viernes, 19 de enero de 2024

541.- Calentando los motores. (Primera Parte)

No soy un conocedor a profundidad de la historia de este país, seria pretensioso llamarse especialista o analista de algo tan profundo, diverso y complicado diariamente, menos un politólogo dedicado, porque como dice Carlos Varela la política no cabe en la azucarera, sólo soy un tipo que, por suerte aun, tiene la capacidad humana de escuchar, ver y pensar. Además, soy cubano y como buen representante de mi origen, es bueno decir que soy, aunque maestro de nada, aprendiz de todo. JAJAJA

Además de haberme leído varias cosas y visto algunas imágenes, ya estando aquí he vivido varias elecciones de diferentes categorías, por lo que algún recuerdo sobre todo el tema relacionado, que es mucho y de muchas aristas, puedo tener. Estoy convencido de que nos encaminamos a presenciar un gran show político, quizás como no muchos anteriores.

Al directo. Trump arrasó en las elecciones primarias celebradas hace pocas horas, el 15 de enero, en Iowa. No sólo es que ganó y superó a sus adversarios, sino que los barrió absoluta y creo yo, definitivamente, al sumar más votos y superar los votos que lograron acaparar sus oponentes de conjunto. Una cosa es ganar una elección o competencia cualquiera y otra es ganarla de esta forma, donde uno de los candidatos, sin haberse desgastado mucho en esos famosos debates que tradicionalmente se hacen, o sea, ni participar, logró sumar más adeptos que todos los que sumaron sus oponentes.



Trump, él solo obtuvo más de 56 mil votos, lo que significa el 51%. Esta victoria no era imposible de imaginar, ella se veía venir, sólo que ni el mismo candidato ganador pensaba que arrasaría de tal forma.

Es cierto que muchos presidentes anteriores tuvieron sus escándalos, unos pequeños, otros más grandes. Para no ir muy atrás, Nixon, la guerra de Viet Nam y luego su Watergate, Kennedy con sus conocidos romances de los cuales el más famoso y conocido resultó con la Marilyn, Clinton que sigue diciendo que no, pero la Lewinsky y yo apostamos a que sí, Bush, a los que muchos acusan de haber tumbado él mismo las torres, Obama con las jaulas para niños en la frontera, Biden y su comedera de helados, sus caídas y saludos a personas que no existen o nada más que las ve él, etc.

Y es que resulta muy difícil escapar dentro de toda una vida pública donde aquí si tienen las personas un colimador o alta mirilla telescópica sobre ellos constantemente. Los presidentes, los ex, los políticos, los asesores, los ayudantes, son primero humanos, entonces cómo entender que yo pueda discutir con Martica y tener varios días malos, por ejemplo y asombrarme de que a un presidente no le guste el café que su esposa le hace, que no quiera bañarse un día o que moje fuera del lavamanos cuando termina de lavarse. Cómo no entender que la carne, aunque de políticos, es carne y todos tenemos nuestras debilidades o peor, nuestros momentos de recaídas.

Claro, muchas de estas cosas, como dejarse de bañar un día o echar el agua fuera del lavamanos, no debían pasar, pero no para el presidente, no seamos ridículos, no deberían pasar para nadie y entonces nos complicamos a la hora de convertirnos en tribunal. El presidente no puede echar una gota de agua fuera del lavamanos, pero yo necesito el Bidet de Paulina para lavarme la cara.

Trump puede ser el empresario, presidente y ex de los Estados Unidos más criticado, vilipendiado y, por si fuera poco, acusado oficialmente de la historia de este sagrado país. Creo que no falta nada más por hacer, sólo quedaría, cosa que a lo mejor hasta un día pueda pasar, que un muerto ya frío y tieso se levante de su muerta posición y diga, él me mató.

No queda nada por probar para demeritar, denigrar y burlarse. Llevamos años ya hablando y escuchando de violencia, de prepotencia, de histrionismo, de racismo, de vulgaridad, de locura, de payasadas, de racismo, de sexismo, de violación, de corrupción, etc., y todo eso, cosa que pudiera parecer imposible achacado a una misma persona, Donald Trump. Me llama la atención ver a cubanos que amaron a Fidel Castro, criticar a Trump por prepotente, mentiroso, sexista, mujeriego, autoritario, burlón, etc., cuando en realidad si existen dos personas muy parecidas son Fidel y Donald. Los que amaron al primero deberían ser locos fanáticos al segundo.

