Me gustaría decir para los posibles nuevos lectores y para los viejos muy sensibles, que este artículo no trata de colores.
Los que me conocen pueden apoyar que no soy un tipo racista,
aunque paso como blanco, salvo si me mudo para Suecia, Noruega, Dinamarca, por
ejemplo, donde el blanco de la piel es muy blanco al borde de la transparencia,
nadie puede confundirme con un negro. A pesar de eso, admiro a muchos negros,
buenos negros, no por el color de su piel, no tiene ningún mérito, sino por
cómo viven, lo que hacen, etc. Tengo amigos negros que se parecen a mí y no
tengo amigos blancos por el sólo hecho de tener la piel clara.
El tema no es de colores. Hago rechazo al rosado, quizás porque en el momento que estaba definiendo los colores para vivir, en la Cuba donde crecí, el rosado era un color muy complicado y por qué no, mal visto para varones. No me gusta el amarillo pollito, no va bien con mi color de pelo.
Hace unos pocos días aun, un afroamericano, negro, hijo de puta, mató con un cuchillo a una joven. Digo un afroamericano negro, porque el esquema no nos puede hacer olvidar que existen afroamericanos, incluso africanos, blancos, rubios de ojos claros y repito el tema no es el color, sino la acción. En este caso coincide que el afroamericano es negro y además hijo de puta.
La chica sentada tranquilamente en el asiento de un
tren, quizás el tren que cogía todos los días, no lo había mirado, no lo estaba
discriminando, menos lo estaba ofendiendo. Ella sentada, quizás no sabía y no
se había fijado quién estaba detrás.
Quizás su única falla fue ser blanca, rubia, menudita,
mujer o quizás, nada de eso, sino que tropezó con el hijo de puta de su vida.
Pues el tipo se levantó, la acuchillo en el cuello dos
veces, se bajó del tren y aquí no ha pasado nada.
¿Afroamericano, negro, hijo de puta, loco? No lo sé,
no lo creo, por demás portaba un arma blanca, para …A mí jamás se me ha ocurrido
salir de mi casa con un cuchillo, ni tan siquiera con una tijera.
Lo cierto es que buena persona no es, estaba suelto no
sé a por qué consideración de las leyes y jueces, pues tiene un expediente
súper abultado de delitos. El tipo es una amenaza pública desde hace años. Es
quizás uno de esos errores, que luego crean grandes problemas.
La historia no fuera complicada para mí, o sea, un
asesino que salió a asesinar, sino que, en ese mismo lugar, había, desde el
ángulo tomado por la cámara, como mínimo cuatro personas más, por casualidad
también afroamericanos negros, entretenidos como suele pasar hoy, mirando sus
celulares y nadie se inmutó. El malo acuchillo a la joven, se levantó de su
asiento, se bajó en la parada y a nadie se le ocurrió, por lo menos gritar para
delatar su actuación y fuera perseguido. Es como si le hubiera regalado una
flor. Los testigos del horrible e injustificado asesinato, sólo se dedicaron a
apartarse mientras la joven cayó desplomada.
Que reacción más extraña. Eres testigo de un asesinato
y no socorres a la víctima, menos tratas de capturar al loco asesino.
Qué nivel de frialdad, o sea, ese no es mi problema, yo no soy la víctima, ni el agresor, no conozco a ninguno de los dos. No es mi problema. Tenemos muchos problemas que resolver en la sociedad norteamericana, más allá de los indocumentados y los productos chinos.
¿Cómo se puede ver matar a alguien y no inmutarse? Quizás algún código de silencio, por miedo o complicidad. Quizás por entendimiento de la delincuencia.
La chica sólo era blanca y rubia. ¿Es eso un delito en
este país para algunos?
Como todo, el asesino, ha comenzado a hablar y en una
llamada a su hermana desde donde lo tienen detenido, le dijo que él era buena
persona, que el problema es “la materia” que se apodera de él y le hace cometer
cosas como esa.
El tipo se está preparando una coartada, o sea, no soy yo, no es mi cerebro, es que por momentos soy poseído por algo que me hace matar y no lo duden, aparecerán los abogados y médicos del cerebro que se agarrarán de esto para el momento de la defensa. Su mamá declaró que buscó para él un internamiento involuntario después que se volviera violento en la casa y los médicos le habían diagnosticado con esquizofrenia.
Lo cierto es que no se tiró él delante de un tren, ni de un puente, cosa que hubiera sido mejor, lo que me dice que no está tan enfermo. Salió ese día a matar y mató a una inofensiva joven y no la cogió con otro negro afroamericano que quizás también pudiera poseer un cuchillo o, peor, un arma de fuego. "La materia" que lo posee por momentos, es muy selectiva.
El afroamericano negro e hijo de puta, ahora está
tratando de hacer entender que, por momentos, es poseído por un Demonio al cual
llama “la materia”, que lo obliga a hacer cosas, quizás sin pensar.
Decarlos Brown Jr., fue el encargado de cometer el
asesinato, de la forma más grave que puede ocurrir, o sea, acusado hoy de asesinato en
primer grado, lo que significa causar la muerte de una persona de forma
intencional, premeditada y deliberada, quien estaba en la calle a pesar de tener
14 casos criminales previos, o sea, de buena persona tiene poco. La víctima,
una joven de 23 años, ucraniana, Iryna Zarutska, que estaba aquí bajo la condición
de refugiada política. El lugar un tren cualquiera en Carolina del Norte. ¿Quedará
algún lugar seguro en este país?
Creo que, sumando este atroz asesinato, al otro
reciente ocurrido en Utah donde la víctima mortal fue Charlie Kirk, los que se
encargan de la ley y su aplicación, o sea, la pena de muerte, que es lo mínimo
que merecen estos asesinos, van a tener mucho trabajo.
A ambos asesinos no vale la pena mantenerlos vivos, no lo merecen. ¿Pueden reformarse? Si, claro, que lo vayan a hacer en la otra vida, les sobrará tiempo.
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