo es entre dos bandos que son ciegos y sordos.

Si una persona que vive fuera de Cuba, digamos yo, quiero enviar 5 sacos de arroz, y como se supone no puedo irme y pararme en una esquina a distribuir gratis laticas de arroz por persona en Santa Clara, ¿cómo hacer para que el arroz llegue a los que no tienen comida? ¿A nombre de quién podría enviarse el arroz? ¿Cómo garantizar que mi arroz llegue a Santa Clara y no sea desviado para un hospital en Pinar del Río o peor que aparezca mañana en las tiendas recaudadoras de divisas? ¿Tendría que pagar, además del arroz y el envío, altos aranceles de importación en la aduana cubana? Digo arroz, puede ser ropa, cemento, clavos, madera, etc., etc., etc., agua potable, porque hace falta mucha agua potable.

Antes existía algo que se llamaba ICAP, que estuvo hasta donde conozco dirigido por Sergio Corrieri a última hora, pero también conozco de las barbaridades que se hacían dentro de esa institución con las famosas donaciones. Entonces …

Es real, no se puede ocultar, el gobierno cubano, tiene una experiencia grande en el asunto huracanes, pero antes llamaba a nuestros “hermanos” los soviéticos y en pocos días los barcos de ese país comenzaban a llegar a la isla, luego, cuando cambiamos de hermanos, llamaba a uno que otro país latinoamericano y algo aparecía de ayuda, pero los hermanos soviéticos ya no están, se cansaron de todo, incluso de Cuba y a los latinoamericanos hermanos que quedan, se los está llevando el Diablo.

3.- Siempre se apela a la emigración. Cada día que pasa, esa emigración disimuladamente, o sea, sin reconocimiento oficial, se ha hecho importante, lo que termina en que se responsabiliza a esa parte de los cubanos con parte de la solución, pero ¿qué pasa dentro de Cuba?

Si somos sinceros, no solo los integrantes del gobierno cubano viven bien. En Cuba hay muchos cubanos que viven muy bien, me arriesgaría a decir que muchísimo mejor que la mayoría de los que trabajan fuera de Cuba.

¿Por qué los artistas cubanos, que trabajan en películas de productoras extranjeras y cobran su trabajo en dólares americanos, no se pronuncian?, ¿Qué pasa con los músicos que viajan por todo el mundo, incluyendo a los Estados Unidos, dando conciertos y cobran ellos y sus representantes muy buen dinero y que hoy gracias a eso y a la Revolución que se lo permite, se han construido mansiones, casi palacios, estudios privados de grabación, ruedan modernos y súper caros autos, etc.? ¿Por qué el hijo de Raúl que acaba de escribir un libro sobre no sé qué mierda y lo está promocionando por el mundo, no dona lo que gana como resultado de las ventas? ¿Por qué el hijo de Fidel, que se dedica a publicar libros de fotografías que tienen como centro a su padre, no hace una donación en dólares de su cuenta privada? ¿Por qué los cubanos del Cuerpo Diplomático que celebran en sus embajadas todas las fechas patrias y los cumpleaños de los líderes cubanos vivos y muertos, que aunque sabemos que no se les paga mucho, si ganan mejor que un médico o un maestro que trabaja en Cuba, no hacen una colecta y envían dinero a su patria como agradecimiento de estar escapando?

¿Qué pasa con los cubanos que son dueños de paladares, cafeterías y de hoteles, gracias en parte a que se le colaron a las regulaciones que en un momento de debilidad y necesidad el gobierno cubano autorizó? ¿Por qué los campesinos millonarios en pesos cubanos y en dólares que tenemos en Cuba, gracias a acuerdos de venta con el turismo y el Consejo de Estado, etc., no donan una parte, una pequeña parte de sus ganancias?, ¿Qué pasa con los herederos, por ejemplo, del cantante Compay Segundo o los integrantes del tan mencionado Buena Vista Social Club, o los descendientes del viejito Robaina, el priorizado productor de tabacos en Pinar del Río?, ¿Qué pasa con la buena cantidad de extranjeros que viven en Cuba y son dueños de compañías comerciales autorizadas por el gobierno y que muchos de ellos se han hecho millonarios gracias a que el gobierno los priorizo por delante de sus ciudadanos, empezando por el esposo, nada más y nada menos que de una de las hijas del mismísimo Raúl Castro?

Cualquiera de estas personas que menciono, y muchas otras más, viven en Cuba mejor que la mayoría de los que han emigrado. Ellos son ricos en dólares, poseen cuentas en el exterior y de seguro casas e inversiones en el exterior y disfrutan demagógicamente de las ventajas de los dos sistemas más antagónicos que recoge la historia.

