lunes, 29 de julio de 2024

571.- Primera canción: “Adiós Maduro de mi vida”. Segunda canción: “Pa´fuera, pa´la calle”. Tercera canción: “Que le den candela”.

 “Vamos a traer a nuestros hijos de vuelta”
María Corina Machado, 28 de julio 2024,
Declaraciones a pocos minutos después de ejercer su voto.

Los cubanos tienen que aprender y digo tienen y no tenemos, para no ser hipócrita. Yo, desde hace ya algunos años, me fui, me escapé, me fugué, renuncié, me escabullí y otra cualquier definición que se pueda utilizar a conveniencia para definir una determinada acción como esta. En el plano personal me da igual si se analiza como que me fui o hui, el resultado, más allá de sentimientos e interpretaciones, es el mismo, no estoy.

Hablo de los cubanos en Cuba porque allí tengo parte de mi familia y amigos, cada día menos, pero están allí y además allí está mi Víbora Park con todo adentro y todo afuera que puede y tiene un gran peso sentimental para mí. En muchas ocasiones he dicho que mi romanticismo no llega al amor a las palmas, las montañas de la Sierra Maestra con su Turquino incluido, el tocoloro o el manatí, sin embargo, extraño el patio de mi casa y mi portal, donde gran parte de mi vida transitó.

Maduro, que, como muchos otros de los escogidos por ellos mismos, pretende ser eterno en el poder y acabar con todo lo que le dé la gana, incluyendo a las personas, se equivocó, tenía que haberse dado un golpe de estado a él mismo, o sea, ponerse de un lado y del otro poner una foto suya, declarar públicamente una dictadura férrea y seguir dominando por la fuerza, ahora explícita, a todo el que quede en Venezuela, incluyendo por supuesto a los muertos.

Se equivocó porque borracho, al menos de poder, quiere darle, sobre todo para la opinión internacional, cierto sentido de democracia a su gobierno y entonces permite las elecciones. Se equivocó porque pensó que, a golpe de represión, chantaje, corrupción, favores, podía comprar las voluntades de todo un pueblo. Se equivocó porque jamás pensó que le saldría un fantasma tan fuerte, decidido, claro, objetivo, emotivo y prestigioso como María Corina Machado y se equivocó más, porque pensó que el pueblo venezolano no apoyaría a ese fantasma.

No contó Maduro, porque quizás no pasó en el caso cubano que tanto lo asesora, que el venezolano apelaría a la familia, a la unidad, al no conformismo con perder a sus hijos, aunque estuvieran vivos en otros países. No contó que el reclamo sería un sentimiento tan fuerte como la restructuración de la familia que no se conforma con estar destruida y dividida.

Las recientes elecciones en Venezuela, totalmente atípicas, han demostrado ya el resultado que tenía que venir. Los pueblos, incluido los más reprimidos, un día se cansan. Atípicas por todas las jugarretas del gobierno para evitar la oposición, detenciones, desapariciones, imposibilidad de presentar candidatos, acciones directas contra la vida y acción de los candidatos, fraudes, fuerza y una María Corina, sencillamente heroína. Qué clase de mujer para llevar adelante una idea, poniendo en juego y no es oculto, su propia vida. Una María Corina que sufre junto a madres y abuelas, porque ella también tiene a sus dos hijos afuera.

Más atípico porque en una sociedad machista histórica, dirigida por animales brutos, porque hay animales inteligentes, con todo un derroche de fuerza que incluye aparentemente al ejército, al menos al alto mando y es precisamente una mujer la que les ha hecho la contra y ha obtenido la gran victoria, parece que el único que no lo quizo ver fue Nicolás Maduro.

El animal bruto de Maduro tiene una doble derrota que lo debería llevar a darse DOS tiros para asegurarse morir; el pueblo lo sacó, las abuelas, las madres, los jóvenes lo sacaron sin tirar un tiro, a golpe de votos y, además, merito al que lo tiene, una mujer venezolana lo sacó.

En Cuba nuestra historia ha sido diferente y un poco explica lo poco que ha servido, por ejemplo, una constitución y una democracia, para nuestras vidas.

Después de 1959 y el triunfo de la Revolución de Fidel Castro, la primera constitución que se logró fue en 1976, o sea, desde la última constitución pre revolucionaria de 1940, última de la Cuba republicana, pasaron 36 años para que el gobierno socialista dejara redactada una nueva constitución. La Constitución del 40 no fue derogada por la revolución, pero tampoco se ratificó para usarla, entonces quedó en terreno de nadie. Los que la conocieron dejaron de mencionarla, la olvidaron y los que no la conocieron, pues no la conocieron.

Luego el próximo resultado para una nueva constitución fue en 2019, “pocos” 43 años después de la ya ineficiente constitución socialista de 1976. Esta última constitución no engaña, ella en medio de la crisis más grande que un gobierno pueda tener, subraya en blanco y negro el carácter IRREVOCABLE del socialismo en Cuba y establece al Partido Comunista Cubano como PARTIDO UNICO Y FUERZA DIRIGENTE SUPERIOR de la sociedad y el Estado.

Miremos los números emitidos obviamente por el gobierno cubano, a lo cual llamó un gran triunfo y es que, desde el punto de vista formal, por mucho que nos pueda doler, lo fue.

La constitución del 2019 ratificada el 24 de febrero, según fuentes del gobierno, que son las únicas dentro de Cuba, acumuló un 86,8% de votos de una población total de votantes de 7,8 millones. De ese total, el 9% votó en contra, un 2,53% en blanco, y un 1,62% de las papeletas fueron anuladas por diferentes motivos. Según esos datos oficiales 6 816 169 ciudadanos votaron a favor de la nueva constitución, triunfo aplastante para los papeles y noticieros del gobierno.

