Que lastima me da con todos aquellos que piensan que a los que ejecutan el poder, en el caso cubano, por casi 70 años, se les va a sacar con lemas, canciones, peticiones pacíficas por escrtito, etc.
Desconocen la historia.Cuba ha demostrado constantemente que los que gobiernan,
son capaces de tomar cualquier decisión, meter cualquier muela, hacer cualquier
compromiso que saben no cumplirán, pedir tiempo y confianza e incluso dar órdenes
de combatir con las armas a un pueblo indefenso, para no dejar sus puestos.
Viven muy bien, siempre con la palabra pueblo en sus
bocas. Cualquiera que no los conozca puede llegar a pensar que son sacrificados
trabajadores, a partir de aquella frase magistralmente inventada por Fidel Castro
cuando se autonombró “esclavo” del pueblo cubano.
Para no irnos más lejos, porque estuvimos 30 años en
guerras para lograr la independencia del poder colonial español, que defendió su
posesión cubana con uñas y dientes, más para acá, para sacar a Batista, porque
entre otras cosas, ya pocos lo soportaban de verdad, incluyendo a nuestros, por
aquellos años, vecinos cercanos del Norte, una parte de Cuba se fue a la
guerra.
No fue tan grande como se ha querido reflejar, no fue
tan popular como se ha tratado de decir, pero fue una guerra con bombas, petardos,
tiros, heridos, muertos, asesinados,
dinero donado y dinero aceptado, carteles, marchas, llamados a huelgas
generales para paralizar al país entero, etc. No fue tan grande como se ha
querido decir, pero fue.
Muchos jóvenes se incorporaron a la lucha armada, pero
sobre todo, a la lucha en las ciudades, sabotajes, líneas férreas y eléctricas
cortadas, robo de armas, justicia por las manos, etc., pero también se
incorporaron muchos de otros sectores, campesinos y de las diferentes denominaciones
burguesas, compraron bonos para apoyar con dinero, defendieron a acusados en
juicios, curaron heridos, enviaron medicinas, escondieron a los rebeldes tanto
de las ciudades como de los campos.
Este último movimiento que comenzó siendo una locura,
con un desembarco por accidente, que heredó muchas décadas de luchas
anteriores, se fue armando y frente a un ejército dicen desmoralizado y económicamente
pobre, se consolidó y un buen día entró triunfante a la capital del país.
Entonces el pueblo cubano, que en su mayoría se mantuvo de observador, se
incorporó, no nos engañemos, sólo después de la victoria. A partir de ese
momento a los ganadores le asistió el mérito de haber ganado, lo que les
permitió entonces, hacer y deshacer a sus antojos, hasta convertir a un país
entero con todos los que se quedaron en un laboratorio donde se probaron todos
los experimentos incluyendo los humanos, con un solo objetivo, permanecer en el
poder. Doloroso, ese experimento, ese único experimento, les ha quedado bien, digamos
lo que digamos, justifiquemos lo que justifiquemos, les ha quedado bien, lo que
quiere decir que a él han dedicado un capital multi, multimillonario y sus
vidas, sin importar la vida de más nadie.
Adiós elecciones, adiós democracia, adiós libertad y
sobre todo, adiós progreso real, ganado con el buen trabajo.
Después de casi 70 años, Cuba exhibe la peor economía
de su historia, vale la pena recordar que nuestros aborígenes, cazadores y
recolectores en su mayoría, con muy poco desarrollo como comunidad, recibieron
a los españoles colonizadores a finales del siglo XV con piñas, yucas, tabaco,
etc. Productos que, al parecer, según los propios recién llegados que narraron
lo que veían, poseían y consumían de forma común.
Con las maniobras del poder para permanecer en estas
últimas décadas, se podría escribir una obra más extensa que la Enciclopedia Británica.
Por no tener nada más importante que hacer, parece,
hoy en 2025 al gobierno cubano se le ocurre un congreso de economistas. ¿Qué se
supone que debería ocurrir? Bueno según los resultados de casi 70 años, deberían
pararlos a todos, uno a uno y fusilarlos, por supuesto, con el comité
organizador a la cabeza.
Economistas que años tras años, con el implemento o aceptación
de las acciones sólo han logrado la miseria en un país que fue lindo. Economistas
que sólo han logrado que el pueblo cubano necesite de los dólares del “enemigo”
para sobrevivir y para aquellos que no los logren tener, lo de sobrevivir sea
una tarea casi inalcanzable.
