martes, 20 de mayo de 2025

608.- Para los que pretenden olvidar (Segunda Parte)

Continuación

En la primera parte de este escrito he tratado, no sé si lo conseguí, de dejar claro que no significa inaugurar una cazaría, entre otras cosas, por diversión. No significa ir preguntando: ¿Fuiste militante, fuiste revolucionario, colaboraste con el gobierno cortando caña, sembrando café, haciendo guardias en tu barrio, pintaste la escuela de tus hijos, arreglaste las sillas y mesas? Oh entonces eres el Diablo y tienes que irte a morir a Cuba, el infierno.

No hablo tan siquiera de las FAR, ni del MININT de forma general, esos lugares también tienen oficinistas, cocineros, choferes, mecánicos, médicos, etc., que están allí adentro escapando, viviendo, pero cuando llegan a sus barrios tienen que comprar, vender, aceptar, mirar para otro lado, porque lo de la doble, diría yo triple, cuádruple, quíntuple moral en Cuba es más que un planteamiento teórico.

No hablo de los internacionalistas que Cuba envió a tantos destinos, porque muchos de ellos fueron enviados sin saber a dónde iban, muchos de ellos cumplieron la mayoría de edad con un fusil en la espalda dentro de una trinchera, otros fueron siguiendo una idea inyectada como un antibiótico que hablaba de la necesidad y el disfrute de liberar al mundo explotado. No hablo del médico, la enfermera, que participaron en guerras desde el principio de la revolución y que con su labor enseñaron a otros a hacerse médicos y enfermeras, ni tan siquiera hablo de esos batallones de trabajadores de la salud, porque todos no son expertos en medicina, que, con tal de escapar hoy pasan dos, tres, cuatro años en misiones de las llamadas médicas, de las cuales ya se viene con algo más que una medalla y un diploma como al principio.

No hablo de todos los militantes de la UJC y del PCC. De ellos tuve muchos familiares y amigos sobre los que puedo asegurar que no hicieron daño personalmente a nadie. Creyeron, se incorporaron y sobre todo trabajaron, aunque es cierto que otra gran parte de esos revolucionarios llamados “la vanguardia” estuvieron siempre metiendo con la cara, tal como dice la canción de Juan Luis Guerra, esperando que llueva café en el campo, escapando o sencillamente, moviéndose con la manada, pero que desde el punto de vista personal no han hecho grandes daños, trabajan, levantan la mano como parte del espectáculo, van a las marchas y si llegan al final miran hacia otro lado para no saludar a la tribuna, cogen lo que pueden coger, escapan mientras puedan escapar.

Han hecho el daño del bulto, muchos han sido contados como números que apoyan, muchos estuvieron o están porque “no les queda más remedio”, es mejor estar embarajando que bajarse a esta hora, muchos están esperando y creando un expediente de enfermedades que les imposibilita participar. Si algo somos los cubanos es extremadamente hábiles para escapar. Eso nos lo enseñó el comunismo.

No hablo de nada de esto, hablo del DAÑO.

Para los asombrados hoy, real o falsamente, es bueno recordar que lo del pase de cuenta no es nuevo para la humanidad, tampoco lo es en Cuba. La idea de resolver los temas, incluso personales, está tan arraigado en nosotros como nuestra pertenencia a un lugar específico, por tanto, la revolución de 1959, antes del triunfo y después del triunfo optó por esta solución. 

Existe una lista grande, ahora no necesaria, sobre todo en los primeros años, de los ajusticiados fuera de la justicia que existieron. Sin hablar de los atentados en las luchas clandestinas, después del triunfo, muchas personas, a veces muy culpables, otras no, fueron sacadas de sus casas, llevadas a lugares apartados y ajusticiados dirían algunos, asesinados dirían otros. Sobre todo, algunos meses después en esos mismos momentos, la existencia de tribunales llamados “populares” donde a partir de cualquier testimonio, sin mucho tiempo para investigar y sin muchas garantías procesales, se presentaron y sancionaron incluso a muerte a muchos llamados batistianos. Los nombres todos los conocían, ellos estuvieron en listas desde mucho tiempo antes.

¿Hasta dónde todo esto fue justo, real, investigado, respaldado por información verificada?, ¿Hasta dónde se incluyó la revancha, la venganza, el desborde del llamado pueblo afectado?, ¿Hasta dónde una bofetada se convirtió en un hecho de sangre sancionado con la muerte?