¿Debería yo ayudar al pueblo de Cuba, más allá de mi familia y amigos? Si, seguro que debería, pero Riqui Martin se presentó en Puerto Rico y ofreció la entrega de toneladas de comida. Pitbull ofreció costear de su bolsillo un avión para llevar todo lo que se pudiera llevar a ese pueblo. ¿Dónde está Silvio Rodríguez, Perugorria, los amiguitos de Gente de Zona y los de Buena Fe? Ahora es cuando tienen que aparecer y no precisamente para cantar. ¿Quieren Revolución? Pues este es el momento mejor para ayudarla a salir del problema. Entonces yo, como un cubano más, cuando los vea colaborar de verdad, me sentiré más comprometido y haré un esfuerzo por enviar 1, 5 ó 10 dólares, o un poco de arroz o agua potable, porque hace falta mucha agua potable, a las personas que NO conozco y que están metidas dentro de esa gran palabra que es pueblo.

Al final soy cubano y eso significa que tengo una cuota adicional para entender lo que pasa en mi país de origen, pero incluso con esa cuota, a veces se hace difícil. He visto imágenes de personas en Cuba con el agua por la cintura bailando una conga en el medio de la calle, he visto a amigos sentados en sillas con el agua en las nalgas, sin comida, sin electricidad, sin agua para tomar, pero jugando dominó.

He visto a una mujer cubana, negra, gorda, sentada en un muro porque no tenía para dónde ir, que, pasándole la cuenta al gobierno actual, dijo frente a una cámara que Fidel si se presentaba en los lugares y todo lo resolvía, apelando a aquella imagen de salvador que tenía el amigo. A muchos nos costará trabajo y dolor, pero si somos sinceros, tenemos que reconocer que es verdad. Fidel, que carga con dos condiciones totalmente contrapuestas, la de el “gran destructor” y a la misma vez, la de el “gran salvador”, se presentaba siempre seguido por las cámaras. Llegaba, le tiraba el brazo por arriba a esa cubana y le preguntaba, qué te hace falta mi negra y entonces ella, enseñando los blancos y fuertes dientes, típicos de la gente de su raza, le decía, Comandante no tengo refrigerador. Inmediatamente Fidel, real dueño, escenificando uno de sus mejores papeles, se viraba y le decía a uno de sus colaboradores-lacayos, veté a uno de mis almacenes privados, ahora mismo y tráeme un refrigerador ruso. Lo voy a esperar aquí porque quiero entregárselo personalmente a esta abnegada compañera.

Se paraba el tránsito, se movilizaban personas, se encontraba a las menos cuarto un camión y en menos de lo que canta un gallo, las cámaras recogían la imagen del Comandante en Jefe, Destructor y Salvador, entregándole personalmente un refrigerador nuevo, gratis, a la vecina del solar 1546. Muchos cubanos conocíamos la estrategia, el mundo entero quedaba impactado de ver a un presidente en el terreno, vestido de traje de campaña, mojado, sin miedo a enfermarse o despeinarse, resolviendo los problemas de los suyos.

La negra cubana contenta, en realidad no era revolucionaria, pero lo menos le había cogido algo al sistema. Los vecinos contentos, como ella era buena persona, todos los del solar 1546, tendrían un poquito de hielo para enfriar el agua en los calurosos veranos. Fidel satisfecho, sobre todo por los puntos logrados en el rating, se retiraba satisfecho y tranquilo por el deber cumplido a su Trono de Hierro y a lo del buen vino y los mariscos, reservado sólo para aquellos cercanos que no fueron afectados por el huracán de turno.

Es difícil de entender, por más que hemos pasado a la historia como un pueblo que nos da lo mismo un bautizo que un velorio y por burlarnos, nos burlamos de nosotros mismos, por aquello de que, “a mal tiempo, buena cara”, pero es que todo tiene un límite.

Las imágenes de México, Puerto Rico, etc., son diferentes. La gente llora, las personas se ven desesperadas, angustiadas, la gente grita y pide a Dios, por momentos puede parecer que las personas sobreactúan. Nosotros, muchos, bailamos, tal como si estuviéramos celebrando la entrada del huracán y la destrucción, como se hacía en la antigüedad, donde el hombre bailaba para pedir o celebrar la llegada de la lluvia, por lo que eso significaba para las cosechas. ¿Nos habremos vuelto tan primitivos?, ¿Nos habremos vuelto más inconsciente?, ¿Se podrá aplicar aquí lo de cría cuervos que te sacaran los ojos?

Es difícil de explicar a los que no conocen a los cubanos. Es difícil de creer que se está pasando por un mal momento, cuando el momento se utiliza para fiestar, enamorarse, jugar dominó, tomar ron, etc., y lamentablemente pagamos todos por la actuación de unos pocos. Hoy las imágenes vuelan.

