Viví 5 años en República Dominicana, que tiene entre otros problemas, uno muy grave, la inmigración masiva y desesperada de haitianos. No puedo hoy definir cuántos haitianos nacen y quedan en Haití, pero si puedo decir que más de la mitad viven en Dominicana, tanto que a veces se ven más que los propios nativos.
Durante mi experiencia allí fui testigo, a veces muy
testigo, de la “cacería” de haitianos en las calles por las fuerzas del llamado
“Orden”. Digo casería porque al ser dominicanos y haitianos los implicados,
aquello tomaba por momentos formas muy violentas.
Muchas veces vi, caminando yo por una de las calles de
Santo Domingo, llegar violentamente una guagua, atravesarse en medio de la
calle como si filmaran una película de acción, violentamente bajarse
uniformados y no y más violentamente, sin muchos miramientos, recoger a
haitianos que caminaban, estaban parados en una esquina o trabajaban.
Según muchos cuentos que escuché, todo esto era
también un negocio. Muchos empresarios contrataban a los haitianos, por ejemplo,
en la construcción, y para no pagarles, los denunciaban a inmigración, muchas veces
esas guaguas los sacaban de las ciudades, les cobraban dinero y los dejaban
libres para que fueran casados nuevamente, muchas veces los haitianos pagaban
cualquier fechoría de los dominicanos, siempre eran, imagino que sean, el
eslabón más débil de la cadena. En este tipo de cosas todo puede ser posible en
la parte dominicana de la antigua Quisqueya en taino o La Española en castellano.
Dominicana tiene un problema serio, como cualquier otro
país que se enfrente a una desorganizada, en el caso haitiano, masiva, inmigración
ilegal. Los haitianos de ambos sexos y todas las edades pululan en las calles
dominicanas y van a lo que vamos todos a los países desarrollados, a vivir. Los
haitianos no son millonarios, por lo que no emigran para invertir nada porque
nada tienen, no son políticos por lo que no pretender revertir ningún gobierno,
emigran para salvar sus vidas, trabajando muchas veces en aquellas actividades
que los dominicanos hoy desechan: construcción, agricultura, servicios domésticos,
etc. Lo de "vienen a quitarnos el trabajo", es una explicación burda que trata de
justificar todos los excesos. Los dominicanos en 5 años que conocí y conocía
muchos porque pasé todo el tiempo como profesor de dos universidades, ni querían
ser agricultores, menos trabajar salvajemente en las construcciones.
Los haitianos que yo conocí y conocí a muchos, eran
humildes, solidarios, alegres, respetuosos, agradecidos, estudiosos, en algunos
casos mejores personas que muchos nacionales.
¿Merecían estar allí? Bueno, humanamente si, estaban
luchando decentemente por sus vidas y la historia de la humanidad recoge a la
migración como parte entendible. Rompe el alma ver a 5, 8, 10 niños pequeños
bajo el calientísimo Sol dominicano o la fuerte lluvia en cada semáforo de las
ciudades. Parte el alma ver a mujeres embarazadas o con bebitos en las mismas
esquinas tratando de conseguir algo, da igual dinero, que unas galleticas o
caramelos. Parte el alma saber que después de jornadas de 10, 12 horas de
trabajo en la brutal construcción, sólo se tenga para comer una sopa hecha con
calditos de pollo, o sea, sopa de agua caliente, pero, para un país y un
gobierno esto no deja de ser un enorme problema.
¿Cómo organizar, planificar, desarrollar con una población
siempre creciente, de inmigrantes ilegales sin conocerse tan siquiera quiénes
son, cuántos son, a dónde se mueven, qué hacen o van a hacer?, ¿Cómo detener, el secreto a voces, de los negocios de dominicanos que utilizan a estos
seres humanos, incluyendo a los niños?
Demás está decir que existe casi un sentimiento
nacional dominicano en contra de los haitianos, que puede ser irracional, pero
existe. Sentimiento, como muchos otros, que se aprenden en las casas, en las
familias, en las escuelas, que no se pueden explicar mucho, pero son sólidos.
Hoy soy ciudadano norteamericano, pero no olvido que
un día, hace ya 13 años, cuando todavía los cubanos teníamos algunos
privilegios otorgados por el gobierno norteamericano, también crucé por la
frontera entre México y los Estados Unidos, buscando como los haitianos, poder
vivir. No se me puede olvidar porque no nací en este lugar.
En las últimas votaciones presidenciales voté
convencida y alegremente por Trump. Más allá de gustos y preferencias, sigo
creyendo que, en aquel momento frente al desastre demócrata y su candidata propuesta, sacada como
conejo de un sobrero de mago, era mejor opción. Voté
por Trump porque su discurso, sobre todo de urgencia, para enfrentar los
grandes problemas que tiene este país, me parecía no sólo lógico, sino
necesario. Hacer a Estados Unidos grande otra vez, fue una muy buena propuesta,
porque no vivo en Cuba y no pretendo vivir allí más nunca. Todos los de aquí, necesitamos un país grande, fuerte, líder, que garantice primero y, sobre todo,
el bienestar de sus ciudadanos, pero como la vida real no es una bella
historia o novela romántica, creo que, a Donald, se la ha ido la mano en algunos
de sus anuncios.