Es difícil determinar, la línea entre una cosa y la otra es demasiado fina. Si los llegados al poder son de color azul, todos los que amen ese color están en el poder.

Fue realmente Marcos Rodríguez, alías Marquitos, verdadero delator de los sobrevivientes del ataque al Palacio Presidencial escondidos en Humboldt No.7 y por eso sancionado a pena de muerte años después de los sucesos de los que se le culpó?, ¿Fue el comandante Hubert Matos un verdadero traidor como se le presentó?

Entonces, vuelvo a mi análisis central, estoy a favor de que, luego y sólo luego de una rigurosa investigación, donde existan como es lógico testigos o afectados que declaren con sus caras, no de forma anónima, aquellos que hicieron daño a cualquier persona en Cuba paguen por ello, en el mejor de los casos sean devueltos al “paraíso” que defendieron con las uñas.

Si, como víctima de esos personajes que fui, conozco lo que se le puede hacer a un ser humano, inocente o culpable, da igual, por esas personas emborrachadas del poder o sencillamente utilizadoras del poder, que les permitió en busca de la verdad o en el invento de una verdad, torturar, como mínimo psicológicamente, burlase, chantajear a una persona y por supuesto a todos los que se relacionaban con ella, familias enteras.

Conozco lo que significa acusar a alguien de tener problemas ideológicos, solución fácil y muy utilizada y desplegar hacia y en contra de ella todos los resortes incluso los de la familia.

¿Qué tal si hoy te encuentras al instructor de Villa Marista o de 100 y Aldabó, por sólo citar dos lugares de los miles que existen en Cuba, que disfrutó con no dejarte dormir por días o se reía cuando tú te lamentabas de un enorme dolor, comiendo al lado tuyo en un restaurante de Estados Unidos, que obviamente es más que Miami?, ¿Qué tal de aquel que te inventó una causa por la que “alaste” 5, 10, 15 o más años dentro de el “tanque”?, ¿Sería cómodo que quien te arrancó casi un brazo, que te dio patadas mientras estabas en el piso incluso ya esposado, hoy maneje la guagua que lleva y trae a tus hijos de la escuela?, ¿Qué tal que el vecino que se ensañó en ti y los tuyos, que no te dejó vivir, que te llevó varias veces a una estación de la policía acusándote de … hoy sea tu vecino nuevamente, te felicite en Halloween, el 4 de julio, por Navidad y Noche Buena y te hable todo el tiempo mal del gobierno cubano y te hable de libertad, de democracia, de lo bien que se vive en USA?

No, no podemos olvidar, tal como no olvidan los judíos. Si, es cierto, esas personas, muchas hoy han envejecido, pero fueron jóvenes un día y no dudaron en hacer daño. Como dice un viejo refrán cubano, repetido por Martica con frecuencia, muchos de ellos han pasado de sinvergüenzas a viejos.

¿Cómo creer que un fiscal, un juez, declare que no sabía lo que hacía, mientras condenaba a personas a muchos años, sólo porque gritaron libertad? Esos casos pasaron de sinvergüenzas a hijos de puta.

Sigo siendo partidario de el que hizo daño probado, sea regresado. Nunca sabremos bien lo que significaron aquellos mítines de repudio, donde una turba con apellido "revolucionaria", día y noche durante semanas, torturaron a familias enteras, viejos y niños incluidos, cortándoles el agua, la electricidad, destruyendo sus casas, tirándoles cualquier cosa incluyendo los famosos huevos que hoy no existen o hacerlos caminar por las calles con carteles colgados en el cuello, por sólo querer salir de Cuba.

Todo aquel que levantó la mano para golpear a otro en nombre del poder, todo aquel que echó para delante de forma pública o anónima por lo cual personas sufrieron, todos los que sancionaron, todos los que reprimen, golpean, maltratan, encierran, abusan, todos aquellos que te humillan, que te han echado de un trabajo o escuela sin una verdadera causa, sólo la ideológica y política, deben ser regresados a Cuba.

Obvio todos aquellos que viven aquí amparados en la “famosa” pero a veces cuestionable libertad de expresión que utilice su vida para defender al comunismo da igual el de Cuba que el de Marte, todos aquellos agentes de influencia, por supuesto, todos los que jueguen con el espionaje profesionalmente, deben ser regresados a Cuba.

