Hace ya muchos años tuve la oportunidad de leer un gran libro, “Justicia, no Venganza” de Simon Wiesenthal, judío sobreviviente del Holocausto, creo que ya he escrito sobre él en este espacio. Impresionado, luego con el paso de los años, me lo volví a leer.
Wiesenthal, arquitecto, escritor, es reconocido sobre
todo como el “cazador” de nazis más importante de la historia de la postguerra
hasta que murió en 2005.
Su labor, como su actuación lo definió, fue dedicar su
vida a investigar y localizar a los nazis que escaparon con vida y luego de una
muy profunda documentación entregarlos a la justicia para que fueran procesados
como correspondía por los crímenes cometidos durante el período nazi en Europa.
Entre los alemanes escondidos por el mundo, siempre, bajo una identidad falsa, gracias
a una rigurosísima labor investigativa dirigida por Wiesenthal, fueron
entregados a la justicia, entre otros, Adolf Eichmann, Franz Stangl, Hermine
Braunsteiner y Josef Mengele, todos con sendos expedientes de asesinos.
Y esto hace a los judíos diferentes y respetados en el
mundo. No olvidan, no quieren y no pueden olvidar su historia.
La idea de justicia, no venganza, no sólo es aplicable
a los judíos, aunque ellos sean los más lamentablemente famosos afectados, sino
que debe existir para cualquier pueblo, comunidad, grupo de personas que han
sido reprimidas, apartadas, torturadas, asesinadas por otros en el poder, no
importa la justificación, porque no existe justificación. Entonces me declaro a
favor absolutamente de esa idea.
La comunidad cubana hoy, sobre todo en Estados Unidos,
estamos viviendo la identificación, captura y, sobre todo, de momento, la
posibilidad de deportación con regreso a Cuba de algunos cubanos que han
decidido olvidar todo, mentir, y, sobre todo, vivir en el país que durante
décadas declararon enemigo, declaración que no sólo se estableció en el plano
internacional, sino que llegó a afectar a miles de otros cubanos en Cuba.
Familias y amigos que sufrieron las inclemencias de un poder extralimitado,
abusivo, represor y hasta en no pocos casos, asesino.
Esto ahora en el 2025, desata dos grandes grupos
encontrados; el primero, en defensa de esas personas, que hablan de un nuevo macartismo
en Estados Unidos, haciendo una referencia equivocada al período, década del 40
y 50, donde se persiguió a los comunistas, que debe su nombre para la historia al
Senador Joseph McCarthy y el segundo que no sólo está a favor de la
identificación y la captura, sino que está haciendo el esfuerzo por conocer a
esas personas que hoy pretenden vivir dentro de nosotros, tal como si nada
hubiera pasado. Hay quienes pretenden olvidar por pura conveniencia.
Encontronazos públicos de una parte por aquellos que
aún, incluso viviendo dentro de los Estados Unidos defienden al fracasado
gobierno cubano con su variante de gobierno ya sin nombre y otros, quizás afectados
o sensibilizados que luchan porque Cuba obtenga un camino diferente, con otro
tipo de gobierno, con otro tipo de vida.
Distinción necesaria para los que no sean cubanos y
puedan leer; para los cubanos es parte de nuestras vidas, a veces como protagónicos,
otras como simples observadores.
En Cuba, como en los países exsocialistas a los que
tanto imitamos sin necesidad, creo que, en todos aquellos países con tendencias
totalitaristas, es muy difícil establecer una línea fronteriza entre lo
absolutamente bueno y lo absolutamente malo, en no pocos casos la misma
necesidad de adaptación y sobrevivencia hace que las personas adopten
posiciones que van desde la más pura inocencia a la más descarada hipocresía y
oportunismo.
Cuesta trabajo encontrar a un inocente o culpable puro, veamos:
Desde muy niños los cubanos incorporados a la escuela,
a veces el trabajo ideológico comienza antes como aquello de Fidel el papá de
todos los niños, somos pioneros comunistas, organización paralela a la
enseñanza académica que tiene el objetivo de “formar” al hombre nuevo, o sea,
comunista, casi desde la cuna. Desde muy chicos todos amamos al Che, a Camilo,
convertimos a Fidel en nuestro segundo papá, en no pocos casos en el primero,
participamos en trabajos voluntarios, marchas, hicimos guardias pioneriles, etc.,
La inocencia infantil es utilizada sin vergüenza por el poder.
Luego los sobrevivientes llegamos a la adolescencia.
Entro los 11 y los 18 años, nos cambian de organización, dejamos de ser
pioneros para ingresar en la llamada FEEM, otra organización extra-academia a
la que no se te pregunta si quieres estar. Si estás estudiando, pues eres de la
FEEM, no existe otra vía. Continua el trabajo ideológico en esta etapa más
exigente, Marchas, movilizaciones, guardias, etc. Mucha ideología. Más Che,
Camilo y por supuesto, mucho más Fidel, porque ya los anteriores muertos,
fueron útiles para hervirlos y hacer el caldo base.
Llegamos a la Universidad y entramos sin tan siquiera
preguntarnos o respondernos en la FEU, organización extremadamente política e
ideológica que a nivel nacional trata de controlar tu mente, no importa si
estudias historia o matemática. Organización obligatoria si quieres permanecer estudiando.
