domingo, 31 de julio de 2016

Facebook. ¿Bueno o malo?

Hoy en día., este si es un tema interesante e importante. Más importante que el terrorismo, las elecciones en Estados Unidos, las ballenas asesinadas por marineros japoneses, etc. Es un tema de pasiones, que tiene cautivado, entretenido, atrapado y embobecido a un porciento enorme de la población mundial. Confío en no tener que decir de qué parte de la población mundial hablo.

No soy un experto en comunicación, tampoco soy un profesional de la informática y menos un conocedor profundo del uso de las nuevas tecnologías para relacionarnos. Soy sencillamente un simple mortal que de vez en cuando entra a Facebook a ver algo publicado sobre todo cuando la fuente me es conocida y confiable. De lo que si pueden estar seguros es de que antes de meterme a escribir lo que aún no sé si podré explicar bien y considero por ende un gran lío, he comentado mis ideas y consultado a varios expertos en tecnología y en las modernas vías de comunicación que tengo a mi alrededor y ninguno me ha podido dar una idea clara que me explique lo que está pasando, más allá de que cada cual, apelando al “libre albedrío” que tanto le gusta a mi amigo Ruso, hace lo que le da la gana.

Primero pensé en no escribir sobre esto, pero también apelando al “libre albedrío” voy a hacerlo y que pase lo que pase, o sea, estoy en disposición, como siempre, una vez más, de recibir todas las opiniones que sobre lo que escribo me quieran dar. Como gran demócrata que soy, JAJAJAJA, la respuesta a las posibles opiniones está adelantada, el libre albedrío o elección libre me da el poder de elegir y tomar mis propias decisiones, entonces de pensar y decir lo que a mi cabeza se le ocurra.

En realidad, siendo justo, no puedo mencionarme como un absoluto desconocedor de este tema, pues, aunque ya dije que no estoy a la vanguardia, tampoco llegué a los Estados Unidos a descubrir una computadora, un celular, una grabadora o reproductora de video. Por suerte tuve la posibilidad de amasar muchos de estos tarecos desde mi infancia por razones que ahora no vienen al caso. No obstante, sigo pensando que seguirle el ritmo a los adelantos e inventos y a todas y cada una de las formas que existen de comunicación no es mi interés más fuerte.

Llevo días pensando en Facebook, porque hay cosas que puedo ver y leer dentro de él que me llaman la atención. No soy un gran consumidor de “Face” como muchos cariñosa y familiarmente le llaman, pero algo de él me llega y disfruto y creo que tiene muchas, pero muchas cosas buenas y otras, un poquito malas, tontas, aburridas, ridículas, cheas, etc., lo que en realidad no es culpa de Face, sino de la gente que lo utiliza, a veces las 24 horas del día.

Me parece fantástico pues me ha dado la posibilidad de reencontrar viejos amigos regados por todos los lugares del mundo y de hacer también nuevos amigos. He vuelto a ver a muchas personas que aún están en Cuba y me recuerdan esa capacidad que tenemos los cubanos para inventarnos y reinventarnos todos los días y a pesar de los problemas, limitaciones, censuras, etc., estar en la última. Hoy todavía es difícil comerse allí más de un pan al día, pero muchos, muchos tienen acceso a internet y por supuesto a todo lo demás dentro de ella.

Me ha dado la posibilidad de obtener de forma concentrada, a la vuelta de un click, mucha y muy valiosa información, que de no existir ésta vía, pues costaría mucho trabajo conseguir. El hecho de que muchas personas publiquen cosas, trae una avalancha enorme de información, una gran parte de ella importante para conocer, recordar, mantenerse actualizado, etc.  Y como si fuera poco, el lugar permite incluir no sólo fotos, sino videos, lo que resulta fantástico para el aprendizaje, la credibilidad y el entretenimiento. Un policía le está cayendo a golpes a alguien en …, Burundi y yo lo veo casi en tiempo real, lo que antes hubiera costado mucha boca a boca, algunos casetes pasados de manos en manos casi de forma clandestina o sencillamente el desconocimiento y silencio total. Ahora gracias a Face la policía debe de ser más cuidadosa y selectiva a la hora de dar golpes. Entonces la información, la inmediatez, las imágenes, los videos, etc, convierten a este medio de por sí sólo, en un lugar súper atrayente.