Donald tiene en esta última etapa más de 90 acusaciones criminales, otras por la parte civil, más todos los chismes que todo esto generan y acompañan. Donald ha logrado que estados de este país propongan prohibir que aparezca en las boletas de votación para presidente. Donald ha logrado que ahora mujeres lo acusen de hechos, sexo, dinero, etc., que han pasado hace más de 20 años y que parecen tenían guardados para ocasiones como esta.

Y es cierto, algo de eso ha pasado, aunque es bueno decir que, a pesar de todos los intentos de sanción, aun el tipo no ha sido declarado culpable. Una cosa es que yo quiera decir, que defienda o asegure algo para mí mismo e incluso que me guste más, menos, o que no me guste nada y otra es que un jurado, a veces únicamente el Gran Jurado, declare culpable. Lamentablemente quizás para muchos, aquí, por el sistema judicial que existe y parece no hay intención de cambiarlo en su esencia, sigues siendo inocente hasta que no se pruebe tu culpabilidad y eso de probar resulta extremadamente difícil y trabajoso. No es tan fácil como decir culpable y tener el acta redactada de antemano. Recuerdo, por sólo mencionar un ejemplo, que el astro del fútbol americano O.J. Simpson, fue declarado inocente y absuelto en aquel escandaloso proceso en 1994, de lo que a todas luces parecía culpable, la muerte de su esposa Nicole Brown y su amigo Ron Goldman.

Pero para colmo de lo incomprensible para muchos, todas esas acusaciones, presunciones y chismes alrededor de Trump, sólo le ha favorecido. Mientras más lo tratan de acusar más fortalecido sale y más personas lo apoyan. No son pocos los que piensan, sin profundizar mucho, que todo esto es una cacería política y un pase de cuenta a alguien que no se quiere, cosa que el mismísimo Trump ha utilizado mucho a su favor, o sea, nada es real, todo es un asunto personal.

¿Cómo puede suceder esto?, ¿Cómo es que se pueda respaldar a un tipo de tal calaña? Se preguntan muchas personas, con la seguida idea de que los norteamericanos están mal, que son un pueblo loco, tan loco como el personaje apoyado. Lo que resulta una fórmula simplista, Trump es un loco apoyado por locos, a la hora de analizar lo que está ocurriendo.

Trump, muchos norteamericanos y yo seguimos pensando que las pasadas elecciones fueron manejadas para no decir robadas, aunque no lo hayamos podido demostrar de momento. Biden, uno a uno, jamás le hubiera ganado, pero los demócratas se las agenciaron para llevarse el triunfo y establecer, a decir hoy de muchos analistas, pero además a decir de muchos norteamericanos, pero además de muchos afrocubanos que tradicionalmente apoyan a los demócratas y de muchos practicantes demócratas, uno de los peores presidentes y, por tanto, gobierno de la historia de este país.

Trump, que no es mago, sólo ha demostrado su poder y energía. Su aparición y presencia, quieras o no, impacta o es difícil de obviar, cosa que él sabe explotar muy bien. Primero porque ha logrado crear, mantener y desarrollar una base trumpista que vive dentro del Partido Republicano, o sea, el partido puede apoyar o no a Trump y las personas que lo siguen lo seguirán siguiendo incondicionalmente.

Creo que como resultado de las elecciones primarias o caucus de Iowa hace pocas horas, los partidistas republicanos, no amantes de Trump, lo mejor que podrán hacer es apoyarlo y salir a votar por él, porque está demostrado que, de seguir vivo, no hay otro candidato garantizado que pueda sacar a los demócratas y ocupar de nuevo la Casa Blanca. Digo de seguir vivo, porque según tengo entendido, por las leyes norteamericanas no inventadas por y para Trump, si llegara a estar preso, puede seguir corriendo para presidente y si es elegido por decisión de los votos, pues será nombrado presidente y él mismo se puede indultar, o sea, quitarse la sanción que lo retiene detenido. Están jodidos los demócratas, los republicanos, a decir de la tradición, se organizan como un ejército y a diferencia de la tradición demócratas donde una parte se congela a última hora, salen a apoyar furibundamente.

Luego, ya dije que el tipo no es mago, ha sido tan malo el período demócrata, pero tan malo, que ellos mismos con su actuación, se han convertido en el mejor motor de apoyo a la candidatura del expresidente que trata de repetir.  

