Si seguimos atacándonos, si seguimos buscando y buscando hasta el más mínimo detalle incluso en el lejano pasado para denigrarnos, si continuamos apelando a definiciones fatales para cualquier ser humano hoy como la de llamarlo fascista, racista, negro puro o adoptado, blanco de cuello rojo, etc., todos terminaremos enfermos. Las elecciones pasan, el que salga presidente saldrá y los afectados seremos los amigos, los familiares, los compañeros de trabajo, la persona con la que se coincidió en un supermercado o en una gasolinera, que hasta donde conozco nadie se va a ir a vivir a Mongolia.
Si hay algo que me parece absurdo en este país, al que
amo con todas las fuerzas de mi cerebro, que son mas fuertes que la de mi corazón, sobre todo, cada cuatro años, vinculado
a las campañas presidenciales, es la exacerbación de algunas categorías, a tal
punto que llega a ser vomitivo.
Contantemente se habla del voto latino, del voto
afroamericano, ahora más que nunca de los hombres negros y latinos, de las
mujeres negras y latinas, tratando de manejar esto como si fueran categorías de
alimentos, piezas de carros, zapatos, razas de animales, etc. Lo que me parece
extremadamente racista o al menos un serio problema racial, que no por tradicional
e histórico, es bueno.
Es tanta la mención de este tipo de votos, identificando a personas, que da a entender que a nadie le importa nada más, o sea, nadie menciona el voto chino o el vietnamita, el polaco o el voto ruso, orígenes que están bien representados a lo largo de la Unión. El voto negro y el voto latino para conquistar, obviamente por el resultado numérico que representan, pero por nada más. Desde la propia esencia se divide, lo que a mí me da a entender que son los afroamericanos, los latinos u otras denominaciones de origen, categorías diferentes a la hora de diseñar un país. Da la impresión de que habrá precios, impuestos, trabajos y beneficios diferentes a partir del tipo de voto por origen y no del derecho y las capacidades. Los latinos tenemos que hablar inglés y eso nos molesta o limita, pues deberíamos haber escogido España, a algunos llamados afroamericanos les molesta tener que estudiar y trabajar, pues podrían irse a vivir a un quimbo en el "Continente Negro".
También es absurdo que constantemente cuando se llena un documento, por ejemplo, una solicitud de trabajo, haya que llenar la casilla que especifica si uno es blanco, latino, negro americano, descendientes de los nativos o de los búfalos, etc., lo que pudiera parecer, más allá de los intereses estadísticos, que pagan más por una determinada categoría que por otra, o que un color puede tener más importancia que otro sobre todo cuando no se está aspirando a trabajar en una película del lejano Oeste, lo que haría difícil representar un buen papel de jefe de una tribu de nativos siendo rubio de ojos azules o sencillamente negro.
Creo que más que todo es un manejo de la política, de
todos aquellos que muchas veces hipócritamente hablan de igualdades, porque, si
se sabe que Estados Unidos se formó por inmigrantes y se ha desarrollado
gracias a la llegada sistemática de personas de todos los lugares del mundo
hasta hoy, resulta absurdo que sigamos preguntando y utilizando el origen para cualquier
cosa.
Creo que deberían existir cuatro categorías importantes,
ciudadanos, residentes permanentes, residentes temporales, digamos por estudio,
trabajo, enfermedad, quizás algún tipo de asilo transitorio y los ilegales.
Si usted es ciudadano norteamericano, que es una de
las cosas imprescindibles para votar, qué tiene que ver si usted nació en Bulgaria
o en Japón. Usted es ciudadano norteamericano, vive aquí legalmente todos los días,
tiene derechos y sobre todo muchos deberes, colabora y trabaja para que este
país sea grande.