No nos puede dar pena, porque ellos no sintieron ni la más mínima pena, ni la más mínima lastima, ni el más mínimo respeto por nosotros, otro ser humano, mientras disfrutaron de las “mieles” del poder.

No puede tener perdón quién viole a un niño o niña, a un o una joven, incluso a personas adultas, sea el violador cura, político, congresista o senador, deportista de alto rendimiento, etc. Yo, comprobada la violación, le daría una sola solución definitiva. Tendríamos de seguro un poco menos de violadores. Esto es lo mismo, no es una violación física, pero si lo es moral, espiritual, sentimental, al final humana. Esos no pueden vivir, al menos, aquí. Si los aceptan en el Desierto de Sahara, allá los árabes.

¿Qué tal si un día en una fiesta, un tipo ahora disfrazado de “americano” con unas cervecitas arriba, comienza a hacer un cuento de cómo torturó a alguien mientras lo interrogaba, a ese alguien que no dejó dormir, que no le dio de comer, que levantó y sentó varias veces a la fuerza, que negó a sus familiares verlo, que disfrutó mientras gritaba por agua y ese alguien, al cual el tipo no recuerda porque sólo eras un número, eres tú? Estas cosas no pasan, dirán algunos; si, si pasan, digo yo, tengo mis propias experiencias que nadie me las contó.

Cada cual debe tomar su posición y defender una idea, no se puede estar todo el tiempo en el limbo como si no pasará nada o con la increíble justificación de que yo no sé y no me gusta la política. Yo no estoy a favor de la cacería injustificada, menos de repetir lo que allí, en Cuba, nos hicieron, pero si se encuentra a alguien, si se documenta una culpa, no importa la edad, no importa el sexo, no importa quién o quiénes lo trajeron, esa persona no tiene derechos a vivir aquí, entonces el camino es corto.

Nadie puede bajarse ahora con aquello de yo no sabía, me obligaron, estaba en mi salsa y no me di cuenta, me tenían chantajeado. Si fuiste parte de la maquinaria, pudiendo haberte bajado de ella, si has engañado para entrar aquí e incluso vives recibiendo ayuda del gobierno norteamericano, no puedes permanecer, no tienes ese derecho.

¿Es ojo por ojo, diente por diente? No, para nada, es sólo la Ley del Talión en su explicación de justicia proporcional.

lunes, 19 de mayo de 2025

607.- Para los que pretenden olvidar (Primera Parte)

Hace ya muchos años tuve la oportunidad de leer un gran libro, “Justicia, no Venganza” de Simon Wiesenthal, judío sobreviviente del Holocausto, creo que ya he escrito sobre él en este espacio. Impresionado, luego con el paso de los años, me lo volví a leer.

Wiesenthal, arquitecto, escritor, es reconocido sobre todo como el “cazador” de nazis más importante de la historia de la postguerra hasta que murió en 2005.

Su labor, como su actuación lo definió, fue dedicar su vida a investigar y localizar a los nazis que escaparon con vida y luego de una muy profunda documentación entregarlos a la justicia para que fueran procesados como correspondía por los crímenes cometidos durante el período nazi en Europa. Entre los alemanes escondidos por el mundo, siempre, bajo una identidad falsa, gracias a una rigurosísima labor investigativa dirigida por Wiesenthal, fueron entregados a la justicia, entre otros, Adolf Eichmann, Franz Stangl, Hermine Braunsteiner y Josef Mengele, todos con sendos expedientes de asesinos.

Y esto hace a los judíos diferentes y respetados en el mundo. No olvidan, no quieren y no pueden olvidar su historia.

La idea de justicia, no venganza, no sólo es aplicable a los judíos, aunque ellos sean los más lamentablemente famosos afectados, sino que debe existir para cualquier pueblo, comunidad, grupo de personas que han sido reprimidas, apartadas, torturadas, asesinadas por otros en el poder, no importa la justificación, porque no existe justificación. Entonces me declaro a favor absolutamente de esa idea.

La comunidad cubana hoy, sobre todo en Estados Unidos, estamos viviendo la identificación, captura y, sobre todo, de momento, la posibilidad de deportación con regreso a Cuba de algunos cubanos que han decidido olvidar todo, mentir, y, sobre todo, vivir en el país que durante décadas declararon enemigo, declaración que no sólo se estableció en el plano internacional, sino que llegó a afectar a miles de otros cubanos en Cuba. Familias y amigos que sufrieron las inclemencias de un poder extralimitado, abusivo, represor y hasta en no pocos casos, asesino.