Según la matemática sólo el 13% estuvo de una forma u otra en contra, ese por ciento es fácil de identificar como gusanos, apátridas, contrarrevolucionarios, mercenarios, etc. Es un por ciento fácil de manejar a conveniencia, por cada voto que no estuvo a favor de la Carta Magna, existieron casi 7 votos, o sea, personas que votaron “convencidos” por ella y “defienden” lo que ella significa.

Paralelamente a esto, Cuba exhibe en la actualidad la mayor muestra de inconformidad y descontento con el gobierno, ya no de forma secretísima, sino cada día más pública y está experimentando la escapada más grande de su historia. Es cierto, después de 1959, el pueblo cubano comenzó una emigración sistemática y mantenida, silenciosa, a veces un poquito ruidosa, pero lo que está pasando ahora no está recogido en ningún momento anterior, se está hablando de una emigración escapada masiva.

Según cifras oficiales, entre el 2022 y el 2023 se han ido de Cuba 1,3 millones de personas, siendo cubano puedo asegurar que la cifra es mayor, por lo que otros cálculos aseguran que estamos pegados a casi 2 millones. Cerca de dos millones, sin contar los primeros seis meses del 2024, cómo puede un gobierno desconociendo esto, declararse legítimo, autorizado y, sobre todo, querido.

Cerca de dos millones, entendiendo además que hay muchas personas por diferentes causas que no lo pueden hacer. No tienen dinero, tienen miedo al viaje que es como para cogerle miedo, están enfermos de forma crónica, se sienten viejos, etc. Si Cuba tuviera un pequeño pasillo que la conectara con tierra firme, hoy sólo quedarían los muertos, el gobierno y sus familiares. Las personas se han ido no sólo con sus santos, sino hasta con sus perros. Se han ido no sólo los tradicionales oponentes y los jóvenes con menos compromisos, sino los que por más de cincuenta años lucharon y trabajaron por defender a esa revolución.

Que contradicción, un pueblo que voto mayoritariamente por la nueva constitución que ratifica y clava a futuro el más que incapaz sistema de gobierno y al único partido que existe, por demás comunista y paralelamente se escapa, para que esa constitución sirva para los que no tienen más remedio que permanecer. La historia cuenta que personas que ya tenían sacado los pasajes para irse al día siguiente, fueron a votar por el socialismo eterno. Que locura o enfermedad.

Que contradicción, un enorme por ciento, que evidentemente tuvo miedo y aunque el voto es secreto, porque no se puede controlar a cada uno de los votantes, no existe ni tan siquiera la tecnología capaz de ver lo que se hace en privado, prefirió una vez más, votar a favor de algo en lo que no cree, de algo que ya más que demostrado no sirve.

¿Existe un gobierno corrupto en Venezuela?, ¿Existe un gobierno represor y asesino?, ¿Existen grupos paramilitares dedicados a asesinar incluso a los que se oponen?, ¿Ha habido muertos en Venezuela?, ¿Las familias venezolanas están pasando hambre y miserias?, ¿Los jóvenes están desilusionados y se largan?

Entonces, ¿Cómo lo lograron?, ¿Cómo un pueblo sin dinero, hambriento, falta de todos los recursos, amenazado y asustado, está en la calle exigiendo sus derechos a permanecer en Venezuela, gritando no queremos irnos del país, que vuelvan nuestros hijos?

Bueno, aprovechando una frase nada más y nada menos que del chino Mao Zedong, María Corina fue “la chispa que incendió la pradera” Esa chispa nos ha faltado a los cubanos, quizás la pudimos haber tenido en la figura de Oswaldo Payá, pero, probado está por investigaciones internacionales, que el gobierno cubano fue el causante de su muerte prematura en 2012 como resultado de un “muy casual” accidente de tránsito.

En Venezuela el pueblo, después de 25 años de comunismo que sólo logró empobrecer a límites inimaginables a un país entero y que se mantuvo por la fuerza, la represión, los fraudes, las familias enteras salieron a votar sin miedo contra Nicolás Maduro, como dicen nunca había pasado en ese país. ¿Qué les hizo perder el miedo? Quizás una chispa. A Maduro no lo sacaron, sino que lo sacaron a patadas como merece.

Nos falta una chispa que prenda la pradera.

Nota: 

Mientras escribía este artículo, me echaba como si fuera venezolano, todos los acontecimientos de las elecciones de Venezuela, paso a paso, transmisión por transmisión, noticia tras noticia y en todos los resultados que anunciaron, el candidato Edmundo González, soportado por María Corina, había arrasado con Maduro, la diferencia en votos era inmensa. Venezuela era feliz y el mundo era feliz, Maduro es un tipo detestable.

Decisión Final del Colegio Electoral de Venezuela, Maduro ganó las elecciones con 51% y se queda como presidente. Tal como decimos los cubanos, casi me caigo de culo. Me pasó lo mismo con Trump, lo dejé ganado a la 1:30 am, me fui a dormir, Trump había ganado por mucho, cuando me levanté a las pocas horas, Biden era el presidente electo para Estados Unidos.

Es sencillamente INEXPLICABLE e INADMISIBLE. Maduro tal como había anunciado se ROBO su espectáculo a la CARA. Ya lo había dejado claro, "vamos a ganar por las buenas o por las malas".

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