Trump es apoyado por una base, hasta fanática, a la cual no le importa más nada que apoyar a su candidato, haga lo que haga. Los republicanos tradicionales no amantes de Trump estarán obligados a convencerse de que no les queda más remedio que apoyarlo si quieren volver al cocina´o y esto se ha puesto de manifiesto en el apoyo que incluso los contrincantes dentro del propio partido han comenzado a mostrar, más un porciento grande de los demócratas que están disgustados con su presidente y con su más que insignificante, inoperante, perdida, irrelevante y gris vice presidenta, que dejaran de votar por el supuesto candidato Biden que pretende repetir cuatro años más, será la mejor fórmula, luego de las primarias para el triunfo republicano en las presidenciales y casi seguro de Trump.

domingo, 7 de enero de 2024

540.- Ese es el merecido lugar para la persona fotografiada

Para aquellos que aún preguntan a dónde se ha ido la revolución cubana, no hay mejor respuesta que esta foto que, sin buscarla, me ha llegado a través de internet.

En realidad, no sé si la foto estuvo tirada ahí por mucho tiempo formando parte y siendo ella misma un desperdicio o es un performance que alguien hizo puntualmente para tomar la instantánea. Si es la primera variante, no sólo es el ejemplo de un pueblo agotado que es capaz de tirar a la basura hasta lo que en un momento fue un “gran” símbolo y paralelamente que no apareciera alguien, quizás uno de esos viejos con medallas en el pecho que favorecen las jorobas de la espalda que la recogiera con cariño, la limpiara con dedicación y la colgara de nuevo en una pared al menos dentro de su casa; si es lo segundo, creo que resulta genial, una imagen puede explicar mucho más y mejor, por encima de mil palabras.

Si la imagen es real, es la mejor forma de reflejar la crisis desde todos los ángulos que se vive en ese país. Ese es el resultado de miles de medidas y acciones descabelladas tomadas de forma sistemática durante seis décadas, con camino a ningún lugar. Si la imagen es montada, además de genial en su estructura, pudiera competir por un premio en cualquier galería de arte, en la misma medida que refleja lo que sienten los cubanos, bajo el lema de “arte moderno”.

No hay que ir muy lejos, aunque aún en silencio, los pueblos se vengan.

A veces, hablando conmigo mismo en silencio aún, me digo que, si un gobierno se hubiera propuesto seria, consciente y profesionalmente hacer lo peor que pudiera hacer, no hubieran logrado los resultados que hoy Cuba exhibe. Ni a exprofeso se podría haber logrado algo así, tan malo.

En Cuba, cualquier pelagatos, como dirían nuestros viejos, para no decir cualquier comemierda, se para a hablar en nombre del pueblo. Cualquier comemierda, ahora, una vez más, después de 65 años del mismo gobierno, de las mismas medidas, de los mismos tira y encoge, de los mismos fracasos, de las mismas acciones tomadas para luego rectificar, cuyas rectificaciones tendrán que ser nuevamente rectificadas, hoy sale frente a una cámara hablando de economía, de producción, de costos, de importaciones o exportaciones, sin haber jamás tirado un chícharo en la práctica.

Personas de sobra que siguen hablando de implementar nuevas medidas en el 2024, sobre las malas medidas tomadas en el 2023, que ya venían siendo malas desde años anteriores. Y lo más incongruente de todo esto, es que están repitiendo y repitiendo lo que dicen ahora los que fracasaron ayer. No hay caras nuevas, es una película que sigue sacando a Raúl Castro como lastre a sus 92 años, edad más que suficiente para no saber exactamente si se amanece en Cuba o en Pakistán. Edad suficiente para no poder comer nada sólido o para no poder llevarse una cuchara a la boca, por miedo a que se meta la comida por un ojo o por uno de los huecos de la nariz.

Raúl, asistido sólo por su consanguineidad, pues de él no tenemos una foto que recuerde que sembró una orquídea, le habla a los cubanos de economía, de sacrificio, de producción, a sabiendas de que el día que le den una pala, un pico, un azadón, un martillo, pensará que, como antiguo ministro del ejército, alguien le está regalando, como trofeo, unas armas medievales. Raúl, que acaba de salir a leer un discurso, panfletario, para ratificar al presidente actual, como premio a su “buenísima” gestión en estos años de “combate” y ratificar que el futuro cubano para los cubanos es el mismo que se planificó en 1959.