Esto ahora en el 2025, desata dos grandes grupos encontrados; el primero, en defensa de esas personas, que hablan de un nuevo macartismo en Estados Unidos, haciendo una referencia equivocada al período, década del 40 y 50, donde se persiguió a los comunistas, que debe su nombre para la historia al Senador Joseph McCarthy y el segundo que no sólo está a favor de la identificación y la captura, sino que está haciendo el esfuerzo por conocer a esas personas que hoy pretenden vivir dentro de nosotros, tal como si nada hubiera pasado. Hay quienes pretenden olvidar por pura conveniencia.

Encontronazos públicos de una parte por aquellos que aún, incluso viviendo dentro de los Estados Unidos defienden al fracasado gobierno cubano con su variante de gobierno ya sin nombre y otros, quizás afectados o sensibilizados que luchan porque Cuba obtenga un camino diferente, con otro tipo de gobierno, con otro tipo de vida.

Distinción necesaria para los que no sean cubanos y puedan leer; para los cubanos es parte de nuestras vidas, a veces como protagónicos, otras como simples observadores.

En Cuba, como en los países exsocialistas a los que tanto imitamos sin necesidad, creo que, en todos aquellos países con tendencias totalitaristas, es muy difícil establecer una línea fronteriza entre lo absolutamente bueno y lo absolutamente malo, en no pocos casos la misma necesidad de adaptación y sobrevivencia hace que las personas adopten posiciones que van desde la más pura inocencia a la más descarada hipocresía y oportunismo.

Cuesta trabajo encontrar a un inocente o culpable puro, veamos:

Desde muy niños los cubanos incorporados a la escuela, a veces el trabajo ideológico comienza antes como aquello de Fidel el papá de todos los niños, somos pioneros comunistas, organización paralela a la enseñanza académica que tiene el objetivo de “formar” al hombre nuevo, o sea, comunista, casi desde la cuna. Desde muy chicos todos amamos al Che, a Camilo, convertimos a Fidel en nuestro segundo papá, en no pocos casos en el primero, participamos en trabajos voluntarios, marchas, hicimos guardias pioneriles, etc., La inocencia infantil es utilizada sin vergüenza por el poder.

Luego los sobrevivientes llegamos a la adolescencia. Entro los 11 y los 18 años, nos cambian de organización, dejamos de ser pioneros para ingresar en la llamada FEEM, otra organización extra-academia a la que no se te pregunta si quieres estar. Si estás estudiando, pues eres de la FEEM, no existe otra vía. Continua el trabajo ideológico en esta etapa más exigente, Marchas, movilizaciones, guardias, etc. Mucha ideología. Más Che, Camilo y por supuesto, mucho más Fidel, porque ya los anteriores muertos, fueron útiles para hervirlos y hacer el caldo base.

Llegamos a la Universidad y entramos sin tan siquiera preguntarnos o respondernos en la FEU, organización extremadamente política e ideológica que a nivel nacional trata de controlar tu mente, no importa si estudias historia o matemática. Organización obligatoria si quieres permanecer estudiando. Fin político ideológico y el control.

Sin darnos cuenta pasamos más de 20 años controlados, organizados, y sobre todo utilizados por el gobierno.

Para colmo de males, paralelamente a todo esto, existen organizaciones con el mismo objetivo a nivel de barrios y familias. Tan pronto cumples 14 años, si eres varón, pasas a formar parte de los CDR, nadie te pregunta si quieres formar parte, porque está establecido que formas parte, pero, además, si eres hembra, pues pasas a integrar las filas de la FMC. Ambas organizaciones detrás de sus posibles actividades aparentemente inofensivas, tiene como objetivo principal el control individuo por individuo.

Todo esto, tal como respirar, funciona en Cuba con gran naturalidad. No nos preocupa, está establecido.