Sin embargo, a pesar de todo esto positivo, todos los días veo y leo cosas que me horrorizan o me dan pena. Lo del horror es una metáfora, pues creo que ya no me horroriza nada. JAJAJA. Facebook ha creado además de casi una obsesión, un grupo de tontos que se relacionan dentro de él, o un grupo de tontos ha escogido simultáneamente este medio para sus tonterías.

Primero descubro a personas que han convertido a Face en parte inseparable de sus 24 horas del día, o sea, personas que están colgadas de un aparato y del programa para ver, aceptar, comentar, todo lo que aparece, no importa de qué se trate el tema. Hoy muchas personas, jóvenes, pero también no tan jóvenes, que manejan, caminan, bajan y suben escaleras, compran en supermercados, y pienso que trabajan, con una mano y un ojo dirigido al teléfono.

Son ya reiteradas las imágenes de gente que está compartiendo una mesa en una cafetería, incluso en un restaurante y cada uno está mirando para su celular todo el tiempo, sonriendo con lo que lee, respondiendo y enviando mensajes, olvidando totalmente a la o las personas que tiene al frente. Se ríe con alguien que está en Japón, y muchas veces mantiene aburrido a los que tiene al frente, que como recurso de sobrevivencia sacan también sus celulares para reírse con amigos que están en Australia, Corea del Sur, Perú, etc.

Veo imágenes de parejas que declaran estar muy enamorada y entonces de forma apasionada aparecen en una foto dándose un beso en la boca, pero una de ellas mientras besa tiene el brazo extendido, el cel en la mano y lo que es peor, está mirando para la cámara, por lo que el beso apasionado no es más nada que un momento ridículo de montaje, porque claro no se puede besar y operar una cámara dentro de un cel a la misma vez y quedar bien en los dos aspectos. Lo más importante deja de ser el beso, porque lo verdaderamente importante es tirarse la foto para enseguida colgarla en Face, quizás para los amigos y también para los enemigos, las exnovias, las amantes, etc. Forma ridícula de defender el amor.

Veo a personas ponen fotos de sus familiares que están muriendo, creo en busca de una oportunidad para demostrar que los quieren, pero la idea de poner a alguien lleno de tubos en una sala de terapia intensiva con la muerte casi posándosele arriba es, para mí gusto, además de absurda, horrible. La enfermedad y la muerte existen por desgracia, pero hay momentos donde la enfermedad y la muerte tienen que seguir siendo privadas. El cariño y el dolor le quedan grande a Face. Una cosa es una foto jocosa en un hospital, la idea de fotografiar al niño que nació y otra es poner a posar a la abuelita o a la madre minutos antes de que la muerte se la lleve.

Otro momento poco entendible para mí es cuando las personas se retratan frente a los platos de comida que van a comer, resultando los platos de comida los protagónicos. Me parece fantástico que, si usted tiene un blog de comidas, está enseñando una receta, o quiere explicar cómo se hace un plato, pues lo fotografíe, pero el hecho de salir a comer y fotografiar un pedazo de carne o de pizza, un poco de ensalada, o un helado como si fuera un familiar o un integrante del grupo humano, para mí gusto, es ridículo. La comida debería salir en la foto, claro, pero debería seguir saliendo como la mesa o la silla donde se está sentado. A nadie se le ocurre fotografiar la pata de la silla. Sí, es cierto, a veces el comer diferencia, pero así y todo no hace falta darle tanto protagonismo a lo que se va a comer. Un pedazo de carne no es más nada que eso, un pedazo de carne, aquí, en Cuba o en Hong Kong.

Lo de los comentarios, eso sí que es un mundo. Hay personas que se sienten obligadas a comentarlo todo, no importa lo que sea o de qué se esté hablando y esto ocurre porque hay otras personas que llevan la cuenta de los comentarios que le hacen o los “me gusta” que le cuelgan a lo que ha puesto. Entonces parece que, para demostrar ser amigo tuyo, siempre hay que comentar. Es un juego de compartir, cuando tu pones, yo comento y cuando yo pongo y tu comentas. Siento que muchas personas, que a veces no hablan mucho frente a frente, no se pueden quedar quietas en Face, por lo menos un “like” tienen que poner.