Imponiendo ahora un nuevo término, y en esto de los términos el socialismo es más fértil que una coneja, “economía de guerra”, que muy rápido el resto de los que están diseñados para repetir, pregonan y pregonan. Ahora, dicen ellos, Cuba está en una economía de guerra.

Parece ser, por lo que he leído, que una economía de guerra, así definida, es cuando un país organiza su industria durante los tiempos de guerra para asegurar la capacidad de producción en, sobre todo, aquellos recursos, armas, municiones, uniformes, tecnologías, que permitan, por un lado, aguantar y sobre todo ganar el conflicto bélico y por otro, garantizar que tanto al ejército como a la población civil que lo apoya, no le falten determinados recursos vitales, digamos medicinas, ropas, etc.

Fueron famosos los ejércitos romanos, que, en las jornadas de expansión y conquista, se nutría de lo necesario en todos los pueblos conquistados. Son más que conocidas en la modernidad, la economía de guerra desarrollada por Alemania, lo que favoreció el movimiento del ejército alemán hacia Europa y paralelamente las economías de guerra implementadas por los Aliados para poder al final vencer al ejército alemán. Más que meritorio es el ejemplo de Viet Nam, donde en los pequeños momentos de paz o en aquellos lugares no arrasados, los vietnamitas todos, civiles y militares, sembraban y cosechaban para comer. En las economías de guerra no es muy frecuente encontrar dulces finos, platos gourmet, bebidas especiales, fabricación de joyas o venta de abrigos de pieles de animales.

La historia recoge que luego de una planificada economía de guerra, las economías de los países se recuperan con cierta facilidad, unas porque crean los mecanismos que luego se adaptan a los tiempos de paz, los inventos y soluciones para la guerra se masifican y porque en eso países destruidos en parte o totalmente, fluyen luego con la paz los capitales tantos nacionales como internacionales. Ejemplos clásicos y fáciles de ver, en el primer escenario, Estados Unidos, en el segundo escenario, nada más y nada menos que Alemania y Japón.

Pero Cuba, ¿de cuál guerra estamos hablando y sobre todo de qué economía se trata?, ¿Estarán los del gobierno hablando de la guerra de independencia que terminó en 1898? No puede ser, estamos ya en el 2024 y Cuba tuvo después de ese momento una recuperación que la llevó a convertirse en uno de los mejores países de Latinoamérica. No imagino que se estarán refiriendo a los pequeños combates y escaramuzas ocurridos con la revolución castrista, porque las imágenes recogen que Fidel y su combo entró en tanques, camiones, etc., por una Cuba, incluso bajo las luces de la Navidad recién concluida de 1958, tal como si estuvieran desfilando en los carnavales de Brasil.

Cuba puede tener el récord del país que más largo tiempo ha vivido bajo una dirección de economía de guerra, 65 años, donde lo que tuvimos de ventaja no era nuestro, sino que nos venía del dinero puesto desde afuera enviado por los “hermanos” comunistas, basados en una “desinteresada” ayuda, desinterés que comprometió hasta hoy el futuro de ese país y convirtió a revoltosos, que en realidad era lo que eran, en dueños de un gran laboratorio humano, para experimentar cualquier cosa, que también nos llega hasta hoy y pretende comprometer el futuro.

Estamos en el 2024 y el gobierno, casualmente bien vestido y alimentado, incluso maquillado, sólo puede prometer a ese pueblo una economía de guerra que jamás se define hasta cuándo llegará. El gobierno no tiene apuros, los que no estén conforme tienen tres caminos, se conforman portándose bien, adelantan la muerte cuyos certificados de defunción en muchos casos ya están redactados o se van “con su música a otra parte”. Nosotros, dicen los del gobierno, estamos aquí para experimentar.

Ahora mirando la foto nuevamente, sin saber exactamente si estaba ahí como parte de la basura o alguien la puso para formar líos, estoy más convencido que nunca, que es dónde tiene que estar. Ese es el merecido lugar para la persona fotografiada, por lo que en realidad dejó.

martes, 2 de enero de 2024

539.- Perros callejeros en Cuba

Hace unos días escribí un artículo sobre los perros callejeros en San Antonio, o al menos en una parte de él. Problema serio que vive la ciudad y que no oculta, que, por el momento, parece que no va a tener una solución rápida.

Falta de presupuesto, pocas personas especializadas que trabajen en el giro y sobre todo perros que viven en las calles, que se reproducen sin control y que muchos son alimentados por los vecinos, tratando de que no se vuelvan más agresivos. Esto hace que sean callejeros, pero estén bien y parezcan felices.