Ahora, dentro de este camino diseñado para cada uno de nosotros, existen los más destacados. A los 14 años se puede ingresar en un grupo creado para la vanguardia, o sea, las filas de la UJC, a veces por proposición de otros que destacan tus valores, otras por auto proposición que destaca tus valores. Organización con una marcada intensión ideológica que funciona como brazo del gobierno para “controlar y dirigir” por el “buen camino” a los jóvenes. Esta organización, como tu cerebro, te acompaña hasta que, por simple declinación con el paso de la edad, integras las “gloriosas” filas del PCC, organización que a los más decididos o quizás obstinados los acompaña hasta la muerte, poco falta para que te entierren con el carné de pertenencia, tal como se hacía en la antigüedad con monedas, escudos, espadas, etc., para el camino a la “nueva vida”, en la cual, por compromiso, tendrás que seguir siendo comunista, porque hasta después de muerto se es útil.

Todo esto crea en Cuba “revolucionarios” de verdad, de mentira, de buenas intenciones, de malas intenciones, inocentes, aprovechados, sinceros, mentirosos, oportunistas, hipócritas, etc. Todo esto dentro de cada centro de trabajo, estudio, barrio, casa, familia, fiestas, velorios, nacimientos, entierros, lo que hace extremadamente difícil pasar una raya y poner de un lado a los siempre puros y del otro a los impuros. Las actuaciones constantemente se mezclan incluso en el mismo día. Los cubanos sabemos, se puede ser comunista de vanguardia y participar de un negocio por la izquierda, se puede ser revolucionario y vivir de las remesas de alguien que está afuera, se puede ser aparentemente delincuente y colaborar por detrás con las autoridades. Se puede salir de una reunión comunista de aquellas de preferimos morirnos aquí y al día siguiente montar en un avión con VISA para … Resulta muy difícil, no imposible, pero difícil hablar de víctimas y victimarios, de culpables e inocentes. Cuba desde hace décadas es una gran mentira.

Esta simple descripción ataña, toca, ensombrece, embarra al 100% de los nacidos en Cuba. Entonces no hablaré de ellos. Si pasamos la cuchilla muy pegada al suelo por estas actuaciones, algunas voluntarias, otras no, habría que recoger a casi todos los emigrados y devolverlos al terruño. Hasta los más connotados opositores, cuando niños, quisieron ser como el Che y no precisamente asmáticos y le tiraron flores a Camilo, a veces en el Malecón de La Habana, otras en su río local y aunque pueda parecer increíble dentro de una palangana.

Dentro de todo este grupo, llamado pueblo, existen tantas variantes como en cualquier otro lugar. Están los que muy rápido se dieron cuenta del desastre y se bajaron a veces con bulla, otras con muy pocos ruidos, otros que se mantuvieron por inercia, durante muchos años ya que es más fácil continuar que detenerse, están a los que le daba lo mismo que crecieran los niños o los accidentes, los que apoyaron y quizás aún apoyan de forma convencida de la posibilidad de un futuro mejor no definido en cómo, cuándo, dónde y los que aprovechando la sombra que el gobierno da se dedicaron y dedican a reprimir, controlar, contener, presionar, chantajear, torturar a esa parte de los cubanos que ya no quieren por diferentes razones que llevan todas al mismo lugar, continuar. La cantidad de personas que han vivido estás últimas décadas de la sombra del gobierno es enorme, lo que significa casas, viajes, beneficios colaterales, inmunidad para deshacer, no importa que haya que reprimir a otros.

Y creo que, contra todos aquellos que trataron de construir el comunismo, caribeño o no, en Cuba, donde pueden estar algunos de nuestros más cercanos familiares y amigos, hoy agotados, no se puede hacer nada, no se trata de venganza, muchos de ellos hoy forman parte de la gran hueste que emigra. Se convencieron, después de dedicar décadas de vida a construir algo siguiendo un sueño poco realizable, que es mejor vivir en un lugar donde ese sueño, con otro nombre ya esté construido. Lo llamativo es la facilidad con que han realizado o realizan el “crossover”, sin dolor y remordimientos.

Entonces hablemos de esa parte del pueblo cubano, que no es de otro lugar, que no sufrió y no sufre, que ha vivido no sólo defendiendo una idea a construir, sino reprimiendo a todos aquellos que se opusieron o sencillamente se inmovilizaron.


Continuará...

miércoles, 14 de mayo de 2025

606.- El pueblo cubano que NO sufre

 "Quien se convierte en gusano no puede quejarse después si la gente lo pisa". 