Si usted es ciudadano norteamericano, ya sea por
nacimiento o por naturalización, resulta difícil entender o absurdo meterlo o
mantenerlo en otra categoría. Digamos, por ejemplo, nada personal, es sólo un buen ejemplo, Kamala Harris es hija de la mezcla de una mujer india y un hombre
jamaiquino o jamaicano. ¿Quién es ella?, ¿Cómo saberlo y meterla en una fría
categoría? Es probable que por el color de su piel se parezca más al padre,
pero puede haber crecido bajo una gran influencia de su madre, por lo que a la
hora cero, tira más al curry y al yogourt, pero podría ser que, viviendo con su
mamá como líder, se apegara más al modo de vida de la isla caribeña paterna, reggae
y mariguana incluidas. Entonces, ¿Por qué ahora lo de afroamericana?, ¿Sólo por
el color de la piel?, ¿Vive Kamala en un apartamento de bajo costo, rodeada de
primos, sobrinos, hermanos negros que comen todo el día muslos de pollo frito
al estilo de New Orleans?
Es absurdo, tengo dos amigos de toda la vida, Ruso y
María Pérez, siempre fueron blancos, rubios y de inconfundibles ojos azules. Ambos
ciudadanos norteamericanos convencidísimos. De verlos, son más blancos que
muchos de los que nacieron aquí y, sin embargo, clasifican como latinos por su
lugar de nacimiento. A la hora del voto, cada uno de ellos ejerce un voto
latino y van a parar de esa forma a las estadísticas. Mi nieta Mia, ya he escrito,
rubia de ojos azules, primero texana, categoría importante y luego norteamericana,
no se parece 100% a sus amiguitas, porque ella tiene nada más y nada menos que
una gran influencia cubana en su forma de vida, que conforma una forma
diferente de pensar. Mia clasificaría como cubanísima, sin embargo, su voto será
del blanco norteamericano porque su mamá la parió aquí y escogió un papá con ojos verdes.
La idea no deja de ser jodida, porque entonces cada ciudadano
debería tener una categoría diferente; blancos de Michigan, blancos de
Colorado, afroamericanos de Texas, afroamericanos de Oklahoma, nativos
americanos de Utah o de Montana, los que comían carne, los que eran vegetariano, etc., lo que sería a largo plazo todo un infierno.
Y es muy intencional y manejado. Para dirigirse a los
negros norteamericanos, se pone a un negro, millonario pero negro, para tratar de convencer a los
latinos, se pone a alguien de apellido García con cara de mexicano. Obama
multimillonario la habla a los hombres negros pobres, no les habla a los pobres por un lado, ni a los negros por otro. Trump a veces habla de deportar a los
inmigrantes, lo que crea terror, porque mete en un mismo saco, en medio de un incendiario
discurso necesario de candidatura, a todos los que llegan y no es lo mismo,
obviamente, llegar con permiso y VISA, digamos por reclamación familiar, que
cruzar el muro abriendo una brecha e incluso no es lo mismo llegar a través del
muro y ser una buena persona interesada en echar para adelante y cumplir con todo
lo establecido, que entrar por el muro habiendo sido un asesino en un determinado
país y llegar aquí y seguir siendo asesino, pretendiendo vivir de vender drogas y traficar con niños.
Es injusto decir que todos los haitianos se estaban comiendo los gatos y desde la crítica, repetir y repetir por no tener más que criticar. No sé lo de los haitianos, yo y muchísimos cubanos comimos gatos, cuando no estaban en la tradición de nuestra cultura alimenticia.
Si usted es inmigrante y lo dejaron entrar después de verificarlo muy bien, usted está obligado, no es opcional, a coger el único camino, el camino del bien y con eso hay que colaborar. No es discutible, es una obligación. Si usted logró entrar y comete delitos, usted tiene que estar preso o ser deportado a su país de origen, sea de Venezuela, Cuba, Congo, Australia, etc. Da igual el país. Estados Unidos, demócrata o republicano, con tal de quedar bien, no puede y no tiene que asumir a los delincuentes del mundo, bastante tiene con los que nacen aquí, que no son pocos, ni siempre son los pobres, revicemos los casos de P. Diddy o del hoy ya fallecido Jeffrey Epstein.
Aquí tiene que haber una sola política, estén los demócratas o los republicanos, los verdes o los azules, el que venga a este país a joder, no puede estar aquí. ¿Alguien duda que Maduro abrió sus cárceles y dejó escapar a delincuentes? No sé, no vivo en Venezuela, lo que si puedo asegurar es que, en Cuba, el gobierno, que ya no vale la pena ni mencionar el nombre, lo hizo y envió a Estados Unidos a miles de delincuentes, con el objetivo expreso de dañar a la Unión. Pablo Escobar se propuso lo mismo pero con la cocaina.