Son libres y además están bien alimentados, teniendo en cuenta que no comen lechugas, brócolis, o lo que sobra en las casas del vecindario, etc., sino que, como estamos en Estados Unidos, tienen la ventaja de que les brinden, sólo bajo el compromiso de portarse bien, a veces como especie de una mesa buffet, comida especial para perros y agua fresca todos los días.

También en San Antonio existe, sobre todo en las áreas cercanas al centro, la presencia de los llamados “homeless”, cosa que no se puede ocultar porque se ven sentados tranquilos en determinados lugares, caminando de un lugar a otro, algunos parados en las intercepciones de calles principales controladas por semáforos.

He averiguado sobre esto y he preguntado incluso a oficiales de policía, respuesta, casi todas esas personas, primero viven así porque han cometido muchos errores en la vida, juego, alcohol y drogas, prisiones por delitos mayores, familias que se han cansado de soportarlos, etc., pero casi todos están atendidos por las autoridades del gobierno y otras instituciones no gubernamentales como las iglesias. Tienen, al menos en Lincoln, Nebraska, donde viví cerca de 10 años y ahora aquí en San Antonio, albergues donde pueden dormir, agua fría y caliente, aire acondicionado o calefacción, más clínicas con todos los servicios médicos, que los atienden de forma gratuita, más personas que se dedican a apoyarlos, psicólogos, trabajadores sociales, etc. Muchos están en esa posición, porque en esos lugares, albergues y clínicas, no reciben dinero, entonces para poder tomar o consumir drogas necesitan estar en las esquinas, moverse y luchar algo de dinero. Muchos pasan el día afuera de esos albergues y luego regresan en las noches a sus lugares asignados.

No digo que sea bueno, pero viven libres, hasta cierto punto protegidos, atendidos por los servicios de salud y no tienen cargas económicas, ni otros compromisos a resolver. Me place decir que, frente a un homeless tirado en la calle por cualquier razón, muy rápidamente se despliega un mecanismo mediante el cual es recogidos y llevado al servicio de emergencia más cercano que está obligado por ley a recibirlo, atenderlo y tratar de salvarle la vida. Los homeless son atendidos con la misma calidad que yo en cualquier lugar donde lleguen. Los homeless no son perros callejeros, por tanto, reciben el mismo trato humano que recibe alguien que paga impuestos y que tiene que pagar por el servicio que recibe. Sin distinción.

He llegado a preguntar a la policía por qué no son recogidos, ya que afean o complican la imagen de la ciudad, al ser cubano me es imposible apartarme de una condición medio dictatorial y me han respondido que no se puede hacer, salvo que cometan un delito o estén tirados en la calle por alcohol o drogas. Ellos, los homeless, tienen el derecho a moverse libremente y escoger un lugar, incluso a la intemperie, para pasar la noche. Si no son un peligro para la ciudadanía, nadie los puede tocar, porque no están cometiendo un delito o crimen como aquí se le llama. Las organizaciones los recogen “voluntariamente”, los llevan, los atienden, los recuperan si es que están afectados y cuando este proceso termina, ellos vuelven a las calles. No se pueden encarcelar, ser homeless no es un delito, es en muchos casos una elección de vida o la consecuencia de haber vivido mal, en otros es una enfermedad sobre todo del cerebro.

Ya también escribí sobre los perros callejeros que durante mi infancia y juventud existían en las calles cubanas, que en realidad muchos de ellos no eran callejeros, callejeros, sino que eran perros de vecinos con domicilios reconocidos y legales, que gustaban de caminar por las calles libremente. Pasaba igual con los gatos, llegaban, brincaban de techos en techos, comían algo que alguna persona les brindaba o encontraban, se perdían unos días, luego volvían a aparecer, etc. Imagino que hoy, el tema sobre todo de los perros debe estar peor, ya sabemos que los gatos, muchos, cogieron otros caminos. Gato perdido, gato comido.

Sin embargo, lo que ha aumentado enormemente parece ser, son los cubanos en las calles, sin consuelo, sin solución. Cubanos que duermen a la intemperie, cubanos que registran la basura en busca de cualquier cosa que sirva para vivir incluyendo restos de comida, llamados popularmente “los buzos”, cubanos que piden dinero en las calles, etc. Para no hablar del tema de los robos y asaltos, lo que daría pie a muchos otros artículos.