Inmanuel Kant

Hace ya unos meses, junio 2024, publiqué en este mismo lugar un artículo, “El pueblo cubano que no sufre”, que pretendía ser el resumen de muchas ideas que venía desarrollando, sobre el ya más que famoso sufrimiento del pueblo cubano. En aquella ocasión afirmé:

“El pueblo cubano sufre, no deja de ser verdad, pero también dentro de ese saco, hay pueblo que reprime, golpea, arrastra, se rasga las ropas defendiendo al gobierno y obedece a la usanza de viejos esbirros. Hay un pueblo que, por múltiples razones, todas enfermizas y enfermantes, llega a disfrutar la aplicación del poder y la fuerza violenta contra otros. El gobierno fracasado, hoy más que nunca, vuelve a sacar a aquellos batistianos como ideología que, según los libros de historia, disfrutaban con torturar, golpear y reprimir, amparados en la inmunidad y la protección. Si, hay casos de mucho disfrute.

Casos de todas las torturas psicológicas inventadas e incluso muchas físicas pueden llenar miles de páginas, casos de represión y abuso también. Casos de sanciones inventadas, medidas sin ley, deportaciones internas, prisiones domiciliarias, imposibilidad de movimiento, vigilancia, etc., son las mejores armas hoy de ese gobierno que, descaradamente, dice respetar los derechos civiles”.

Ha pasado casi un año de esta idea y sigo pensando lo mismo, quizás peor. La parte famosa sigue sufriendo, quizás más, porque, entre otras cosas, el deterioro económico es más grande, agudo, conocido, señalado y, sobre todo, sin solución visible para los próximos “64 000 milenios”, lo que trae aparejado otros deterioros sociales, incluyendo el de la ilusión, la esperanza y el futuro posible alcanzable.

Todo eso es cierto y es la realidad agravada de un pueblo por casi ya 70 años. Nunca Cuba ha estado bien, sólo tuvimos una ficción, desarrollada descaradamente por un líder loco que llegó a enfermar a muchos.

Pero, ¿Cómo es, si tanto sufrimos, que el mismo tipo de gobierno, sólo con algunos cambios de caras y sobre todo cuerpos, no sólo se mantiene, sino que alardea, entre otras cosas frente al “imperio” norteamericano, que seguirá existiendo?

Pues es sencillo, muchos cubanos no sufren y para colmo, muchos cubanos disfrutan de esa presencia gubernamental, porque forman parte de ella, por miedo al cambio, por comodidad o por la estrategia del gorrión, o sea, abrir la boca y esperar a que la madre adulta, le eche lo que ha conseguido en el día para alimentarlos. Los gorriones, al no saber y poder volar, se conforman.

Existe mucho pueblo que no sufre.

¿Quiénes son los que reprimen en nombre del gobierno? Son pueblo cubano. Son aquellos que quizás por identificación total o por puro oportunismo, vestidos de uniformes, policía, ministerio del interior, seguridad del estado, pero también inexplicablemente vestido de civiles, salen a contener a los que pudieran estar en contra públicamente. Chantajean, presionan, mantienen dentro de sus casas como prisiones y llegado el momento aplican la fuerza.

Ellos, son ese brazo fuerte y armado que está a favor de que todo siga igual, a cambio de uno que otro beneficio, a veces económico, a veces de impunidad, otras de sencillamente el disfrute de torturar, obligar, someter.

Los famosos llamados batistianos, no fueron nada nuevo, único, exclusivo de un período de nuestra historia, los batistianos siempre han existido, todavía hoy existen sólo que han cambiado el nombre por revolucionarios.

Pero tampoco sufre el dueño de un “paladar” o de uno de los últimos inventos en Cuba, los dueños de una de las llamadas mypimes. A ellos les conviene el desastre económico y disfrazados en intenciones “humanitarias”, aprovechan el momento para hacer mucho dinero, dinero que paga el cubano de a pie.

Las mypimes es la mejor muestra de una parte de un pueblo que explota a la otra parte sin la menos consideración. Son la mejor muestra de la hipocresía “revolucionaria”.

Tampoco sufren mucho, muchos de los que están afuera.

Para no hablar de aquellos que desde el exterior defienden la sobrevivencia del “socialismo cubano”, asisten a encuentros con el gobierno cubano, desarrollan campañas en defensas de él, etc., lo que da ganas de vomitar, a no ser que se pueda demostrar que son agentes pagados, cosa que existe, me referiré a las famosas agencias de trámites y paquetería, muchas de ellas, estoy convencido que trabajan con el dinero del gobierno cubano.