Ahora la pregunta inteligente en esto de los orígenes
y los colores. ¿Elon Mosk, el flamante empresario, uno de los hombres más ricos
del mundo aparentemente por su buen trabajo, clasifica como afroamericano? A
todas luces no. ¿Cómo va a ser afronorteamericano si es blanco? Dirían muchos,
embutidos en que sólo los negros de piel pueden tener esa categoría. Y es que
sólo se explica esa categoría para señalar cierto sufrimiento en el ya pasado
lejano, sin embargo, África tiene negros, pero también tiene árabes, blancos y
muy blancos y por supuesto negros diferentes; no son iguales los del Congo a
los de Sudan, no se parecen los egipcios a los angolanos.
Pues se equivocan los que así piensan. Si existe
alguien que puede ser considerado afronorteamericano es precisamente el amigo
Elon.
Elon nació en Pretoria en 1971, Sudáfrica, que, si no
estoy mal, sigue estando en el continente africano y vivió allí hasta los 18 años, edad
suficiente como para saber quién se es y obtener determinadas características y
hábitos de vida. Luego en 1989 se mudó a Canadá donde obtuvo la ciudadanía de ese
país gracias a su madre canadiense, dos años después se mudó a Estados Unidos
para estudiar en la Universidad de Pennsylvania y una década después, ya grande,
obtuvo la ciudadanía norteamericana.
Elon, si alguien se arriesga a preguntarle por su origen,
a pesar de su blancura llamativa e impresionante, tiene que responder que es
africano, de Sudáfrica, pero africano, mucho más africano que los que aquí
tienen clavada la categoría hipócrita de afroamericanos, para no decirles
negros, sin conocer dónde queda África y cómo es aquel lugar por dentro.
A la hora del voto, Elon debería ser considerado dentro
de ese grupo de hombres africanos y merecería que Obama fuera a meterle una
muela para convencerlo de que vote por la candidata que lo va a representar y
le va a resolver sus problemas.
Podría parecer que cuando se habla de afroamericanos
siempre se está hablando de gente pobre, que nada más comen frijoles colorados,
fuma mariguana todo el tiempo y se dedica a estar sentado en las esquinas. De
mujeres que tienen siempre 8 hijos y viven del dinero del gobierno. Hasta ahí,
con esa imagen, explotada hasta la saciedad, hemos llegado. No es incierta, pero no es absoluta para clasificar a personas. ¿Es Michael Jordan
ese afroamericano?, ¿De verdad?, ¿Es Oprah Winfrey esa afroamericana?, ¿De
verdad?
Yo soy cubano porque mi madre allí me parió, pero si
vamos a Cuba nos complicamos porque nací en Santiago de Cuba, pero al año y
medio me llevaron para La Habana, entonces soy mitad medio “palestino”, mitad
habanero de raza pura, eso me diferencia del que nació en un pueblecito o batey
de Camagüey. Pero si seguimos dentro de Cuba, crecí y viví toda mi vida en un
reparto que se llamó Apolo y luego se identifica como Víbora Park, que nada
tiene que ver con el que se desarrolló debajo del Puente de La Lisa, no es
mejor, ni peor, sólo es diferente. Luego viví cinco años en República
Dominicana, vivencia que puede haber dejado huellas en mí, pues luego de salir
de Cuba como blanco que pensé que era, allí me clasificaron oficialmente como ”indio”
y ahora soy ciudadano norteamericano por Naturalización que ha vivido en
Nebraska como nebraskiano y en Texas, como texano, territorios muy diferentes en todo.
¿Cómo clasificar mi voto?, ¿Blanco como pienso que
soy, latino cubano que es diferente a ser latino de Ecuador o incluso “indio” como
lo era en República Dominicana, nebraskiano o texano?
Llegaremos a volvernos locos. ¿No sería mejor votar siendo únicamente ciudadanos norteamericanos?