En fin, creo que los catalanes interesados en separarse de España, cosa que muchos consideran muy seria y que como todo no es un proceso de ayer, sino que viene caminando, solo o ayudado, desde hace muchos años, los españoles que no están de acuerdo y los cubanos que nos desgastamos, a veces furiosamente, en defensa de uno de los dos bandos, no tienen ni la más puta idea, para decirlo en castellano de la Madre Patria, de lo que tener un gran problema significa. Si quieren comprobar que lo de la independencia o no de Cataluña no es nada, pues cojan un avión ahora mismo y váyanse a Cuba

Cataluña y los Huracanes. (Primera Parte)

Dos de los temas más populares hoy en las redes sociales, sobre todo en FB, son los desastres naturales ocurridos en esta parte del mundo, la afectación y posible recuperación de los países y ciudades dañadas, la ayuda de los gobiernos, instituciones y personalidades, junto con la independencia o no de Cataluña.

Del asunto catalán no me arriesgo a decir mucho, a pesar de que soy convencido seguidor y admirador de la vida y la obra de Joan M. Serrat y apoyador del equipo Barcelona dentro de la Liga Española. Es para mi entendible, hasta cierto punto, que los catalanes y el resto de España tengan mucho que decir, incluso que discutir, porque los españoles siempre se han estado fajando entre ellos mismos. Nada nuevo. Lo llamativo en este caso, al menos para mí, es la cantidad de cubanos, algunos viviendo en España y otros no, que tienen una opinión pública absoluta de cómo se debe resolver el conflicto.

Me llama la atención porque no recuerdo tanto activismo cívico y político en Cuba. De haber existido con el mismo fervor, a veces furia, a lo mejor, el pasado reciente y presente de ese país hubiera sido otro.

Es llamativo, porque pienso que mucho de nosotros, los cubanos, descubrimos el ejercicio de la opinión, cuando nuestro avión despega las ruedas del hasta ese momento amado, al menos en apariencias, entorno cubano. Entonces no pudimos resolver, ni al menos tratar de resolver el problema en Cuba, pero si estamos prestos un conflicto cualquiera, por ejemplo, el que existe ahora entre catalanes independentistas e ibéricos que siguen deseando la unión o al menos la no fractura. No pudimos tratar de resolver el tema Cuba, e incluso hoy nos cuesta trabajo opinar públicamente, porque no sabemos en realidad si esto puede traernos consecuencias futuras y tenemos miedo no poder visitar a nuestra familia que aún está allí, o tengamos que privarnos del disfrute de unas buenas vacaciones con dólares en las playas y hoteles lindos cubanos, que no pudimos conocer mientras vivimos en aquel “adorado” país. Ya dije que no me metería en el asunto catalán, pero como me conozco, puedo casi, y con esto trato de no ser absoluto, decir que lo más seguro es que estuviera apoyando a los que desde hace años quieren separarse por estar cansados del gobierno español, de los reyes, los impuestos, la burocracia, etc., etc., etc. Ahora mismo, mientras escribo, no sé si esto sería bueno, correcto, pero como me conozco, pues puedo asegurar que la pasión que se apodera de mi cíclicamente, me hubiera llevado a apoyar ese bando.

Este año, mucho más importante y cercanos han sido los terremotos y los huracanes y lo que ellos han ocasionado desde el punto de vista material y por supuesto, desde el ángulo de los sentimientos y pasiones.

Recientemente hemos tenido fenómenos atmosféricos muy fuertes, ocurridos uno detrás de otro por pocos días en el tiempo. Houston, Texas, donde las imágenes que vi realmente metían miedo. Parte de la Florida, donde muchos productos se agotaron en los supermercados por la acción de compra “previsora” de los que allí viven. Puerto Rico, donde el huracán pasó y acabó con todo. México y sus continuos terremotos. Cuba donde el huracán de turno no entró por suerte, pero lo que trajo de agua a su paso y la acción del mar dentro de las ciudades y pueblos, creó enormes problemas, que se suman a los enormes problemas que como clásicos, ya tiene la Isla.

Houston, la Florida y Puerto Rico, más allá o más acá estarán a salvo, su status dentro de la Unión los protege, por lo que el gobierno se ocupará y no es nada nuevo que éste gobierno tiene los recursos. Las grandes afectaciones, días más o días menos se resolverán y las pequeñas afectaciones seguirán presentes como siempre. México es otro lío, aunque he visto que se movilizaron muchas personas y ayuda material para tratar de disminuir el daño, incluyendo a Sir Paul McCartney y Bono.

Más allá de la imagen de nuestro Presidente tirando papel toalla a los que se reunieron frente a él en Puerto Rico, acción para mi gusto desacertada y que no tiene nada de cómica, pues no lo vi tirando papel toalla o sanitario en Houston, ya que a los texanos no se le puede ir con estos jueguitos, allí nuestro Presidente no puede presumir de amar el basquetbol, el gobierno y muchas otras instituciones han puesto y pondrán el dinero para resolver. A nadie le conviene que el país permanezca mucho tiempo fuera de su vida normal, sobre todo el consumo.