Fin político ideológico y el control.
Sin darnos cuenta pasamos más de 20 años controlados,
organizados, y sobre todo utilizados por el gobierno.
Para colmo de males, paralelamente a todo esto, existen
organizaciones con el mismo objetivo a nivel de barrios y familias. Tan pronto
cumples 14 años, si eres varón, pasas a formar parte de los CDR, nadie te pregunta
si quieres formar parte, porque está establecido que formas parte, pero,
además, si eres hembra, pues pasas a integrar las filas de la FMC. Ambas
organizaciones detrás de sus posibles actividades aparentemente inofensivas,
tiene como objetivo principal el control individuo por individuo.
Todo esto, tal como respirar, funciona en Cuba con
gran naturalidad. No nos preocupa, está establecido.
Ahora, dentro de este camino diseñado para cada uno de
nosotros, existen los más destacados. A los 14 años se puede ingresar en un
grupo creado para la vanguardia, o sea, las filas de la UJC, a veces por
proposición de otros que destacan tus valores, otras por auto proposición que
destaca tus valores. Organización con una marcada intensión ideológica que
funciona como brazo del gobierno para “controlar y dirigir” por el “buen camino”
a los jóvenes. Esta organización, como tu cerebro, te acompaña hasta que, por
simple declinación con el paso de la edad, integras las “gloriosas” filas del
PCC, organización que a los más decididos o quizás obstinados los acompaña
hasta la muerte, poco falta para que te entierren con el carné de pertenencia,
tal como se hacía en la antigüedad con monedas, escudos, espadas, etc., para el
camino a la “nueva vida”, en la cual, por compromiso, tendrás que seguir siendo
comunista, porque hasta después de muerto se es útil.
Todo esto crea en Cuba “revolucionarios” de verdad, de
mentira, de buenas intenciones, de malas intenciones, inocentes, aprovechados,
sinceros, mentirosos, oportunistas, hipócritas, etc. Todo esto dentro de cada centro
de trabajo, estudio, barrio, casa, familia, fiestas, velorios, nacimientos,
entierros, lo que hace extremadamente difícil pasar una raya y poner de un lado
a los siempre puros y del otro a los impuros. Las actuaciones constantemente se
mezclan incluso en el mismo día. Los cubanos sabemos, se puede ser comunista de
vanguardia y participar de un negocio por la izquierda, se puede ser revolucionario
y vivir de las remesas de alguien que está afuera, se puede ser aparentemente
delincuente y colaborar por detrás con las autoridades. Se puede salir de una
reunión comunista de aquellas de preferimos morirnos aquí y al día siguiente
montar en un avión con VISA para … Resulta muy difícil, no imposible, pero
difícil hablar de víctimas y victimarios, de culpables e inocentes. Cuba desde
hace décadas es una gran mentira.
Esta simple descripción ataña, toca, ensombrece, embarra al 100% de los nacidos en Cuba. Entonces no hablaré de ellos. Si pasamos la cuchilla muy pegada al suelo por estas actuaciones, algunas voluntarias, otras no, habría que recoger a casi todos los emigrados y devolverlos al terruño. Hasta los más connotados opositores, cuando niños, quisieron ser como el Che y no precisamente asmáticos y le tiraron flores a Camilo, a veces en el Malecón de La Habana, otras en su río local y aunque pueda parecer increíble dentro de una palangana.
Dentro de todo este grupo, llamado pueblo, existen
tantas variantes como en cualquier otro lugar. Están los que muy rápido se
dieron cuenta del desastre y se bajaron a veces con bulla, otras con muy pocos
ruidos, otros que se mantuvieron por inercia, durante muchos años ya que es más
fácil continuar que detenerse, están a los que le daba lo mismo que crecieran
los niños o los accidentes, los que apoyaron y quizás aún apoyan de forma
convencida de la posibilidad de un futuro mejor no definido en cómo, cuándo,
dónde y los que aprovechando la sombra que el gobierno da se dedicaron y dedican
a reprimir, controlar, contener, presionar, chantajear, torturar a esa parte de
los cubanos que ya no quieren por diferentes razones que llevan todas al mismo
lugar, continuar. La cantidad de personas que han vivido estás últimas décadas
de la sombra del gobierno es enorme, lo que significa casas, viajes, beneficios
colaterales, inmunidad para deshacer, no importa que haya que reprimir a otros.
Y creo que, contra todos aquellos que trataron de
construir el comunismo, caribeño o no, en Cuba, donde pueden estar algunos de
nuestros más cercanos familiares y amigos, hoy agotados, no se puede hacer
nada, no se trata de venganza, muchos de ellos hoy forman parte de la gran hueste
que emigra. Se convencieron, después de dedicar décadas de vida a construir algo
siguiendo un sueño poco realizable, que es mejor vivir en un lugar donde ese
sueño, con otro nombre ya esté construido. Lo llamativo es la facilidad con que
han realizado o realizan el “crossover”, sin dolor y remordimientos.
Entonces hablemos de esa parte del pueblo cubano, que
no es de otro lugar, que no sufrió y no sufre, que ha vivido no sólo
defendiendo una idea a construir, sino reprimiendo a todos aquellos que se
opusieron o sencillamente se inmovilizaron.
Continuará...
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