Haber votado por algo, lo que significa alguien, no
debe nublar el pensamiento; las ideas son unas y las acciones pueden ser
particularmente otras, es así en la política, porque así es en la vida; una
pareja que se ama apasionadamente, al paso del tiempo se divorcia, en no pocos
casos con problemas. Ella o él se descubrieron, ella o él cambiaron. Una cosa
es te amaré para siempre hasta que la muerte nos separe y otra es llegar a la
muerte estando juntos. Lo de sin problemas, sin discusiones, sin desavenencias
o desacuerdos, no existe. Es mentira. No ocurre ni en la condición humana de
siameses. Entonces, el haber votado por un político no te debe hacer un
fanático de él. Lo que se ha hecho bien, está bien hecho, cuando se equivocó,
pues, se equivocó.
Con el paso del tiempo, corto aún, el razonamiento que
hoy más se impone es de lo justo e injusto, lo que queda mezclado en un
sinnúmero de contradicciones con relación específicamente al tema de
inmigración, ilegales, delincuentes, trabajadores, familias, etc. Miles de
contradicciones del pensamiento, que mientras más se tratan de resolver más se complican
y contradicen.
Fact. (Hecho).
Trump es el presidente de este país. Bonito o feo, gordo o más flaco, artista, calmado, maduro o inestable, violento, corrupto o inocente. Es el presidente selecto, ganador no sólo del voto electoral, sino del voto popular. Es hasta que esté el Commander in Chief.
Fact. (Hecho).
Estados Unidos tiene según cifras conservadoras,
porque en realidad no se conoce exactamente, cerca de 15 millones de personas
indocumentadas, a los que reconocemos popularmente como ilegales. Buenos y
malos, decentes, trabajadores, delincuentes connotados, enfermos, solteros,
casados, familias enteras con varios niños, algunos limitados física y parece
que otros limitados mentalmente.
Fact. (Hecho).
Es cierto que, en diferentes momentos de la historia
humana, desde los propios paleoindios, antecedentes de los llamados nativos
americanos, luego los españoles conquistadores, junto a ingleses y franceses, justificados
o no, la llegada de ilegales o indocumentados se convirtió en una fiesta, nada
tiene que ver con el pasado más reciente. Las dos guerras mundiales fueron
grandes semilleros de inmigrantes sobre todo europeos; aunque para no irnos más
atrás, porque entonces los únicos legítimos serían los búfalos, es bueno destacar
que durante el último período Biden – Harris esa entrada casi se estimuló, en
la misma medida que no se hizo el menor esfuerzo por detenerla.
Sobre todo, por la frontera sur del país entraron cientos de miles de personas de origen latinoamericano, pero además chinos, rusos, árabes, africanos, según los informes de los encargados de registrarlos. Lo que, como casi siempre, paró en un enorme negocio para los llamados traficantes humanos. Durante estos últimos tiempos, por ejemplo, los cubanos, en silencio y secreto estimulados por los gobiernos de Cuba y Nicaragua, pagaron como mínimo 10 000 dólares para llegar y existió un “curioso” negocio en China donde se cobraba por mandar a chinitas embarazadas para que parieran en la más que mencionada “tierra de libertad”. Muchos hicieron dinero, no sólo los traficantes, sino la policía, los abogados, los burócratas y autoridades de cada país por dónde pasaban estas personas que caminaban hacia el Norte tal como en una conga de carnavales.
El tema de la gran inmigración, masiva, desorganizada,
orientada, estimulada, etc., le tocó a Trump, igual me hubiera tocado a mí. Él,
encargado, prometió resolver el problema de los tantos problemas que muchos de estos
indocumentados estaban creando dentro de la Unión y eso creo que se le vio bien,
o sea, descubrir y sacar a aquellos delincuentes que vinieron huyendo de la
justicia de sus países, aquellos reconocidos terroristas internacionales, aquellos
represores de cualquier gobierno, más los que violaron, robaron, mataron,
vendieron drogas, etc., después de su llegada. Hacer un país grande, significa
primero hacerlo seguro para sus buenos habitantes.
Trump probablemente tenía una buena idea, que al pasar
el tiempo se ha desbordado, a mi humilde consideración.
Creo que las acciones erradas, las cuales no voy a describir
aquí ahora, porque son muchísimas, luego de resolver y de echarse encima un
apoyo, han creado y parecen crearan problemas.
¿Qué se resuelve con “cazar” a un hombre decente,
trabajador, que ha formado una familia con hijos ya norteamericanos, que ha
comprado casa, que ha pagado impuestos, sin tan siquiera tener una multa o tique
de tránsito?, ¿Qué se logra con arrebatarle a una madre joven una bebita de los
brazos, esposarla y meterla en una guagua para deportarla, conociendo lo que se
producirá sobre todo en la pequeña niña?, ¿Qué se logra con deportar a una
abuela con cerca de 80 años que sólo aspiraba a morir junto a los suyos?