Estamos llevando la hipocresía a su máxima expresión, la mentira es parte de nuestra selección comunicativa. Uno de los ejemplos más claros es que alguien pone la foto de su niño que tiene una cabeza enorme en forma de cubo, las orejar también enormes y paradas, es bizco, tiene todos los dientes virados y tiene una enorme mancha negra en la cara y lo que viene de comentarios es, lindo, precioso tu niño, que bien se ve, igualito a ti cuando eras niña, sólo que tu tenías la cabeza y las orejitas un poquito más chiquita, pero siempre fuiste bella, ojalá se mantenga así hasta que sea grande podrá ser modelo, no existe niño que logra reunir tanta belleza, etc., etc., etc.

Y para colmo, todos estos comentarios vienen siempre acompañados de la palabra más utilizada en el Facebook que conozco, o sea, Bendiciones. Amigos, el niño puede estar sano, ser gracioso, inteligente e incluso genio, pero nadie que tenga una enorme cabeza en forma de cubo, sea bizco, o le falte un ojo, etc, puede ser bello. Si no le quiere decir feo, cosa que a lo mejor yo tampoco haría, pues no diga nada, pero mentirle al niño y a la madre me parece casi criminal. Luego, ahora todos somos religiosos, sencillamente todo el mundo cree en algo, incluso hasta aquellos que fueron extremistas marxistas en el pasado y estuvieron toda la vida a favor de la materia. Ridículo. Si el niño hizo caca, le deseamos bendiciones. Si el perrito mordió una gomita le deseamos bendiciones. Si la persona se levantó para ir al trabajo, alguien la bendice. Si la niña tuvo su primera mestruación, pues aparecen las bendiciones de todos los amigos, padres, familiares y la mitad de los no conocidos en Face que, como un asunto casi tradicional, pues también bendicen. El castellano, del que tampoco soy un especialista, tiene muchas palabras que pueden dar el mismo mensaje de cariño, aceptación, deseo de bienestar, etc., sólo hay que buscar un diccionario.

Lo de los mensajes para salvar animales es increíble. El tipo no tiene familia, está fajado con la mitad del mundo que lo rodea, su mujer lo dejó porque le entraba a golpes todos los días, tuvo un hijo con otra mujer anterior pero nunca lo reconoció y no sabe nada de él, toma todos los días y hasta nos parece que se endroga un poquito, pero entonces está preocupado por salvar a un pobre perrito que hace dos días duerme debajo de un arbolito cerca de donde consigue la “meta”. Si uno se dedica a salvar o donar para los animalitos que se ponen todos los días en la red, pues ….

Descubro como tendencia bastante fuerte, que muchas personas han convertido los mensajes que deberían ser privados en mensajes públicos, puestos sin reparo para toda la red, amigos, enemigos, conocidos, desconocidos, buenos y malos. Hablo del tipo que publica algo así como, te amo mi esposa, no me canso de decírtelo y todos los días por la mañana te digo que te amo, no puedo vivir sin ti, ha llegado a la conclusión de que mi vida sin ti no existiría, etc.

A mí edad, lo primero que se me ocurre es preguntarme, ¿todo esto es verdad? Entonces si la respuesta es positiva, me preguntó, y no sería mejor que se lo dijeras a ella directamente, ¿incluso todas las mañanas? No entiendo porque la necesidad de hacer público lo que a nadie le importa. Me parece mejor que llegado el momento entonces usted haga un comunicado, una carta abierta, un documento oficial donde explique lo que quiera explicar, pero decirle a través de Face a alguien que lo amas, me parece más cursi que aquellas películas de amor mexicanas que ponían en la TV cubana. He visto cosas como, te amo mamá, eres la mejor madre del mundo, pero es que la madre y el hijo viven en la misma casa, entonces por qué en Facebook.

Para qué contar lo de los cumpleaños. A veces leo algo así como, quiero felicitar a mi bisabuelo que murió en 1935, pues hoy cumple 167 años. Algo anda mal. Para mí las personas cumplen años mientras viven, luego del fallecimiento se cumplen años de muerto, y claro, de haberse mantenido vivo hoy cumpliría 167 años o de no haber muerto hubiera cumplido 167 años, pero felicitar por su cumpleaños el querido bisabuelo que murió en 1935, me parece algo si no imposible, por lo menos raro. Ya lo dijo nuestra delicadísima trovadora Sara González, a los héroes, se refiere a los muertos obviamente, se les recuerda sin llanto, se les recuerda en los brazos, se les recuerda en la tierra, o sea, se les recuerda. De habérsele podido felicitar, de seguro nuestra Sara lo hubiera incluido en la letra de su canción, pues le hubiera quedado más emotiva.