Y es precisamente un fenómeno que aumenta en un país donde los ciudadanos son considerados como perros. La idea puede ser complicada, pudiera dañar algunos sentimientos, pudiera parecer exagerada o sesgada por algún tipo de animadversión, pero para mí es real. El pueblo cubano, al menos una gran parte de él, entre otras cosas, vive peor que muchos animales.

Es llamativo la aparición de organizaciones y personas que se dedican, con un mensaje extremadamente bondadoso a salvar a animales, frente a personas cuya vida está peor que la de los animales que se promueven salvar. Es llamativo que nos dediquemos a salvar perros y gatos y en ese mismo momento no existan organizaciones dedicadas públicamente a lo largo de toda la isla y incluso de forma internacional a llamar la atención sobre los humanos perros que viven en Cuba.

La idea de salvar humanos perros está dejada al gobierno, que demostradamente nada puede salvar o a uno que otro de los llamados opositores que de forma muy limitada ayudan. La idea de salvar a perros y gatos es menos comprometedora que la de hacer campañas para salvar a los humanos que están viviendo en condiciones casi paupérrimas. La idea de salvar perros y gatos tiene su onda humana y se inserta incluso en corrientes internacionales, la idea de salvar a humanos perros choca directamente con el gobierno que ha vuelto a pregonar sin paños tibios que combatirá a cualquier manifestación que trate de agredirlo o sencillamente cuestionarlo.

Los cubanos, sobre todo, los ya mayores, muchos han llegado a la insospechable categoría de casi indigentes, porque todo aquello de la seguridad social, de la protección, sobre todo a los más vulnerables, de un retiro jubiloso con beneficios, se ha quedado sólo para los discursos politiqueros que ya no convencen a nadie y que no muchos escuchan con atención.

Es duro pensar que aquellos jóvenes que se integraron desde la misma lucha armada o clandestina, que luego dedicaron su vida a hacer una revolución, olvidando incluso la más obligatoria atención a su familia o al menos posponiéndola o cambiándola en nombre de la defensa y protección de las grandes masas de “desposeídos”, hoy se estén comiendo un cable, viviendo muchísimos de ellos, peor de lo que vivían cuando se decidieron como revolucionarios. Es duro pensar que todos los que nacieron bajo la bandera socialista, millones de personas, hoy no tengan futuro, tengan que delinquir, esperar pacientemente a que alguien desde el exterior los “salve” o salirse, sin preparación, sin conocimientos, a veces sin nada que ofrecer desde el punto de vista personal, sólo para probar o bajo la ilusión de que se llegará a estar mejor rápida y fácilmente.

Es triste pensar que esto no tenga solución en el momento exacto que las personas más vulnerables lo necesitan. Es triste ver que se trabajó tanto a cambio de casi nada.

Por una parte, Cuba se convierte en un país de indigentes, porque cuando las personas, en busca de sobrevivencia se ven obligadas a recoger en la basura, están literalmente en la indigencia, por otra parte, el no tener lo que se necesita, después de haber dedicado la vida a trabajar es el mayor fracaso de cualquier sistema, sea de la economía, política o ideología que sea. Es duro llegar a ver como normal que se tenga que vivir de ropa regalada, de comida luchada, de medicamentos recibidos o comprados en el mercado negro, etc., de tener que cambiar dignidad por un color, un sabor, un olor. Nuestros abuelos, muchos, fueron pobres de economía, pero ricos de dignidad.

Yo camino todos los días por un territorio complicado desde el punto de vista económico, la parte más antigua y diríamos pobre de la ciudad de San Antonio, converso mucho con muchas personas de diferentes orígenes, estatus, edades, puedo asegurar que veo muchos perros y gatos callejeros, muchos bien alimentados por los vecinos y puedo asegurar que veo a muchos homeless en mi andar, pero puedo también asegurar que en estos casi 12 años de vivir en Estados Unidos en diferentes ciudades, yo personalmente, no he visto a nadie registrando una basura en busca de comida. No he visto a nadie comiendo de un latón de desechos podridos. Sé que pueden existir, a veces la TV los magnifica y lleva un determinado caso a la generalidad, pero yo, repito, yo, jamás lo he visto. Ser homeless no significa exactamente registrar un tanque de basura para comer comida descompuesta, restos de animales, etc.