Economistas que sólo han logrado que las palabras
dignidad y soberanía sean hoy sinónimos del hambre. Hambre no sólo de comida,
sino de ropas, de casas, de electricidad y agua, medicinas y sobre todo hambre
de esperanza, de sueños y visión de un futuro alcanzable en una vida.
Economistas que por falta del más mínimo pudor,
todavía hoy enarbolan las ideas de Fidel Castro y el Che Guevara, que podrían
saber de cualquier cosa, si es que sabían de algo, menos de economía,
incluyendo la doméstica o personal, porque apenas trabajaron, porque apenas
mantuvieron a sus familias con su trabajo. Mínimo pudor que los obliga a seguir
ideas económicas de Raúl Castro, que su único mérito fue ser siempre el hermano
menor incondicional, que de economía ni idea tiene que existe la palabra, la
técnica, la ciencia. Menos pudor que mínimo, para seguir las ideas de un tal
Díaz Canel, de un tal Marrero, de un tal …, cualquiera que está de turno, que
han llegado a donde han llegado por un discurso político, una sopa o ajiaco
para cubanizarlo de palabras que mueven de derecha a izquierda de arriba hacia debajo
de “profunda” subordinación conveniente, que mientras menos diga claramente es
mejor. Discurso de ”donde dije digo, digo Diego, demagógico que jamás aclara cómo
sembrar boniatos, calabazas, yucas, para garantizar comida en las mesas y menos
aclaran cuando se podrán comer definitiva y establemente. Promesas de estamos
trabajando, estamos haciendo el esfuerzo, que llevan casi 70 años sin
resultados.
En su ya habitual siempre aburrida forma de hablar, el
“Sincasa” Díaz Canel sin decir nada inteligente, dejando claro que el proyecto de
todo lo que se ha dicho y dirá sigue estando dentro de la estrategia de la
construcción de algo que él sigue nombrando socialismo, afirmó:
“… Sabiendo que estamos moviéndonos en un contexto que
además de complejo y duro es desafiante, pero yo digo, la belleza que tiene ese
reto es que seamos capaces de superarlo y yo cada vez me convenzo más de que si
lo vamos a superar y que si lo podemos superar”. (Como siempre está diseñado y
concebido, aplausos, para esta ocasión aplausos economistas).
No voy a reproducir el resto de las palabras, sólo voy
a hacer referencia a una palabra que se le ocurrió, imagino yo, que porque su
vocabulario es muy limitado.
El “Sincasa” Díaz Canel utiliza la palabra belleza
para referirse al reto que Cuba, o sea, los cubanos de la isla hoy tienen. No se
le pudo ocurrir otra peor.
Llamar belleza a lo que se tiene que hacer para salvar
a Cuba, no es sólo una ofensa a la más mínima inteligencia, sino una burla a
ese pueblo que no sabe si mañana tendrá agua para lavarse los dientes o la cara.
Lo de pasta dental o jabón, ya ni se piensa. Es sabido que no hay.
Es una burla llamar belleza a pasar DIARIAMENTE, cerca
de 15 o más horas sin electricidad, con calor, a oscuras, cosa que los que descubrieron
o se encontraron con Cuba no sufrieron pues traían sus lámparas de aceite y
encontraron mucha madera para hacer fogatas para cocinar y espantar a los mosquitos
de la isla.
Es una ofensa mayor llamar belleza a un pueblo que NO
SABE qué comerá en el próximo turno destinado por nuestra tradición de tres
comidas diarias.
Es una burla ofensiva llamar belleza a la tarea por
hacer, cuando el que estudió y trabaja HUYE DESESPERADAMENTE para cualquier
lugar del planeta con tal de no quedarse en Cuba y los barrigones del gobierno,
más los agotados economistas no pueden ya casi ni doblar el cuerpo por la
gordura.
¿Dónde el “Sincasa” Díaz Canel ve la belleza? Hay que
ser no sólo un desprovisto de casa, sino un desprovisto de madre para mencionar
ese palabra frente a la realidad cubana.
¿Será está la BELLEZA de la cual habla el gobierno,
como para sentirse orgulloso de su actuar?
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