Igual que lo de la esposa que se ama, me parece mejor que se recuerde al abuelo, incluso que se cuente sobre él, que se escriba, que se le cante, pero si murió, no lo felicite. No estoy seguro, pero me parece que le idea de felicitar es un acto que tiene que ver con quien recibe las felicitaciones y para eso hay que estar vivo, no hay de otra. Me parece duro decir, quiero felicitar a Martí por haber muerto en combate en su 43 aniversario. Más que duro, brutal.


Nada, es así. Facebook con su doble condición, el espacio para la buena y agradable comunicación, el lugar donde se aprende, y también el espacio escogido de forma simultánea por un grupo de tontos para sus tonterías.

miércoles, 27 de julio de 2016

Puede que seas más rico de lo que crees.


Hace ya unas semanas, mi buena amiga Lissette desde República Dominicana me envió ésta idea, que puede ser perfectamente una de las tantas que circulan y circulan por internet, Facebook, cadenas de correos, etc., sin embargo, a diferencia de otras muchas, ésta se debe agradece al creador, pues permite pensar, a los que quieran pensar obviamente, y, sobre todo, compartir.

“Si tienes una familia que te ame, unos cuantos buenos amigos, comida sobre tu mesa y un techo sobre tu cabeza, entonces eres más rico de lo que tú crees”

¿Lindo? Creo que sí.


Claro que, para el grupo de obstinados perseguidores de la riqueza económica, esto más que todo, podría ser el lamento o la justificación de muchos fracasados, donde sin ruborizarme puedo incluirme, fracasados que trabajamos y vivimos por un salario y además nos parece bueno. Fracasados que, desprovistos de enormes cantidades de dinero, pues desarrollamos una teoría diferente para la realización y la felicidad.

Puede ser hasta cierto punto real, sin esa ambición económica que tuvieron y aún tienen muchos, no disfrutaríamos de la mitad de las cosas que hoy disfrutamos. Las ganas de crecer económicamente traen inventos, creatividad, lucha por mejorar las cosas, etc. Sin embargo, si todo fuera tan idílico, pues a la vez que ya tienes la casa, el avión, el yate, un apartamento en New York, otro en Tailandia, un grupo de guatacones que te sigue y se ríe de tus gracias sabiendo tú que no eres gracioso, una mujer mucho más joven o reconstruida, hijos que te dicen que te quieren aunque no los veas nunca, etc., el sufrimiento, la angustia, la enfermedad mental, la adicción y la muerte, fueran cosas exclusivas de los pobres.

Me llama la atención, porque, quién tuviera más justificación para suicidarse que los negros de África, los indios de toda Latinoamérica, los cubanos, etc. y, sin embargo, no es que no se suicide la gente en esos lugares, pero no forman parte de los líderes de suicidios en el mundo, liderazgo que se consigue en países tan ricos como Finlandia, Japón, Rusia, Bélgica y China.

¿Si la idea es tener mucho dinero y a partir de ahí todo está resuelto, por qué entonces Michael Jackson no podía dormir y se tenía que inyectar no sé qué medicamento para conciliar el sueño? ¿Por qué se suicidó Hemingway, que además de mucho dinero y fama, disfrutó de una tremenda vida con buenos alcoholes y buenísimas mujeres incorporados? ¿Qué decir de Janis Joplin, Kurt Curvain, Jimmy Hendríx, Jim Morrinson? En fin, tantos que alcanzaron todo lo que el dinero puede traer y que al final de la historia se victimizaron a ellos mismos.

Según los autores del libro “Dinero fácil” el dinero puede traer la felicidad, pero sólo si se gasta en experiencias y no en objetos y posesiones materiales. Cuanto más se invierta en los demás, más alegría puede disfrutarse, pues es la capacidad de ser generoso y no el dinero por el dinero lo que puede aportar más felicidad a la mayor parte de los seres humanos.
Recientemente he visto en Facebook un pequeño experimento con una cámara oculta sobre la pobreza, la capacidad de compartir, la felicidad, que les recomiendo que busquen y vean.
En esencia es un joven que se acerca a diferentes personas que están comiendo y les dice que tiene hambre, que necesita un poco de comida. Ninguna de esas personas se motivó a compartir su comida, muchas, por el contrario, lo echaron en mala forma. El mismo joven entonces se acerca a un hombre de esos que viven en la calle con una caja de pizza en la mano y le dice que ya comió, que le ha sobrado un pedazo de pizza y se la regala. Minutos después otro de los jóvenes del experimento se acerca al vagabundo y le hace el mismo cuento, o sea, tengo hambre, no he comido nada y para mi asombro el tipo que vive en la calle, que a lo mejor hacía días que no comía nada, compartió el pedazo de pizza que tenía con el muchacho.
Jamás pensar que defiendo la pobreza, ni creo que la miseria compartida haga más feliz a la gente. La miseria cuando se comparte, sólo crea más miserables. Sin embargo, sí creo que a veces sufrimos demasiado, sufrimos por adelantado, dejando entonces de vivir y aprovechar el segundo de tranquilidad, sosiego y bienestar.