Cuba está deshecha. He visto a cubanos, niños incluidos, lavando tripas de cerdo para comerlas luego. He visto a viejos comer un mango por no tener nada más que comer, he visto a personas sacando clarias de una alcantarilla de las llamadas aguas negras o albañales, son “famosas” las imágenes de cubanos peleando por coger un costillar de animal totalmente desprovisto de carne, para por lo menos hacer una sopa y sentirse triunfadores, he visto a cubanos, a muchos, revisando la basura en busca de comida, vuelven a aparecer aquellas recetas de comida hechas con cascaras de cualquier cosa. Y todo eso, yo que no soy más sensible o humano que nadie, duele. Imagino a mis abuelos, a mí mismo, o alguno de mis conocidos.

Nada nuevo en la historia de la humanidad. Por ejemplo, los mexicanos, los vietnamitas, en general todos los que forman parte de esa inmensa inmigración que vive hoy en Estados Unidos, originales y sus descendencias, también ayudan a sus familias desde aquí, cada año salen por esa vía millones y millones de dólares para los países “vecinos”, pero mandan dinero, no mandan aguacates, no envían tornillos, no se desgastan enviando pasta de diente o aspirinas, menos carne cruda dentro de las maletas de equipaje, como se ha puesto de moda hoy dentro de los emigrados cubanos.

Todos nos concentramos en la comida y las medicinas como si fuera eso sólo lo que necesita un ser humano para vivir. Es cierto, son de las cosas más importantes, pero, ¿Es lo único?

¿Qué hay de un par de zapatos, no para asistir a una recepción, sino para ir al trabajo o escuela?, ¿Qué hay de la ropa interior, medias, calzoncillos, blúmer o ajustadores, no para usar en una noche de pasión, sino para vivir todos los días?, Qué hay de clavos o tornillos para reparar un mueble, una puerta, una ventana, no para impresionar al vecino, sino para que funcionen adecuadamente?, Que hay de un poco de arena y cemento, no para construir mansiones, sino para reparar una pared, un techo y evitar que se caigan?, Qué hay de un bombillo, no para luces de Navidad, sino para no quedarse ciego frente a la oscuridad?, ¿Qué hay de platos, vasos, cubiertos, etc., para ejecutar una comida humana?, Que hay de un poco de pintura para limpiar las pareces?, ¿Qué hay de la posibilidad de cambiar el colchón para dormir y reponer el que se tiene usando por más de 50 años? ¿Cómo se puede sustituir una tasa de baño, un lavamanos?, ¿Cómo lograr que el agua llegue a la ducha para olvidar el bañarse con el famoso cubito? ¿Cómo lograr comer pannnnnnnnnnnnnnnn, tomarse un heladoooooooooooooooooo?

¿Cómo vencer 8 horas de colas para conseguir alimentos, combustible para autos, pero también para cocinar? ¿Cómo entender que tengo que llevar un regalo al médico para que me atienda bien o me consiga de su propiedad determinado medicamento?, ¿Cómo comprender que tengo que ir a buscar al mercado negro la anestesia, la amalgama, el antibiótico, etc., para resolver un problema con los dientes? ¿Cómo superar el momento de llamar a mi tío en el exterior para que me envíe hasta lo absurdo, o sea, un poco de electricidad convertida en una planta generadora?, ?Cómo entender que hay que enviar, no bombones o turrones para agradar a nuestras familias, sino sal y azúcar?, ¿Qué hay de los condones para el sexo seguro y poder evitar hijos no deseados, pero además todas las enfermedades de transmision sexual que existen y crecen en Cuba y que el cubano se ve obligado a pedírselos a su abuelita que vive en...? 

La comida es importante, pero es ahí dónde está, a mi entender, el primer problema conceptual, los cubanos no somos perros, menos cerdos a los que el dueño determina cuándo, con qué frecuencia, en qué cantidad echarnos un poco de comida y nos ponemos contentos. Los cubanos somos seres humanos. No somos menos que nadie, no somos anormales, no necesitamos de un papá Estado que nos custodie toda la vida.

Una parte de San Antonio tiene un problema grande, los perros callejeros, Cuba tiene un problema mayor, humanos convertidos en perros.

Nota Aclaratoria: Las fotos que acompañan este escrito, no son tomadas de Bolivia, Haití o algún país africano, esas que estamos acostumbrados a ver porque no han dejado de mostrárnoslas. Las fotos son de Cuba y las personas que aparecen en ellas son cubanos de hoy.