Esas agencias y su ejército de las llamadas “mulas”, negocio medio turbio, secreto a voces, han especulado con la miseria del pueblo cubano hasta hacerse millonarias. Todo esto envuelto también en campañas de ayuda al sufrido pueblo cubano, nos han estado robando nuestro dinero para llevar comida, medicinas, etc. Más miseria en Cuba, más agencias que llevan paquetes a precios exorbitantes. Enviar una libra ha costado 10 dólares, o sea, estamos pagando cuatro o cinco veces el verdadero precio de un producto cualquiera en una tienda.

¿Esas estructuras están interesadas en que el problema Cuba se resuelva? No. A esos inventos, en cualquier momento hay más agencias que potenciales clientes, les conviene la crisis económica, les conviene el hambre, la falta de medicamentos, la falta de electricidad, la necesidad de ropa, el deseo de celebrar una boda o unos quince, les conviene que en las escuelas no existan los uniformes o los útiles escolares. Les conviene la viejita o el niño enfermo, les conviene que Estados Unidos y Cuba sigan de enemigos, porque todo eso a ellos les produce dinero.

Recientemente, tan reciente como 14 días, el gobierno cubano llamó a un desfile por las celebraciones del 1ro de Mayo, actividad clásica año por año y ha informado que sólo en la capital del país, desfilaron 2 000 000 de personas, lo que se suma a las manifestaciones hechas en otras ciudades del país. Imágenes de plazas llenas, de personas que sonríen, bailan, corean consignas revolucionarias, portan carteles y fotos alegóricos a la revolución y los más que tradicionales “Viva” incluso sobre personas que están ya fallecidas, lo que rompe un poco la estructura de la simple lógica, porque no puede vivir alguien que ya murió, a no ser que viva en otro lugar en otra forma de vida.

Imágenes que tienen su explicación, la mayor, es demostrarle al mundo que el gobierno cubano tiene un enorme apoyo y que todo aquello de oposición, descontento, etc., es mentira.

Para los chinos, acostumbrados a este tipo de celebraciones, pero además para un noruego, un boliviano, un tipo que viven en la India es difícil de entender que la miseria esté invadiendo al cubano que a veces está hasta cerca de 20 horas sin electricidad y que al mismo tiempo las personas marchen en apoyo de quienes son los causantes de tantos problemas.

Los chinos, los bolivianos, los noruegos, los indios, etc., la ONU, Europa, más todas las organizaciones que existen para resolver nada, termina n concluyendo que el pueblo cubano y ahí nos meten a todos en el mismo saco, está decidido a defender a su revolución, o como tantas veces se alardeó, morir por ella.

Para el análisis cubano es diferente, o al menos tiene muchas otras explicaciones. Los que vivimos allí por algún tiempo sabemos que a esas movilizaciones se va por:

  • Chantajes y amenazas
  • Aburrimiento
  • Para robar, tomar ron o conseguir parejas
  • Por conservar el estudio o el trabajo
  • Convencimiento y compromiso real

Pero, así y todo, en el supuesto caso que la mitad fuera obligada con pases de listas al inicio, en el medio y al final de la actividad que sea, la otra mitad asiste porque no sufre. La otra mitad prefiere seguir manteniendo a su represor, la otra mitad ha desarrollado como pocas veces el famoso Síndrome de Estocolmo por el cual el reprimido termina justificando al represor, identificándose con él, incluso, creo que, justificándolo.

La otra mitad, donde puede estar tu papá o el mío, tu hermano o el mío, tu primo, tu compañero de juegos de infancia prefiere vivir de limosnas, de remesas, del invento y la lucha diaria, antes de cambiar nada y eso el gobierno lo sabe y lo utiliza.

¿Quiénes son entonces los que a lo largo y ancho de la isla ejecutan todo esto? Ellos son también pueblo cubano. Hace todavía muy poco Díaz Canel dio una orden de combate contra manifestantes civiles y pacíficos, es cierto, pero: ¿Quiénes salieron a ejecutarla? Los “comprometidos” ejecutores fueron pueblo cubano. Los comprometidos fiscales y jueces que enjuiciaron fueron los “comprometidos pueblo cubano. Los carceleros que reprimen, golpea, torturan dentro de las cárceles son el “comprometido” pueblo cubano.

Es más que cierto, el pueblo cubano sufre, pero, ojo, no desconozcamos que existe también el pueblo cubano que disfruta haciendo sufrir.