El gran problema es Cuba, como siempre, Cuba.

Para nosotros los cubanos no son nada extraños los huracanes. Conocemos que suceden y durante muchos años creamos, junto a las instituciones de gobierno, una conciencia, una experiencia, un conocimiento de lo que significan, el daño que ocasionan y cómo proceder en cada caso para salvar nuestras vidas y muchas de nuestras pertenencias. Cuando fui niño me encantaban los huracanes. La posibilidad de asomarme por la ventana y ver los árboles caídos, el viento que movía hasta las cosas más pesadas, caminar mi reparto contabilizando los desastres y sobre todo estar varios días sin ir a la escuela, era para aquellos años, inigualable. Hoy me sigue gustando lo del aire y los árboles caídos, pero ya más grande, no los deseo.

Como todo lo que se refiere a Cuba, los huracanes, también terminan polarizando a una gran parte de los cubanos e inevitablemente el asunto pasa de ser un asunto atmosférico para convertirse en un tema político, dividiéndonos, una vez más, en grupos, los que están dentro de Cuba, sufriendo o disfrutando y los cubanos que estamos fuera del país.

Muchos hablamos del pueblo cubano, pero en realidad no nos interesa para nada, el argumento pueblo, es uno más que se utiliza para pasarle la cuenta a un gobierno que, si es cierto no nos echó a muchos, también es cierto que hizo todo lo posible para que nos desencantaramos y nos fuéramos “voluntariamente”, en busca del sueño que, no sólo no teníamos, sino que no podíamos soñar con tener.

Cuba, los huracanes, la destrucción violenta que se suma a la destrucción pausada y sistemática, la necesaria y a veces urgente ayuda. Y entonces aparece la mayor de las preguntas, por qué los cubanos de afuera no ayudan a los cubanos de adentro, tal como ocurre en el resto de los países que en determinado momento sufren una destrucción, cualquiera que ésta sea.

Y es cierto, es una buena pregunta. Pensemos que somos dos millones de cubanos regados por todo el mundo. Si cada uno de nosotros enviara un dólar cada mes, un solo dólar, pues el gobierno tendría algo con que trabajar. No resolvería del todo el problema, recordar que existen personas albergadas hace más de 20 años, que perdieron sus casas y todo lo que tenían y aún están a la espera de la solución prometida, pero de seguro ayudaría.

Sin embargo, la solución me parece injusta y fácil en primera instancia, porque se sigue presionando “amorosamente” a la emigración, cuando la realidad a mi consideración debería ser otra.

1.- La primera responsabilidad la tiene el Gobierno Cubano y sus integrantes. No se puede reconstruir con urgencia hoteles para el turismo internacional, mientras exista un cubano sin casa, sin techo, sin muebles, sin comida, etc. Cada dólar debe ser empleado para resolver a los que allí se están metiendo el hueso y este año, pues al carajo los turistas. La tan prometida “locomotora sin humo”, o sea, el turismo, que resolvería el problema a los cubanos, se quedó en eso, jamás dio el trigo que se esperaba, digamos que la famosa locomotora nunca salió de la terminal de trenes.

Los integrantes de ese gobierno, que por todos es sabido que viven a la par de los ricos en cualquier parte del mundo, deberían empezar a donar, entregar, repartir, regalar y compartir a nombre propio, lo que tienen. Si, es cierto, no podrán resolverles a los 11 millones de personas que allí viven, pero si le resuelven a uno solo, se ha logrado algo para ese uno.

El gobierno debería acabar de perder el pudor y abrir las puertas a todo el que quiera ayudar, sin importar si salió por Camarioca, se fue en una lancha o se quedó gracias a una misión de gobierno. Lo que se necesita es ayuda, pues bendita sea desde donde ésta venga. No pueden seguir con ese falso orgullo de tener el culo roto pero la cabeza erguida. No se puede seguir apelando a lo de “Socialismo o Muerte”, porque cada día que pasa se va más a lo segundo. No es el momento de presumir. Deben quitar los aranceles aduanales, suprimir restricciones menos para la droga y armas, crear mecanismos e instituciones serias, organizadas, agiles y hábiles de gobierno claro está, que reciban y canalicen las ayudas. Deben pedir sin pudor, sin pena, que se les ayude. Eso haría un gobierno que prioriza a su pueblo.

Entonces, yo, por ejemplo, en vez de 1 dólar, podría enviar 5 ó 10, y más, con mi capacidad de liderazgo, podría convencer a los que me rodean de que envíen otros 5 ó 10 y si cada uno de los que no vivimos en Cuba, además de ayudar a nuestros familiares y amigos, enviamos 5 ó 10 dólares, no serían 2 millones, serían más.