Creo que comienzo a transitar por un período complicado. No soy viejo, ojalá llegue a serlo algún día, pero tampoco soy tan joven como lo era y entonces, con más tiempo para pensar, comienzo a cuestionar y descubrir temas vinculados a la felicidad.  De ahí que me parezca que la idea más acabada de toda la ideología revolucionaria cubana, la más sólida, fue la que aportó el Comandante Almeida, el Negrito de la Caridad, en aquella canción que interpretara tantas veces magistralmente nuestra Farah María, gloria de la cultura cubana, cuando dijo aquello de que “Cuando tienes juventud no hay experiencia. Cuando llega la experiencia hace falta juventud”

Me gustaría tener dinero, claro. Con dinero hoy, mi primer objetivo sería recuperar la parte de mi familia que quedó atrás, que hoy todavía está atrás. Luego me gustaría tener una casa compuesta de muchas casas, algo así como tenía El Padrino, o sea, medio reparto donde a golpe de vista pudiera ver, “controlar” a esos míos que, para ese momento con dinero, ya debí de haber reunido. Ahora además me gustaría tener un o varios grandes árboles y sobre ellos tener una casa de madera. He visto los programas de TV del tipo que se dedica a construir casa en los árboles y creo que, dentro de lo mejor, esto es unas de las mejores cosas. Ya no iría a Egipto como tanto soñé desde niño, pues ahora me parece aburrido tanta arena y camellos, pero me gustaría ir a Alaska, en verano por supuesto. Me gustaría pasear con mucha gente, la soledad me aburre y me da miedo.
Creo que con dinero no tendría que levantarme todos los días a la misma hora para ir a trabajar, pero de seguro me inventaría un trabajo para defender a los niños de Burkina Faso o a los caballitos de mar.

Recientemente Jenny, Yordan y Mia pasaron una semana en Lincoln con nosotros y la sensación es indescriptible. No nos vemos físicamente todos los días, por lo que vivo con esa pequeña pena de estar lejos. 

Creo que con o sin dinero los sentimientos que esto genera son los mismos, pues en realidad no nos reunimos para hacer negocios, no nos compramos y vendemos nada, no nos interesa impresionar al otro por la cantidad de tarjetas de créditos que tenemos. Como ya somos todos grandes, sencillamente nos reunimos para querernos, para decirnos que nos queremos y demostrarnos que nos queremos.

Es muy bueno poder tener cerca a las personas, no solo familia, sino a las personas que uno quiere. Es lindo cuando se puede hablar de igual a igual. Es fantástico ver que uno es aceptado, querido y valorado en la misma medida que uno valora, acepta y quiere. Es fantástico que nuestro familiar “el dinero” no salga en cada una de nuestras conversaciones, lo que nos permite hablar de música, historia, comidas, informática, etc., etc., etc.

Ahora nuestras reuniones, que siguen siendo como las de antes, están matizadas por la presencia de una pequeñita persona que se roba completamente el show. Nuestra nieta. Más grande está vez que la anterior, lo que le permite interactuar con y como los grandes.





Gracias a Mía, con mis 53 años y 240 libras de peso, me tiré sin pena por la canal en un parque y volví a ser niño. Gracias a mí nieta monté un trencito muy parecido al que montaba en mi infancia en el Zoológico de 26, que luego dejó de existir porque el combustible que consumía en sus vueltas al parque lleno de niños que gritaban y sonreían, hacía falta para arrancar un central azucarero.





































Todo debería pasar como en el pequeño libro de Carpentier, Viaje a la Semilla, donde la vida se vive al revés. Deberíamos tener juventud con experiencia para entonces equivocarnos menos y disfrutar más. Ser felices antes de conocer los problemas. Ese si sería un buen negocio donde invertir el dinero.