Creo que de momento, para comenzar, habría muchos otros con la que cogerla
para sanear la casa. Creo que hay muchos conocidos delincuentes caminando aún
por las calles de este país.
Los demócratas últimos tienen gran culpa. El dejar
entrar a cualquiera se sabía que crearía problemas. He tratado de pensar por
qué lo hicieron, no encuentro una respuesta coherente y lógica, sólo se me
ocurre que fue para joder.
¿Hay que deportar? Si. Para cada país de origen, para
Guantánamo u otro país que se ofrezca, cosa que permite la ley norteamericana. Además,
habría, a mi modesta consideración, violando un poquito las leyes modernas,
empalar, ahorcar, enterrar vivo o tirar al mar a algunos para que los tiburones
lo sometan a juicio y hagan justicia, pero se tiene que ser muy cuidadoso,
porque “de buenas intenciones, está empedrado el camino del infierno”. La
impresión es que con la velocidad que se están haciendo las cosas, lo de
cuidado queda para una segunda parte.
Trump personalmente debería ser un buen conocedor de
lo que pasa con el tema inmigración. Su mamá fue una inmigrante irlandesa, su
esposa Melania, por tanto, su suegra y suegro, sus cuñados, son inmigrantes, su
último hijo, Barron, es un pichón de inmigrante. ¿Se le olvidó? No debería.
Se está cazando a las personas que tienen acciones de legalización abiertas, por lo que, según los abogados, es ilegal, esas personas tienen el derecho a terminar sus procesos dentro del país. Tienen derecho, palabra aparentemente sagrada en los Estados Unidos. Se está cazando a las personas que asisten disciplinadamente a sus citas en oficinas de gobierno y en las cortes. Se está visitando centro de trabajos y desde allí se están llevando a las personas que están trabajando, incluso con algún permiso de trabajo emitido por autoridades norteamericanas.
La acción, no exenta de fuerza, más fácil, es cazar a las personas cazables y entonces aparecen los desbordes, que más parecen que se está cumpliendo con normas matemáticas, se está cumpliendo un plan para las estadísticas. Los oficiales de inmigración con sus caras tapadas con pasamontañas, se parecen más a las películas de delincuentes. ¿Si están cumpliendo con una orden "sagrada y honorable", por qué taparse las caras?
¿Qué se está logrando? Pues por un simple instinto de
conservación, los indocumentados, se esconderán y se harán más indocumentados.
Es triste vivir así, claro, pero lo de esconderse es un recurso natural y
humano.
Voté por Trump convencida y alegremente, pero …, contradicciones.
En esta oportunidad, Roly nos brinda anécdotas personales muy interesantes, relativas a la emigración haitiana en Rep. Dominicana y los horribles negocios de los dominicanos que los utilizan y luego ellos mismos propician que sean detenidos por la policía.
ResponderEliminarConsidero que el título del articulo (Contradicciones) refleja muy bien la personalidad del Sr Trump, sus actuaciones apresuradas y la actual situación del país. Además de las numerosas medidas contradictorias, que van hacia adelante y hacia atrás, con las que no podrá como él se propone lograr que los EEUU sean de nuevo grande.
Cierto es que muchas personas votaron por Trump ante las insuficiencias del gobierno de Biden, de la vicepresidenta y no tener una mejor opción de voto. Además de que en su campaña expresó ideas para mejorar la situación económica de este país y prometió erradicar lo que andaba mal, incluyendo la emigración ilegal. Esto atrajo a multitud de personas, que lo llevó a ganar las elecciones, porque es en fin de cuentas lo que queremos todos los que aquí vivimos .
Y también muy buena valoración de la actual situación que se ha producido en estos días, por acciones extremas contra emigrados supuestamente ilegales, que muestran dolorosas imágenes en medios de comunicación. ¡Casi es imposible creer que estas imágenes corresponden a ciudades norteamericanas, podríamos decir que son de cualquier otro país donde haya gobiernos represivos!
Saco de Lección aprendida, como dice el viejo refrán que : ¨ El remedio ha sido peor que la enfermedad¨. Si esto es a solo pocos meses de gobierno republicano, falta por ver como continua el Sr Trump ejerciendo su mandato en el futuro. Como encamina y da solución a los tantos temas que tiene en desarrollo y que afectan directamente a una gran mayoría de la población de este país. Ojalá sus consejeros lo ayuden a controlar su temperamento y personalidad, logren encauzar sus ideas y programa de gobierno para que el país vaya por buen camino y pueda beneficiar a todas las personas que vivimos en USA .
El tema es muy actual y complejo, por lo cual exhorto a Roly a darle continuidad. Además de que el gobierno del Sr Trump, es un periodo presidencial que pasará a la historia de este país desde diferentes perspectivas y bien valdría la pena que Roly lo dejara en sus crónicas, con su peculiar e interesante manera de comentar .